Eran las 7:00 h de la mañana. Un día más despertándome aquel horroroso ruido mañanero. Era solo el segundo día de universidad y ya me daba pereza todo, si seguía en aquel plan la cosa acabaría mal. Entré en mi baño, me lavé la cara y me maquillé un poco, como siempre, de la forma más básica y rápida posible. Lo suficiente como para estar bien. Me vestí con un top rojo y unos pantalones negros juntamente con mis converse del mismo color y salí de mi habitación dirigiéndome hacia la cocina.
- Buenos días -le dije a Eric, que nuevamente se encontraba ahí.
- Hola -dijo tan seco como cada mañana.
Cogí un plátano del frutero y me senté justo delante, es decir, en la isla de nuestra cocina. Mientras, contestaba los mensajes que tenía pendientes y hablaba con mi hermano.
- ¿Vuelves a venir conmigo hoy? -le pregunté.
- No, hoy viene uno de clase a por mí.
- No te llego a decir nada y sin avisarme me quedo esperándote como una loca -le dije algo desesperada.
- Para, toro -dijo él saliendo de la cocina.
Él y su carácter, no lo aguantaba. Me acabé el plátano y fui otra vez a mi cuarto para coger los libros que tocaban para hoy, mi iPad, y meterlo todo en un bolso nuevo que me compré para esta misma ocasión.
Salí de casa, y nada más salir los nervios empezaron a invadirme otra vez, igual que ayer. Era entendible, no sabía con qué tipo de gente iba a convivir en clase, y lo poco que vi ayer me asustó. Recorrí el mismo trayecto que ayer, ir al metro y salir por la salida de la izquierda. Volví a ver mi universidad rosada, me esperaba un día largo, muy largo.
Llegué a clase y decidí sentarme en el mismo sitio que me puse en la presentación, rezando para que aquella chica no se sentara también en el mismo sitio, es decir, a mi lado. La gente iba entrando y sentándose donde les parecía. Entre toda la gente entró María con otra chica y me saludó.
- Ey Lucía- dijo mientras se sentaba en la mesa de delante.
- Hola -le dije sonriendo.
Y como no, entró Julia, pero gracias a dios no se sentó a mi lado, bueno, no se sentó. ¿Qué estaba haciendo? Estaba de pie susurrando con un chico que tampoco me daba buena espina, pensé que serían amigos hasta que vi que ella metía su mano en uno de los bolsillos de él, cogiendo una pequeña bolsa de plástico al mismo tiempo que se la escondía rápidamente. ¿Eso era droga? ¿Tenía un camello en clase? Sabía que no estaba bien juzgar, pero no iba a hacerme bien juntarme con alguien así. Nada más fue pensar eso y Julia se sentó a mi lado.
- Me gustaría saber tu nombre, ayer te dije el mío y tú ni te inmutaste- dijo dejando sus cosas encima de la mesa.
- Lucía -le dije sin levantar mi cabeza de la mesa.
- ¿Lucía eres vergonzosa? -dijo poniendo sus piernas encima de la mesa-. Yo antes era así, pero mírame ahora, puedo hacer que se te quite.
No entendía nada, creía que quería llevarse o hablar conmigo, pero no pensaba dejar que lo hiciera de esta forma.
- No lo soy, estoy bien, gracias -contesté.
- De todos modos voy a hablar contigo -siguió la chica de cabello negro-, ¿de dónde eres?
- De aquí de Barcelona, cerca de Plaza Catalunya.
- Anda que diferentes, yo soy de uno de los barrios más peligrosos, pero tengo una casa totalmente vacía donde iré a vivir dentro de poco, en Plaza España -dijo mientras levantaba el brazo.
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Nada de bomberos, doctores
RomanceLucía es una chica, de primeras, tímida que empieza la universidad tras haber pasado por un accidente que le marcará toda su vida. El que parece ser un amor de verano en unas vacaciones con amigos, acaba siendo más duradero de lo que ella podía pens...