E P Í L O G O✔

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Al terminar la reunión, salí de la sala completamente molesta y con unos  celos que no me cabían en mi interior, sin decir una palabra a ellos me dirigí directamente a la oficina

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Al terminar la reunión, salí de la sala completamente molesta y con unos celos que no me cabían en mi interior, sin decir una palabra a ellos me dirigí directamente a la oficina. Dedrick es un sínico, como puede dejar que esa mujer le coqueteé descaradamente y que lo toqueteé durante toda la reunión como si nada. Que sea la hija de uno de sus socios mayoritarios de aquí no le da ese derecho a esa mujer de tomarse atrevimientos que no le corresponden y aún más cuando ella sabe perfectamente que yo soy la prometida de ellos.

Así es, hace aproximadamente un mes los tres realizaron un fin de semana en una cabaña dejando a Nate con sus abuelos paternos. Hubo mucho romanticismo en ese viaje que jamás olvidaré, y lo fue aún más cuando me regalaron un libro, y que al abrirlo en la primera página dónde estaba la dedicatoria decía lo siguiente:

~ Si quieres casarte con nosotros da vuelta a la siguiente página y di, "Sí quiero ". ~

Y tal como decía, al darle vuelta a la página se encontraba un hermoso anillo escondido en el centro del libro el cual estaba cortado en forma de corazón. La piedrecilla de ese anillo era en forma de flor y a su alrededor tenía pequeños cristales transparentes, pero que brillaban con la luz de la luna que entraba por una de las ventanas.

Pero bueno, nos estamos brincando a otro tema.

Como dije anteriormente, si no fuera suficiente, al finalizar la reunión ella se despidió de los tres besándoles la mejilla, y ellos ni se retiraron o le impidieron hacerlo a pesar de que sabían muy bien que los estaba viendo.

- Mi amor... - dijo Gian, acercándose a mí muy preocupado - Tiene explicación, no te molestes.

Me alejé los mismos pasos que él avanzaba. Provocando que dejara de hacerlo, lo cual agradezco.

- ¡No te acerques! - él de inmediato cambió su semblante a uno dolido - Esa explicación no me interesa, yo sé lo que vi y no tiene excusa.

En eso Alexey se acercó entre Gian y yo. Su mirada penetrante, que pareciera que te atravesada por completo.

- Vamos a hablar - habló con su rostro serio como siempre - Así que deja de gritar que no quiero que todos los empleados se enteren de nuestras discusiones.

Lo siguiente que saldría de mis labios, saldría de manera involuntaria.

- ¡Que te den! - ellos me miraron sorprendidos al escucharme decir eso - De lo molesta que estoy hasta me dan ganas de renunciar, talvez lo haga.

- Cuida esa boca, pequeña - amenazó Alexey, con voz neutra - O de lo contrario te podrías arrepentir.

- Oblígame - lo reté, a lo que él levantó una ceja mirándome fijamente.

En eso una risa proveniente de Gian, llamo nuestra atención. ¿Qué le ocasionaba esa risa? Espero y no sea porque está pensando en esa mujer, porque si no voy a abofetearlo.

NUESTRA MUJER © (Nosotros #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora