La magia de lo imprevisto: El destino en acción

40 7 6
                                    

Estaba caminando por aquellas iluminadas y frias calles de la ciudad, podia observar a los transeuntos andar de un lado a otro, todos abrigados y dejando escapar vapor de sus bocas por las bajas temperaturas que provocaba el peso de la noche. Llevaba caminando un largo rato por las ajetreadas calles de New York, sin rumbo alguno, solo llendo hacia donde mi cuerpo me indicaba. Cuando estaba a punto de cruzar de acera logré ver a lo lejos la silueta de alguien, parecía ser la de un hombre alto con un abrigo de color café, sin embargo no podia ver claramente su rostro, decidí acercarme para tratar de verle mejor pero cada que avanzaba él se alejaba más, camine una y otra vez pero era inutil. Estaba confundido, no comprendía que sucedia, pensé ¿Porqué diablos se aleja? ¿Sabe que estoy tratando de acercarme? ¿Piensa qué le haré algo? Me decidí y empecé a correr tras él, sin embargo esta vez no hizo nada, se quedó quieto y se volteó hacia mi dirección; aproveche la oportunidad y corrí más rápido pero al estar a unos metros de distancia alguien gritó mi nombre a lo lejos, voltee a todos lados pero no veia a nadie, y al fijar mi vista nuevamente en esa misteriosa persona, para mi sorpresa él ya habia desaparecido. Busqué por toda la calle pero no encontré rastro de él, era como si se lo hubiera tragado la tierra; sin embargo cuando estaba dispuesto a continuar con mi caminata anterior escuche mi nombre y cuando me giré para observar quien me llamaba, me desperté...

-Hwanwoong ¡Despierta!- gritaba mi madre desde la puerta de mi habitación-Es tarde, deberías de ya estar despierto, se supone que hoy saldremos de compras-se acercó a mí-te veo en 20 minutos en la sala, más te vale que no bajes tarde-se alejó y cerró la puerta.

Estaba somnoliento, pero aún asi me levante y me fui directo al baño para ducharme rápidamente, el agua estaba fria asi que me hizo despertar totalmente. Finalmente salí de la ducha y me acerqué al armario para encontrar algo cómodo para salir, tomé unos jeans negros y una playera blanca, también unos zapatos Jordan blanco con negro que me encantaban; terminé de vestirme pero sentía que algo faltaba asi que tomé una sudadera azúl y me la puse, ahora mi look se veia mucho mejor. Seque mi cabello y lo peine rapidamente, me ubique un poco de perfume y salí de mi habitación para bajar a la sala. Mi madre ya estaba allí, me vio un tanto molesta pero luego me dedicó una sonrisa y me dijo-perfecto, ¿nos vamos?- mostrandome las llaves de la casa que llevaba en sus manos
-Claro, entre más pronto vayamos pronto regresaremos-me acerqué a la puerta y sali hacia la calle.
Mi madre cerró la puerta y aseguró la casa, me tomó de un brazo y ambos comenzamos a caminar hacia nuestro destino.

Las calles de la ciudad eran muy diferentes a las de New York, el diseño de las casas y los edificios eran increibles no cabia duda de que eran muy bonitos; habian muchas personas y autos transitando, después de todo eran las 10 de la mañana y el movimiento en las calles era bastante. Pasó un buen rato y finalmente logramos llegar a la tienda de uniformes, entramos y era muy elegante, habia aire acondicionado y la ropa estaba muy organizada, los empleados estaban trás las vitrinas esperando a atender a los clientes que llegaran.

Mi madre y yo comenzamos a analizar el local indagando un poco, en eso se nos acerca una señorita.
-Buenos dias, sean bienvenidos ¿en qué puedo ayudarles?-
-Buenos dias, buscaba uniforme para mí hijo-
-puedo preguntar a que centro de estudio asiste o asistirá-tomando una pequeña libreta que tenia de su bolsillo con una pluma
-mi hijo entrará a la Secundaria Yonsei, ¿tienen disponibles para él?-
-Vaya, por supuesto que tenemos, vengan por acá-se dirigió a donde se encontraban los uniformes masculinos y nos mostró un maniquí-Como pueden observar, éste es el uniforme completo, consiste en un pantalón de vestir azúl oscuro con un saco y corbata de la misma tonalidad, acompañado de una camiseta manga larga blanca y un chaleco gris, sin olvidar un par de zapatos negros con calcetas blancas-
Nos acercamos para ver detenidamente el maniqui y debo decir que estaba impresionado, el uniforme era muy elegante y bonito, se notaba lo prestigiosa que era esa secundaria.
-Bien, ¿podrias buscar lo necesario para mi hijo?-dijo mi madre mientras seguia observando al maniquí.
-Por supuesto, venga por acá joven para tomarle las medidas-me llevó con ella a un lado de la tienda y comenzó a tomar mis medidas, era un poco vergonzoso ya que para tener 15 años era muy bajo, no era tan alto como los chicos de mi edad pero ya me habia acostumbrado.
La señorita terminó y se alejó buscando entre los uniformes mis tallas, mientras yo esperaba sentado en un pequeño mueble que tenian cerca de los vestidores, en eso mi mamá llegó a sentarse a mi lado después de haber estado dando vueltas por la tienda.

𝘾𝙖𝙩 𝙡𝙤𝙫𝙚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora