17. La gran noticia

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Entré en el comedor en el que se encontraban mis padres y mis hermanos Alex y Eric. Mi madre se veía triste y decepcionada, en cambio, mi padre, algo avergonzado. Cogí una silla de la mesa y la puse justo al lado del sofá, concretamente donde estaba Eric, y me senté.

- Bueno, ¿qué pasa? -dije.

- Que os lo cuente vuestro padre -dijo mi madre cruzando los brazos.

- ¿Qué pasa papá? -preguntó mi hermano Eric.

Mi padre se levantó del sofá y se dirigió hacia la salida de la sala, se dio la vuelta y decidió hablar.

- Vuestra madre se equivoca, Marta, te equivocas, tú verás lo que haces. -dijo mi padre dando un portazo.

No entendía nada, Alex y yo nos miramos y Eric empezó a reírse con miedo. Algo que se me daba bien era reconocer los sentimientos de la gente, sabía identificar perfectamente cuando alguien estaba mal, por ejemplo.

- Eric, eso no va de risas -dijo mi madre-, vuestro padre se tira a otras mientras yo no estoy.

Me quedé paralizada, no veía capaz de hacer eso a mi padre, pero supongo que mamá no mentiría en algo así. No sabía dónde mirar, qué decir, ni cómo reaccionar.

- ¿Qué haces Eric? -dije viendo como abría su móvil.

- Nada, mirar en el calendario por si hoy es 28 de diciembre, día de los inocentes, pero creo que no -respondió él.

- Eric harás que saque humo de todos mis orificios -dijo mi madre alzando el tono de voz-, al que no le interese que se vaya, es opcional estar aquí.

Yo creía a mi madre, se le veía sincera y siempre había sido mi mayor apoyo en todo lo que llevo de vida, así que obviamente sabía que estaba diciendo la verdad. El problema estaba en Eric, era el niño de papá, por eso no podía llegar a asimilarlo. Entre ellos siempre se defendían, se apoyaban en todo momento, y siempre estaban unidos más que otra cosa.

- Eric -dijo mi madre cogiéndolo de las manos-, sé que siempre has estado y has tenido más confianza con tu padre que conmigo, y no te culpo, pero entiende que esta vez ha fallado y para mi al menos, no tiene perdón.

- ¿Y cómo sabes que lo ha hecho? -preguntó él.

Mi madre se sentó nuevamente en el sillón y siguió hablando.

- Antes de todo hay que saber que en el barrio se acaba sabiendo todo, y hasta vosotros mismos lo sabéis, por experiencia, ¿es o no?

- Sí, por desgracia -dijo mi hermano mayor.

- Vale, pues ayer pasé por delante del bar más cercano de casa y escuché que hablaban de vuestro padre y dos chicas más que no conozco, y ni ganas. Otra vez, por ejemplo, encontré una mancha en las sábanas, pero no hice caso, aunque viendo lo visto sí que tenía importancia, y no poca.

- Joder que asco -dije susurrando.

Entre otras cosas, y para acabar, ayer por la noche no había nadie en casa. Yo salí a cenar con mis compañeros de trabajo, tú Lucía estabas cenando y luego de fiesta, Eric con los del fútbol, y Alex de fiesta también. Se supone que yo a las 22:00 h también estaba fuera, pero tuve que volver a casa porque me dejé el monedero y de alguna forma había que pagar la cena. Mi monedero lo dejo siempre en la habitación, así que me tocó entrar, y pues nada -se puso las manos en la cabeza- que lo vi con una mujer en la cama, pero tranquilos no, bastante animados la verdad.

Cuando mi madre contó eso me sentí muy mal por ella, en aquel momento me olvidé de mi padre por completo, aunque lo siguiera siendo.

- No sabes cuanto lo siento -dije mientras iba a abrazar a mi madre.

- Te quiero -me dijo ella.

- Siempre estaremos aquí para ti, sé lo que se siente -le dijo mi hermano mayor.

En cambio, el sorprendido ahora era Eric, no gozaba ni levantarse para abrazarla.

- ¿Os divorciáis? -preguntó él.

- Sí -respondió mi madre.

Mamá nos contó cómo sería todo a partir de ahora. Ella se quedaría aquí, en esta casa, y nuestro padre se iría en otra ciudad, en un piso vacío que tenían ahí nuestros abuelos, es decir, sus padres.

- ¿Y qué haremos nosotros? -preguntó Alex.

- Eso, ¿iremos cambiando de casa? -añadí yo.

- La idea es que os quedéis conmigo -dijo mamá-, en principio me quedaré con la custodia, algo que hay que arreglar aún. Os quedarías por el simple hecho que la otra casa es pequeña, y lo tenéis todo aquí, los estudios, institutos, universidades, vuestros amigos... a no ser que queráis ir con vuestro padre algún día. Es obvio que podréis hacerlo, sigue siendo vuestro padre.

- No es por hacer sentir mal a papá, pero yo me quedaré, como has dicho, lo tengo todo aquí -dijo Alex.

- Sí, yo también, no perderé el contacto con él, aunque no vuelva a ser como antes, pero me quiero quedar, este curso empiezo en la universidad y me gustaría estar aquí principalmente -dije también yo.

- Pues yo quiero estar con los dos -dijo Eric-. ¿Un finde con cada uno? ¿O cómo va eso?

Y así lo decidimos, Alex y yo con mamá cada día, y Eric durante la semana con mamá y los findes algunos con ella y otros con papá.

Después de estar hablando un buen rato, los tres fuimos a ver a nuestro padre que se encontraba en la habitación haciendo la maleta.

- Acabo con eso y me voy pitando -dijo-, ¿algo que decir?

- Que te vendré a ver algunos fines de semana -dijo Eric.

Mi padre le guiñó el ojo a mi hermano.

- Y Lucía y yo te queremos, pero nos quedaremos aquí por los estudios y... esas cosas -le dijo mi hermano mayor- esperamos que todo vaya bien.

A mí solo me salió darle un abrazo, no podía más. Eso me había destrozado, más que nada por cómo podía sentirse mi madre ahora mismo. Unos minutos después acabó con la maleta y se dirigió hacia la salida de la casa, dónde lo acompañamos, mi madre incluida.

- Que os vaya muy bien todo a los tres, Eric ya nos veremos -dijo saliendo de casa.

- Igualmente -respondí yo.

Papá ya no estaba en casa, hoy sería nuestra primera comida siendo cuatro en la familia, solo cuatro. Alex estaba ayudando a mi madre a preparar la mesa, mientras, le escribí un mensaje a mis amigos y a mi novio, ya que como le prometí, si pasaba algo iba a contarle. Abrí sus chats y les dije:

Mis padres se han divorciado.

Nada de bomberos, doctoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora