Red right hand [ Thomas Sheby- John Shelby]

Part XVIII

¿Qué había después de todo? Se preguntó mil veces la pelirroja. ¿Qué se supone que haces cuando logras todos tus objetivos? Cuando tus metas ya fueron alcanzadas - buenas o malas- Qué haces cuando ya no tienes nada en tu mente, cuando sabes que algo le falta a tu espíritu, porque por más que extrañes, por más que quieras volver en el tiempo sabes que se escapa todo al poder de tus manos. Que ya hiciste todo lo que pudiste hacer y que tal vez... solo tal vez, cabe la posibilidad de que ello no haya callado los demonios de tu mente, de que no hayas encontrado la tranquilidad que siempre buscaste en aquello. Que todo posiblemente fue en vano. Que aquello no te devolverá a tus seres queridos. No los volverás a ver sonreír de nuevo, aunque tus manos se encuentren manchadas de venganza y de la gloria que pensaste que tendrías gracias a ello.

Los días habían pasado en un borrón. Como si el tiempo y todos siguieran a un ritmo que ella no podría igualar nunca, como si todo se acelerara y estuviera en constante movimiento menos ella. Scar se refugió en las sombras durante días, tal vez semanas, asegurando que las repercusiones no afectarán directamente a su hermano... y por lo tanto a su banda. Las sombras que antes le daban un refugio apropiado ahora se sentían como algo frío, sin color, no como una parte de lo que había sido un lugar reconfortante para ella y su alma vacía.

Durante esos días esperó. Espero que algún sentimiento se asentara en su cuerpo, que algo calentara su alma,si es que todavía quedaba algo de ella, que el regocijo de aquella victoria pudiera calmar su mente y los pensamientos que la habían llenado en algún momento de odio y rabia, que aligerara el peso que sentía en su pecho. Nada de eso cambió.Sus padres seguían muertos y nada de lo que pensó que ayudaría realmente lo hizo. No malinterpreten . Ella no se sentía mal por ser una asesina, no se sentía mal por el rojo que tiñen sus manos ni del desastre que armó. Pero... lo que pensó que sentiría después de eso nunca llegó. Se sentía como un fantasma. Como si sus oídos estuvieran constantemente tapados y su mirada borrosa. Como si se encontrara en un limbo y nada ni nadie pudiera sacarla de ser alguien omnisciente.

Sus pies se balanceaban juguetonamente en el vacío. La brisa desenfrenada jugaba con su cabello al viento. Tan cerca, tan tentador. Un solo empujón bastaría para que ella saliera por los aires y descendiera hasta el vacío y más allá del infierno.

Bajo ella la gente pasaba despreocupada, todos a su ritmo constante, ajetreado. Un suspiro se escapó de su garganta. Patética, eso era lo que era en ese preciso momento. No tenía el derecho de dejar de luchar, de encontrar el descanso. Ella sabía que tenía que pagar todos su pecados en esta vida y el mayor de sus castigos era continuar como un fantasma por esta vida. Deambulando, intentando encontrar algún significado, algo por lo que seguir viviendo.

- Me ofendería mucho que lanzaras ese lindo cuerpo al vacío ¿sabes?- La grave voz la sobresaltó, su corazón muerto dio un pequeño latido. Jhon se sentó a su lado, más cerca de lo que le gustaría admitir que le gustaba. El viento golpeándola suavemente con su perfume dulce, embriagador. Se negó a mirarlo. No lo había hecho desde los sucesos. Los únicos ojos que se había permitido ver y el único humano con el que se había permitido tener interacción había sido Thomas. Más monstruo que humano, se recordó. Un igual.

-¿Por qué es eso? - se aventuró a decir.

- Porque las cosas recién se estaban poniendo interesantes entre nosotros - Susurró, inclinándose ligeramente hacia su costado, rozando juguetonamente su hombro con el de ella.

Ella no se merecía a este hombre. Ni aunque muriera y viviera mil años lo haría.

-No hay un nosotros Shelby - Ladró. Su mirada fija en algo invisible frente a ella. Tenía que ser fuerte, no mirar. No ceder - Nunca lo habrá.