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T O M

Al leer la nota de megan me enojo bastante, es insignificante que se allá ido y no me lo haya dicho a la cara.

Ah pasado aproximadamente una semana desde que ella se fue, la gira se expandió por lo tanto David nos dará tres semana de descanso, en este momento voy con Georg hacia Los Ángeles, Bill y Gustav se ah quedado en Berlín firmando el contrato de la gira, mañana viajan hacia aquí.

—Entonces como sabrás donde está megan si no responde tus mensajes.—Pregunto Georg.

—De echo hable con Esteban, no me dijo dónde viven pero si donde estarán hoy en la tarde.—Respondí emocionado al ver cómo el avión poco a poco descendía.

—Mm, entonces iremos juntos verdad.—Me miro sonriente, yo sonreí y asentí.

Después de un rato por fin habíamos llegado a Los Ángeles, uno de nuestros guardaespaldas llevara las maletas a nuestra casa mientras que Georg y yo vamos a buscar a megan.

—El día es largo la noche fría, contigo es calidad, y el amor que siento por ti, es como el día.—Murmuro Georg mirado su teléfono.

—Que mierda es eso Georg.—Reí.

—Una chica me pidió mi número en el concierto, se lo di y me sale con esto.—El también rio.

—Bueno...creo que llegamos.—Frene el auto al llegar a la dirección que Esteban me envió.

Narrador omnisciente

Tom estuvo apunto de bajarse del auto, pero cuando agarro la manija vio algo que lo dejó paralizado y sin palabras.

Justo enfrente de él se encontraba megan, vestida totalmente diferente a como ella suele vestir, frunció el ceño y la miro de arriba abajo.

Tratando de averiguar de que iba vestida.

Vio como ella agarró un carro de basura, y ahí se dio cuenta y iba de recicladora, algo que le pareció totalmente extraño, se acomodó mejor en el asiento, viendo atentamente los movimientos que megan hacia.

Georg también miraba aquella escena, ambos estaban confundidos, no sabían qué hacer, si bajar y hablar con ella, o quedarse dentro del auto y ver qué trama, obviamente ambos optaron por la segunda oposición, bajar y preguntarle qué hace ahí no cuadra mucho.

Por otro lado megan se encuentra hablando con su hermano por un pequeño radio que él puso en su oreja.

—No hay nadie nick, me estoy hartando de esto, esta ropa es muy incómoda.—Se quejó con Nicolás, quien la veía desde al otro lado de la calle.

Solo no te muevas de allí, pronto aparecerá el vigilante y te preguntará que haces allí, ya veraz, ten paciencia.—Respondió Nicolás sin mostrarle importancia.

En eso un hombre se acercó a ella, al parecer era el vigilante, eso supuso ella gracias a la ropa que portaba.

—Disculpe señorita, que hace usted aquí, que yo sepa hoy no es día de recoger la basura.—Hablo el hombre.

—Aaa, yo...yo soy nueva y me tienen en práctica, si es eso.—Dijo algo asustada, Nicolás rio del otro lado.

—Ooh, creo que hay un poco de basura por aquí.—Se volteo y volvió a su pequeña pieza de vigilancia.

—Nicolás esto es ridículo.—Volvió a quejarse esta vez mirando a su hermano desde la distancia.

Ya van a entrar mis chicos, distráelo enana.—Fue lo único que dijo Nicolás, no volvió hablar.

Rogar || TOM KAULITZ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora