Capítulo 11

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MARK:

Debo admitir que la confesión de Barbara y Marisela me dejó sorprendido, más sin embargo soy consciente de que la misma Barbara las veces que me ha hablado de su pasado me ha dicho que ha hecho cosas terribles. Lo que pasó esa noche entre ellas y ese hombre no está alejado de la realidad, es el día a día del mundo, siendo el dueño de un imperio mediático conozco a la perfección las noticias que acontecen en el mundo y los casos de secuestros, violaciones y abusos hacia las mujeres, las cifras son impresionantes. No puedo juzgarla por lo que hizo, creo que cualquiera en su lugar hubiera hecho lo mismo, si mis hijos estuvieran en peligro yo seria capaz de todo, al fin y al cabo esa es la naturaleza del hombre, aunque hayan leyes, contratos sociales nuestra naturaleza es la de sobrevivir.  Yo nací en la tierra de la libertad y las oportunidades, donde existe la ley y el orden pero aún así los casos atroces llenan las pantallas de las noticias, los expedientes policiales son impresionantes, los humanos somos animales racionales pero también pasionales, llenos de instintos y deseos.
Barbara es como yo, hace lo que sea necesario para obtener lo que quiere, es una mujer apasionada, de emociones fuertes e intensas. A lo largo de mi vida me he codeado con muchas mujeres; actrices, empresarias, artistas, reinas, primeras damas, mujeres hermosas y exitosas pero ninguna me había cautivado tanto de la forma  que Barbara lo hizo, desde la primera vez que la vi me sentí atraído por ella, su energía y su presencia fuerte y dominante llamó aun mas mi atención. Durante nuestro matrimonio he conocido una parte de esa fiera que hay en ella, de esa fuerza de espíritu y carácter que tiene y ahora estoy conociendo esa otra fiera que por años no pude ver pero a ser honesto me seduce y me atrae aun más. Todavía tengo mucho que conocer sobre Doña Barbara y sobre estas tierras, aquí todo es muy distinto y por lo que veo más excitante.

-¿Entonces que dicen?.-pregunta Gonzalo bajandome de mis pensamientos.

-Por nosotros no hay ningún problema.-responde John, francamente no se de que están hablando.-Hablo por mi hermano y por mi, no se si mi papá y Barbara estén de acuerdo.

Observo a Barbara para tratar de entender la conversación.

-Nos permiten un momento.-dice ella, caminamos unos metros alejándonos del grupo, una vez con la distancia suficiente para hablar sin ser escuchados ella prosigue.-No se si te sentirás cómodo con la propuesta de Gonzalo.

-Si te soy honesto no estaba prestando atención a la conversación.-ella sonríe.

-El quiere que vengamos todos a cenar al gran hotel está noche. Si soy sincera a mi la idea no me agrada mucho.

-¿Que te parece si mejor tu y yo cenamos en el restaurante pero solos?.-le guiño un ojo.

-Es una propuesta muy tentadora señor Kennedy. -se acerca hasta mi y rodea mi cuello con sus brazos.-¿Algo en especial que celebrar?.

-Si, que tengo la fortuna de ser el esposo de Doña Barbara.-ella sonríe, aprovecho la cercanía y rodeo su cintura con mis brazos. Se que todos nos están observando, sobretodo Santos Luzardo, durante todo el día no ha hecho más que verla, sus ojos siempre estaban sobre ella, las pocas veces que nuestras miradas se cruzaban podía ver un atisbo de desafío era como si sus ojos hablaran por su boca, como si estuviera retandome. Esta muy equivocado si piensa que voy a dejar que me quite lo que es mio.
Acerco mis labios hasta los de mi esposa, ella me da acceso a su boca, esto es la gloria. Nos separamos y la veo a los ojos.-¿Puedo tomar eso como un si?.-ella asiente con la cabeza. Nos separamos un instante, con su pulgar limpia mi rostro los rastros de labial que quedaron, caminamos de gancho de vuelta al grupo.

-¿Y bien?.-pregunta Gonzalo queriendo saber nuestra desicion.

-Lamentamos no poder acompañarlos pero ya teníamos planeada una cena juntos en el gran hotel.-digo.-De hecho mi asistente reservo una mesa para nosotros 2.-miento.

Doña Barbara: 2 Fieras Una Misma MujerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora