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Bondoni parpadeó, abriendo su boca y cerrandola para luego ladear la cabeza.

— ¿Me amas? — su pregunta salió temblorosa.

Asintió mientras sorbía la nariz. — Te amo, Joaquín. Nunca dejé de amarte. — respondió.

Restregó sus ojitos con sus manos y luego volvió a mirarlo.

— Pero ya no usas el brazalete que te dí, ni nuestro anillo. — dijo con una mueca de dolor. — eso significa que no quieres mí amor.

— Yo nunca dije que no lo quería, pero necesitas entender que no fué un buen momento por el que pasé después de nuestra ruptura, hice muchas cosas que no debí hacer. — prosiguió. — por eso sugerí que empecemos de nuevo. Cómo al principio, ¿Recuerdas? Esa vez que nos separaron y luego te dije que debíamos ser amigos para crear una confianza y conocernos más.

Frunció el ceño. — ¿Hablas de ser amigos por un corto lapso de tiempo? Pero nosotros ya nos conocemos, Emilio.

— Sí, pero conocemos lo que éramos antes. Han pasado más de 7 años, Joaquín. Hemos cambiado los dos. Por ello debemos ser amigos, por ahora.

— Pero nos amamos.

Asintió. — También nos amábamos antes de ser novios, ¿Recuerdas?

Bondoni tardó unos minutos en contestar, se movió hacía su vestidor y del mueble más grande sacó el cofre que tenía guardado.

Lo dejó en la cama y se sentó, abriéndolo luego con una llave que llevaba en un collar. Lo abrió, sacando algunas cosas, hasta que encontró lo más importante, el brazalete.

Osorio se acercó, sentándose frente a él y tomando una foto de tantas que allí habían, sorprendiéndose aún más y es que él creyó que todo eso había sido quemado.

— ¿De dónde sacaste ésto, Quín? — preguntó en un murmullo.

— Elyzabeth me lo dió la noche de la cena de bienvenida. Ella dijo que Leidy guardó todo cuándo quisiste deshacerte de nuestros recuerdos. — contó, tomando finalmente el brazalete, el rubio levantó la vista hacía sus manos, dónde el objeto se encontraba. — Si quieres que seamos amigos otra vez, entonces acepto serlo. Sólo quiero pedirte que lo conserves. — dijo extendiendo su mano hacía el oji-café. — cuándo te lo dí, te dije que ésto representaba mí amor eterno, porque ésto sólo le das a la persona que sientes que es el amor de tu vida y yo sé que tú eres el mío. No importa lo que pase después, quiero que lo tengas porque te pertenece, mí amor siempre vá a ser tuyo, Emilio.

Ahogó el llanto, aunque era terriblemente doloroso el nudo en su garganta, pero sin más tomó el brazalete.

— ¿Tienes el destornillador aún? — preguntó mordiendo su labio.

Bondoni asintió, metiendo su mano dentro del cuello de su sudadera, sacando el mismo, el cuál colgaba de otro collar y se lo quitó.

— Aquí está. — dijo mostrándolo. — aunque creo que ya no sirve, está roto.

— Tuvieron que romperlo, lo siento. — dijo totalmente avergonzado.

— ¿Quién lo rompió? — cuestionó el menor ladeando la cabeza.

— Eso no importa. — hizo un gesto con su mano. — lo tendré siempre conmigo, Joaquín. — prometió guardándolo en su bolsillo. — ¿Entonces estás de acuerdo conmigo en comenzar otra vez?

Fijó su vista en sus deditos, para después volver a levantarla y asentir.

— Está bien.

Sonrió de lado, pero luego se puso serio al recordar lo que el castaño había dicho antes de irse de su casa.

¿Can I Hold You Again? // Adaptación Emiliaco - 2° Temp. de ¿Puedo Abrazarte?  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora