Capítulo XVI

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¡Feliz Navidad!

Paso a dejarles este regalito navideño, en especial a @AndyCastillo1997 por ser tan paciente y esperar eones y más eones por esta historia (y por hacerme saber que sigue esperando las actualizaciones). Cada vez que recibo un mensaje tuyo, las ganas de seguir escribiendo esta historia se multiplican por millones.

Tengo este capítulo escrito desde hace tiempo, pero no quería publicarlo por lo de siempre: este fic continúa en pausa.

Sin más, recuerden que los capítulos pares contienen flashbacks y que estos están puestos en cursiva y subrayado para distinguirlos del resto del capítulo.

Espero que les guste. Ojalá pueda traerles un nuevo capítulo pronto.

🖤



La locura de Izzy, lejos de lo que Gatomon llegó a pensar en algún momento, parecía ir en aumento. Cuando volvieron de su ronda por las afueras de la cueva en busca de aquello que había abierto la puerta del Digimundo y que habían resultado ser Katia y Nana, Izzy había comenzado a trabajar incluso más intensamente que antes, esta vez en un nuevo proyecto que no parecía tener nada que ver con la profecía que le había enviado Gennai. No pasaron muchos minutos antes de que Gatomon, al otro lado del aparato que los comunicaba con el Mundo Real, perdiera los nervios y deseara fulminar al anciano con el más letal de sus ataques.

—¿Vas a enviar a tu nieta a una muerte asegurada? —le recriminó. Su voz distorsionada por el aparato no disminuyó ni un ápice la crudeza de sus palabras.

—No va a morir.

—¿Cómo estás tan seguro? ¿Te has vuelto loco? —Pero se le escapó una risa sarcástica—. Claro que te has vuelto loco. Te volviste loco hace treinta años.

—Gatomon, confía en mí. —Sus dedos se movían con la maestría propia de su edad y con la agilidad impropia de la misma—. No te he defraudado desde que he vuelto.

Tami alternó su mirada entre la incredulidad de Joe, el miedo de Nana y el aparato que Izzy tenía sobre la mesa y que parecía transmitir sin problemas la ira de Gatomon desde el Mundo Real. Después miró a Coronamon y se revolvió incómoda en la silla antes de levantarse y comenzar a dar vueltas por la cueva.

—Me importa una mierda que me defraudes o no. Si tuvieras dos dedos de frente no enviarías a una niña humana, y mucho menos a tu propia nieta, a infiltrarse en el lugar más peligroso de los dos mundos. Ni siquiera nosotros pudimos infiltrarnos en su día y aun así acabamos como acabamos. ¿Qué te hace pensar que esto va a salir bien, Izzy? ¿Es que has perdido el juicio? —Otras voces al otro lado provocaron que Gatomon hiciera una pausa—. Haz lo que quieras —añadió—. Si muere, caerá sobre tu conciencia.

—Es la única a la que El Gran Bando no ha visto —respondió el anciano sin dejar de prestarle atención a su nuevo proyecto—. No puede hacerlo nadie más.

Gatomon bufó. Joe miró a Katia, cuyo pie derecho golpeaba el suelo con la rabia contenida de escuchar las palabras de Gatomon sin atreverse a intervenir. Después le dedicó una sonrisa a Nana que pretendía resultar conciliadora, y carraspeó con la garganta antes de hablar:

—Yo también creo que esto es una locura, Izzy. ¿Estás seguro de lo que vamos a hacer? Nunca hemos...

El golpe del anciano sobre la mesa hizo que se callara y que sus gafas se desplazaran unos centímetros por el puente de su nariz cuando dio un respingo, aunque Izzy no lo había hecho por eso.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Dec 29, 2023 ⏰

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