Capítulo 30: Juntos✔

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Dos días, dos días han pasado en los que no se nada de Gian y tampoco tengo noticias

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Dos días, dos días han pasado en los que no se nada de Gian y tampoco tengo noticias. No fue al trabajo tampoco hoy, al parecer sus padres no saben nada y mucho menos mis novios. Después de esa platica con Nate, me quedé muy preocupada por él. Le mande varios mensajes ese mismo día, pero nunca contestó. Es ahora cuando me pongo a pensar en lo peor. Estoy en mi habitación releyendo los mensajes que le mandé. Como si leyera mis pensamientos, mi móvil comenzó a sonar con una llamada entrante de Gian. No lo pensé ni dos segundos cuando ya había contestado.

*Llamada Entrante*

- Gian, por dios, me has tenido muy preocupada, ¿En dónde estás? ¿Estás bien?

- Alessia...todo es-ta salien-do mal.

- No puede ser, Gian...¿Estás ebrio?

- Sí, y mucho - su pequeña risa se escuchó por el altavoz - ¿Pued-es ven-ir por mí? Estoy muy...mal.

- Claro que sí, ¿Dónde estás?

- En el Natalie's, el bar que-esta a tres cu-adras de-la ofic-ina.

- Voy para allá de inmediato, no me vayas a colgar la llamada hasta que llegue por ti, ¿De acuerdo? Quiero escucharte y saber que aún estas consiente.

- Esta bien, mi corderito...

El simple hecho de escuchar ese apodo hace que se me derrita el corazón, me cambié rápidamente con lo primero que encontré y salí en busca de un taxi. Tardaría un poco en llegar, porque de mi apartamento a Entreprise Lennox's, me queda algo retirado. Por suerte para mí, pude encontrar un taxi, y ofreciéndole un poco de dinero extra comenzó a conducir a toda velocidad. Mientras llegábamos, comencé a hacer un poco de platica con Gian, cuando escuché como entre susurros le pedía otra bebida al barman. Ha pesar de la música que había de fondo, podía escuchar su voz con claridad.

- ¡¡GianLuca Bonaccorsi!! - mi rostro se golpeó con el asiento delantero cuando el conductor freno de golpe - ¡Auch! discúlpeme, es que estoy regañando a mi novio.

Me tapé la boca al decir eso último, espero que Gian no lo haya escuchado. Recogí mi móvil del suelo y al ver la pantalla, noté que la llamada aún seguía. El conductor me miró por el retrovisor, y negó lentamente para continuar su rumbo. Pasaron un par de minutos más, cuando por fin llegamos. Le pagué al conductor y salí a toda prisa del taxi, me dirigí corriendo al lugar y al entrar estaba lleno de personas bailando por todos lados.

- Me va a costar mucho encontrarlo - suspiré, revisé el móvil y vi que Gian había colgado - Genial.

Aunque ahora que recuerdo estaba pidiendo de beber, así que lo más probable es que aún se encuentre en la barra. Comencé a empujar a chicos y chicas que no me dejaban pasar, a pesar de que le pedía de favor que lo hicieran. Cuando estuve frente a la barra, levanté la mano para que el barman me viera.

- Hola, linda, ¿Qué te pongo? - la sonrisa coqueta que traía en la cara, me hizo reír un poco - ¿De qué te ríes?

Se iba a acercar más a mí, cuando su vista se fue detrás de mí y su semblante cambió por completo. Él comenzó a retroceder, hasta que desapareció de mi vista.

- Vaya, creí que tardarías más. Si que estabas muy preocupada por mí, corderito - pegué un brincó al escuchar su voz tan cerca de mi oído.

Un momento, ¿Habló fluido? Me giré para verlo, y se veía mejor de lo que esperaba. Yo me imaginaba a un Gian en completo desastre y ebrio.

- No estas ebrio, ¿Porqué me mentiste? - apenas pude pronunciar esas pocas palabras, cuando Gian me tomó del cuello y me atrajo hacia sus labios para estamparlos con brusquedad - Gian...

