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En cuánto estacionó, se encontró con la pelinegra aparcando a su lado, pues eran los 2 espacios de la Jefa y Subjefe sólo para ellos. La esperó a un lado de su auto hasta que la pelinegra bajó y se acercó con una sonrisa, no tardó nada en abrazarlo por unos momentos hasta que se separaron.

- Deberías haberte quedado a descansar, terco. - dijo aún rodeándolo con un brazo.

Encogió sus hombros.

- No me siento mal, además no puedo darme el lujo de faltar cuándo se me dé la gana, Leima. - respondió mientras caminaban hasta la entrada. - Tengo muchísimas cosas que contarte hoy.

Asintió mientras daba breves saludos a las secretarias, quiénes siempre le daban la bienvenida en coro y demostrando genuina alegría al ver a Sánchez, también lo saludaron a él, ésta vez más sonrientes y no dudó en devolverles el saludo educadamente.

En cuánto estuvieron en sus oficinas y las secretarias les informaron todas las reuniones que tendrían durante el día y los horarios, fué Leidy quién no pudo esperar hasta otro momento por lo que fué directamente al despacho del rubio.

Entró y sin esperar más se sentó frente a él descansando su espalda en el respaldo.

- Soy todo oídos. - dijo poniendo sus manos en su regazo.

Emilio se quitó las gafas y dejó la laptop a un lado.

- Ayer pasé todo el día con Joaquín. - soltó esperando alguna reacción de la pelinegra, quién sólo asintió y siguió en silencio, dejando que siga relatando. - Cuándo volví del hospital, él estaba esperándome fuera de casa. Se sintió cómo antes, Leidy. - dejó escapar un suspiro mientras repiqueteaba la mesa de madera. - hicimos panqueques y vimos películas, por un momento, sentí cómo si el tiempo no hubiese pasado; él estaba ahí conmigo y... Lo olvidé todo.

Sánchez elevó un poco sus comisuras.

- Eso es algo muy bueno, Mailo. Pero sabes que ambos deben tomarse su tiempo para retomar lo perdido. No es algo que se tome a la ligera, tú debes sanar.

Asintió en acuerdo con sus palabras.

- Eso fué lo que le he dicho y él aceptó sin problemas. Joaquín también debe hacerlo, porque se sigue culpando por todo lo que pasó y aunque le dije que ya no lo hiciera, es algo que sólo podrá hacerlo con el tiempo.

- Exactamente. Lo bueno es que saben que se siguen amando, ustedes no rompieron porque el amor se haya acabado, todo lo contrario.

- Lo sé, yo dejé cegarme por el dolor y fué muy estúpido de mí parte tratar de odiarlo.

- Es entendible, Mailo. Pero ahora las cosas se están aclarando y arreglando poco a poco. No se borraran los casi 8 años separados, pero para que no hayan rencores deben superar todo.

Volvió a asentir antes de tomar el dije entre sus dedos nuevamente y levantarlo un poco para verlo.

- Esto me lo obsequió ayer. - contó con una sonrisa. - Tiene un significado demasiado importante para él y me lo dió a mí.

Ésta vez la pelinegra sonrió ampliamente.

- Lo noté, pero quise esperar a que tú me lo dijeras. ¿Qué dice?

- Jaan.

- ¿Y eso qué significa?

- Vida. Dijo que éste collar se lo dió su abuelo, que los Bondoni apesar de no ser de esa religión tenían a su Jaan en el mundo y cuándo lo encontrasen era el momento de regalarle ésto; me hizo sentir muy feliz cuándo me contó lo que significaba, porque dice que su Jaan es su persona única. Su abuelo le regaló uno igual a su abuela y su padre a su madre.

¿Can I Hold You Again? // Adaptación Emiliaco - 2° Temp. de ¿Puedo Abrazarte?  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora