Cuándo, Dónde y Cómo el Amor Quiera (Freenbecky Versión)

87. La burbuja de amor

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El siguiente capítulo es el final... espero estén preparados...

Familia Armstrong Chankimha

Becky y Freen: 45 años

Mon y Bella: 30

Emma y Apple: 20

Lexi: 18

Jules: 14

Jane: 4 años y 9 meses

Familia Jensen Wina

Heidi y Tina: 45

Caroline: 21

Andrea: 18

Tomas: 12

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Cuatro años después - Casa Armstrong Chankimha

- ¿No crees que compraste demasiado alcohol Heidi? – Freen bajaba del auto una de las seis cajas llenas de bebidas varias, Tequila, vodka, Ron, etc. Heidi no había escatimado en variedad.

- Freen tiene razón Heidi– Tina bajaba otra de las cajas – Se te fue la mano – agregó la cantante mirando a su esposa que tenía consigo varias bolsas de comestibles.

- Primero – Heidi miró a Tina- que tú nunca te has quejado de que se me fuera la mano – le guiño un ojo al mismo tiempo que Freen giraba los dos suyos – Y segundo... ¿Ustedes han visto como beben esos buitres que llamamos hijas? – les preguntó - ¡POR DIOS! Las vacaciones pasada no alcanzaba a llenarme un vaso que las condenadas me lo absorbían solo con la mirada... Y No me hagan empezar a hablar de las parejas de los buitres. Este año no me va a pasar lo mismo, les voy a dejar una caja para que se entretengan y las otras la voy a guardar bajo llave en la bodega de la casa de campo de los padres del bomboncito – explicó.

- En serio – Seguía la pelinegra sentada en el umbral de la casa mientras las otras dos mujeres seguían descargando – Una piensa que cuando los hijos crecen, se van a estudiar por algún lado, consiguen pareja y chau, no los ves nunca más... ¿pues déjenme decirles algo? Estas vuelven siempre... SIEMPRE... y no vuelven solas... traen más y más gente que se toma mi alcohol. ¿Cuándo va a ser el día que nosotras cuatro podamos irnos al campo solas y disfrutar del sexo salvaje sin tener que andar escondiéndonos? – hablaba más para sí misma que para las otras dos.

- No es que Freen y Becky se escondan mucho que digamos tampoco – acotó la bailarina

Lejos de ofenderse Freen sonrió pícaramente.

- Oye sonrisita... - la llamó Heidi- ¿Dónde está el bomboncito? Pensé que había dicho que quería ir con nosotras a las compras para las vacaciones - estaba en lo cierto porque eso era lo que la morena había dicho exactamente.

- Jane y Anya llevan cuatro noches durmiendo con nosotras – Anya era la segunda hija de dos años de Mon y su esposo Lucas – Con la ovejita es fácil, porque duerme como una piedra – como si las piedras pudieran dormir – y si nos escabullimos de la cama para irnos a otro lugar no se da cuenta, pero Anya – Freen agitó la cabeza – Duerme agazapada a Becky o a mi... Se agarra a nosotras como si su vida dependiera de ello – ahora la sonrisa aparecía en la cara de la morena – A veces por las noches siento como Becky se queja cuando la garrapatita le clava las uñas... ¿ustedes se creen que la mueve? – Ambas amigas negaron – Por supuesto que no... la muy masoquista lo disfruta...

- Déjame adivinar – la interrumpió Heidi – Gracias a esta abstinencia, Lleva horas en el gimnasio – dijo

Freen asintió – Y cada vez que me, ve se tira al piso a hacer abdominales – las tres se rieron mientras la fotógrafa abría la puerta de su casa.