Cuando su lengua entró en mi cavidad bucal, me llegó un sabor intenso a alcohol. Definitivamente había bebido, pero no al punto de quedar ebrio. Me tomó de la cintura y me presionó hacia él. Coloqué mis manos en su pecho para alejarlo de mí, pero me fue imposible. Su agarre se hizo más fuerte conforme yo trataba de alejarme. Sin embargo mis labios se embelesaron con los de él que al final no me resistí más y le seguí el beso.

Pasé mis manos por su cuello, acaricié su nuca suavemente y él emitió un sonido desde su garganta que hizo que mi entrepierna se mojara un poco. Tomando más conciencia de mí, comencé a escuchar el bullicio de la gente a nuestro alrededor. Aproveché que Gian había debilitado un poco su agarre y me separé de él.

Mi acto siguiente fue inconsciente, mi mano fue directamente a su mejilla. Gian me miró atónito por lo que había hecho, miré a nuestro alrededor y noté a toda esa gente que nos miraba. Yo muerta de la vergüenza, pero con un poco de molestia salí del lugar sin dirigirle la palabra a Gian. Definitivamente no estaba ebrio, es un mentiroso, ¿Me hizo venir solo para esto? ¿Quién se cree que es para hacerlo? El tiene prometida, es un sinvergüenza. A pesar de lo que me habló Nate, eso no quita el hecho de que aún están comprometidos frente a la sociedad que los rodea.

- ¡Alessia! ¡Espera, por favor! - seguí mi camino a paso rápido, sin hacer caso a sus gritos - ¡Bonita, no te vayas así! ¡Déjame explicarte!

Detuve mi andar, pasaron pocos segundos cuando sus pasos se detuvieron y él ya se encontraba a mis espaldas. Duramos en esa posición un momento y yo aún no me giraba para mirarlo a la cara.

- ¿Porqué lo hiciste? - pregunté, aún estando de espaldas, a lo que él no respondió - ¿Qué ganas jugando conmigo de esta manera? Me besas sabiendo que estás comprometido, yo no pienso ser la amante, Gian.

- De ninguna manera serás la amante...

Mis ojos se comenzaban a inundar de lagrimas, lagrimas que fueron cayendo por mis mejillas sin permiso alguno. Gian se colocó frente a mí, y yo agaché la mirada, poco me duró el gusto ya que él me tomó del mentón y levantó mi rostro para mirarnos directo a los ojos.

- No, pequeña, no llores, y mucho menos por mi culpa - ambas manos acunaron mi rostro, y quitaron los residuos de mis lágrimas - Si te besé fue porque ya puedo hacerlo sin ninguna atadura, y porque me moría por hacerlo - yo lo miré con el ceño fruncido, no estoy entendiendo a donde va con todo esto - Bonita, soy un hombre libre, rompí mi compromiso con Julia. Ahora si podemos estar juntos los cuatro y disfrutar de esta descendencia que nos dieron nuestros padres.

Su mirada pícara me sonrojó por completo, al escuchar sus palabras en doble sentido. Pero de ninguna manera dejaré que intente algo más, hasta que me expliqué todo lo que esta sucediendo.

- Ahora sí, vas a ser mía - yo lo miré con cara de ¿Enserio? Él se rasco la nuca nervioso - Perdón, quise decir nuestra, por fin serás...nuestra mujer.

Yo reí un poco por lograr ponerlo nervioso.

- No cantes victoria, hasta que no me expliques todo no me volverás a besar - él me miró con la boca abierta - Y a todo esto, ¿Qué pasará con Nate?

Ante la presencia de mi pregunta, el lugar se quedó en un abundante silencio.

- Mira, vamos a mi casa, ¿sí? Te prometo que allá te explicaré todo y resolveré todas tus dudas - me qué un poco pensativa, pero al final opté por ir con él.

NUESTRA MUJER © (Nosotros #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora