M E G A N—Que clase de hermana tenemos.—Nuevamente hablo Nicolás bastante enojado.
Desde que llegamos a casa amarró a Emma a una silla, dijo que quiere interrogarla y acabar con toda la familia de Edgar, quien ya está muerto afortunadamente, hace poco dieron la noticia.
—Porfavor nick solo déjame irme, juro que no volveré nunca más.—Suplicaba Emma entre llantos.
—Eres una maldita perra.—Está vez hablo Esteban.
—Lo sé, y de verdad pido perdón por mi comportamiento.—Nuevamente hablo Emma.—Meg ayúdame porfavor!—Su llanto era cada vez más intenso.
—No me hables niña.—No le di importancia.—Mereces estar ahí amarrada.—Reí divertida.
—Eres una jodida perra megan, crees que no me di cuenta que me quitaste a tommy, eres una maldita!—Grito desesperada.
—Oye niña más respeto a tus mayores, para empezar tu misma te alejaste de Tom, por si no recuerdas le fuiste infiel la noche de mi cumpleaños.—Grite a du rostro.
—No tenías porque meterte con el estúpida, eres una traidora.—Volvió a gritar.
—Ay por favor Emma, aquí todos sabemos que no te conviene estar con nadie, eres horrible, eres una persona con sentimos asquerosos, lo único que te conviene es contarme sobre la familia y escoltas de Edgar.—Está vez hablo Nicolás acercándose a Emma.
—No dire nada imbecil!—Le dio una patada a Nicolás en el estómago.
—Maldita perra.—Se quejó Nicolás levantándose del suelo.—Te quedarás ahí hasta que decidas decirme algo.—Puso cinta en su boca y salió del sótano.
—Bye!—Esteban y yo nos despedimos.
Al salir escuché mi teléfono timbre, lo saque de mis bolsillo, viendo el nombre de Tom en la pantalla, este no es buen momento para contestar, pero llevamos muchos días sin hablar.
—Tom!?—Hable al responder él teléfono.
—Donde estas.—Fue lo único que dijo.
—Estoy en mi cas-.—Me interrumpió.
—No mientas!—Grito.—Estoy en Los Ángeles hace tres días, eh ido día y noche a tu maldita casa y no estás allí, donde mierda estas megan!—La verdad su voz me asustaba.
—Tom cálmate, estoy en casa de Nicolás y Esteban.—Hable nerviosa.
—Mándame la jodida dirección.—Exclamó.
—Podríamos vernos en alguna café o en parq-.—Otra vez fui interrumpida.
—Mándame la puta dirección, que es lo que escondes megan, estas con otro imbecil?—Dijo.
—Ya te envío la dirección.—Dije, y con eso colgué.
Rápidamente corrí hacia adentro de la casa, encontrándome con Nicolás en el salón.
—Nicolás, Tom me pidió la dirección, quiere venir.—Dije al entrar, él me miro y conectó sus ojos con los míos.
—Mm, dásela, no hay problema.—Sonríe malicioso.
—Que planeas.—Me cruce de brazos.
—Solo continuaremos con la parte del plan.—Respondió.
Negué lentamente y volví a sacar mi teléfono, esta vez mandándole la dirección de la casa a Tom.