—Quieres ser mi novia.—Lentamente abrió aquella caja, dejándome ver un hermoso anillo con una piedra color plateada en su centro.
—O mejor dicho, me harías el hombre más feliz del mundo, volviéndome tu novio.—Dejo la caja sobre la mesa y agarro mis manos.
Fijamente mire sus ojos, no se como describir la manera en que brillaban, era algo hermoso, lentamente comenzó a sonreír, dejándome ver sus perfectos y blancos dientes, la luz de la luna ilumina perfectamente todo su rostro.
—Si...si quiero ser tu novia.—Apreté sutilmente sus manos, el sonrió al igual que yo, se levanto de la silla y me levanto a mi, posó sus manos en mi cintura, provocando que yo llevara las mías alrededor de su cuello, me acercó a él y unió nuestros labios, nos unimos en un suave y sutil beso, lleno de amor de parte de ambos, juro que nunca nadie me había echo sentir lo que siento cuando él me beso.
—Gracias, mil gracias.—Acariciaba con desesperación mi cabeza, junto nuestras frentes, al hacerlo noté como varias lágrimas caía de sus ojos, recorriendo con sutileza sus ruborizadas mejillas.
—Te quiero Tom.—Pegue mi cabeza a su pecho, escuchando su respiración acelerada pero a la vez lenta.
—Yo te quiero aun más.—Beso mi frente.
Lentamente nos separamos, el tomo la caja y saco el anillo, agarro mi mano derecha.
—Que hermosas uñas.—Beso mi mano.—Un anillo de ora en diamante, especial y único, como tú.—Lentamente deslizó el anillo por mi dedo anular, provocando una sonrisa de mi parte.
(...)
Ah pasado una semana desde que Tom me pidió ser su novia, y todo ah ido de maravilla, a pensar de que de vez en cuando tengo algunos problemas con mi hermano, ya que al parecer se está dando cuenta de que empiezo a sentir cosas por Tom, por suerte sé manejar la situación, diciéndole que es parte del plan.
Tom y Esteban han estado muy juntos últimamente, salen de fiesta juntos, ven partidos de futbol y básquet juntos, todas las noche se sientan en la terraza del edificio ah beber cerveza y hablar un poco de la vida de ambos.
Últimamente tom ah ido a ensayar demasiado con su banda, ya que pronto tendrán una gira por todo Europa, lo sé porque acompaño a Tom a todos partes, y no porque yo quiera, él me obliga, dice que soy su inspiración para seguir tocando la guitarra, y no saben cuanto amo escuchar sus palabras.
Anoche me dijo antes de dormir que al principio de su gira hará pública nuestra relación, y la verdad me da miedo que pueda llegar a pasar, o que la gente me odie y se venga sobre mi, en especial las chicas.
—Estuvieron increíble.—Me acerque a Tom y deje un corto beso en sus labios, recién terminaban de practicar la nueva canción que Bill compuso.
—Tú eres increíble.—Beso mi frente y apretó sutilmente mi trasero.
—Que envidia.—Hablo Georg sentándose en un pequeño sofá mientras abría una lata de Coca-Cola.
—Verdad.—Hablaron Bill y Gustav al mismo tiempo, sentándose a un lado de Georg.
—Bueno chicos, nos vemos mañana, iremos a cenar.—Hablo Tom entrelazando sus dedos con los míos.
—Adiós!—Me despide, ellos agitaron su mano despidiéndose también.
Ambos salimos entre risas, fuimos al parqueadero y subimos a su auto, el camino estuvo lleno de risas y juegos entre nosotros.
Después de un rato de silencio, un recuerdo inundó mi cabeza, provocando que dejara de escuchar lo que Tom decía.