Cuidados posteriores/after care

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Nieyao




[Continuación del capítulo anterior "Nudo"]




Nie Mingjue apego su nariz al cuello del omega, el aroma que emanaba el menor lograba calmarlo mientras los efectos del celo disminuían y poco a poco la intensa bruma lo envolvía se disipaba logrando recuperar parte de su conciencia por algunos segundos. Aún con el nudo formado, el alfa logró acomodarlos recostados en la cama, con sus brazos envolvió el aún tembloroso cuerpo del menor sintiendo las suaves caricias de su esposo.

—¿Estás bien?- la voz ronca del alfa logró erizar la piel del menor.

—Más tarde tendré dolor en la cintura pero estoy bien- respondió el omega.

El alfa temía lastimar a su esposo ya que sería el primer celo que compartirían luego del nacimiento de su hijo.

Mingjue comenzó a besar parte de la mejilla, espalda y hombros de su omega que parecía disfrutar de la sensación de los labios del mayor sobre su tibia piel.

—Te amo- susurro el alfa aprensando más el cuerpo del menor cerca de su pecho.

—Lo sé- respondió el omega que tenía parte de su cabello pegado a su frente.

—... Tengamos un hijo- habló el alfa.

—Ya tenemos uno, muy probablemente tengamos que ir por él a Gusu Lan.

—¿Por qué a Gusu?

—Huaisang dijo que iría a pasar unos días allá.

El silencio se hizo presente, algo que desconcertó al omega que no podía moverse demasiado debido a la anuda.

—... ¿Estás bien?- ahora quien preguntó fue el Jin.

—Nunca te pregunté si querías tener hijos- respondió el alfa.

La respuesta de Mingjue desconcertó al omega, que si bien era verdad que nunca conversaron a profundidad sobre el tema de tener una familia con hijos (fuera de criar a Huaisang, que aunque era prácticamente un adulto muchas veces se dudaba de sus capacidades de adulto independiente).

—En un principio tenía miedo, mi infancia no fue precisamente bonita, una madre que hizo todo por cuidar de mi y un padre ausente que tuvo más hijos de los que puede contar, nunca quise algo así para mi hijo, pero ahora tengo un hogar, una familia y sé que no dejaras que algo malo le suceda a nuestro hijo.

—Siempre creí que yo había llegado a tu vida para salvarte.

—Y lo hiciste- Meng Yao tomó entre sus manos una de las manos del alfa y la llevó a sus labios dejando un casto beso cerca de sus nudillos.

Nie Mingjue negó ante la respuesta de su esposo.

—Fuiste tú quien me salvó- Jin Guangyao parecía desconcertado ante la respuesta de su marido, pero no quiso preguntar más.

Los siguientes minutos ambos disfrutaron de caricias y dulces palabras de amor, pues el celo del alfa apenas comenzaba tal como prometieron aquel día de verano cuando unieron sus vidas en matrimonio debían cuidar el uno del otro.

Antología Omegacember 2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora