Día 14 - Sueño

78 13 1
                                    


Sabe que no está solo, en la casa siempre están sus padres para cuidarlo, en la escuela están los maestros y sus compañeros de clase, y aunque puede ver a todas esas personas junto a él, no se siente absolutamente cercano a nadie.

Kkami es lo más cercano que se ha sentido a algún ser vivo, sus pequeños y vivaces ojos siempre sobre él, pero cuando incluso canino no lo quiere cerca, ese vacío crece, aunque el trate de ignorarlo.

No es que sus padres no se acerquen, no es que no pregunten por su día o le procuren cualquier cosa que necesite para sus estudios. Es que los abrazos son tan fríos, las miradas son tan cortas y las caricias tan huecas, que a veces preferiría no recibirlas.

Todo está lleno de gente y a la vez es tan vacío... todo es ruido, ensordecedor, un ruido que no le permite escuchar sus propios pensamientos, que no le permite saber que hacer o hacía donde ir.

No importa cuánta gente conozca, no importa cuánto corra, cuanto baile o cuantas veces cante canciones llenas de esperanza, con el corazón gritando sus anhelos a través de su garganta, porque al final todo vuelve a ser silencio, todo vuelve a estar solo y vacío, todo es... nada.

Se ve corriendo, por grandes lugares, pero todo es gris, todo es silencio, él mismo grita hasta que se le rasga la garganta, aun así, todo lo que escucha es silencio...

Y sabe, sabe que ha conocido algo valioso, algo lleno de luz, una sonrisa capaz de darle sonido al mundo entero, un par de brazos que cuando está dentro de ellos el universo completo toma todos los colores del arcoíris, la calidez de unas pequeñas manos que llenan de vida cada rincón de su cuerpo.

Pero no está aquí, no hay nada, sabe que existe, sabe que puede ser posible ver el mundo de otra forma, sabe que hay algo más allá de los kilómetros de pavimento gris, lo sabe y sin embargo no sabe a dónde ha ido, y lo peor de todo es que no sabe tampoco si volverá...

Entonces se mira al pecho y ve una mancha negra, pegajosa, que crece, que comienza a pegarse a su cuerpo, que por más que intenta quitarla, se adhiere a sus manos, crece y lo consume, lo vuelve parte de si, de la nada, y lo único que puede hacer es gritar, ese nombre, ese nombre que no puede recordar pero que sabe que solo él le dará la paz que nunca ha tenido...

Hyunjin despierta agitado, el sudor cubre su cuerpo que tiembla, que sigue buscando quitarse aquella mancha negra sobre sí. Se sienta torpemente, cayendo al piso cuando intenta levantarse de la cama, pero no le importa, como puede se pone en pie y sale en busca de su luz, de la única persona que puede darle tranquilidad en ese momento.

Entra de golpe a su habitación y cae apenas sus rodillas tocan la cama, asustando a Felix que siente su peso muerto caer sobre sí.

- Cariño... - susurra saliendo de las sábanas, acercándose a él al momento para abrazarlo, sintiendo la camisa húmeda pegada al cuerpo del mayor – Cariño, mírame.

Y verdaderamente Hyunjin se siente ciego hasta que lo mira, los ojos avellanos preocupados, las hermosas galaxias en sus mejillas, ese corazón que se había convertido en sus labios y con el cual le llama, ver su rostro, escuchar su voz, solamente en ese momento sintió que había despertado. Extendió su mano para rozar su suave piel, para dejar de sentir frío gracias a su tacto, para rozar los rubios cabellos que se interponían entre ambos.

- Lix... - susurró con un hilo de voz.

- Aquí estoy, cariño... - le aseguro mientras se acomodaba y de esa forma lograba acercar al mayor más a su cuerpo – Soy yo, ¿puedes verme?

- Yongbok... sigues aquí... - soltó el aire que había retenido por minutos, buscando el cuerpo más pequeño para aferrarse a él.

- Si, aquí estoy... contigo... - aseguró mientras lo jalaba para que se acostaran sobre la cama, con Jinnie apoyando su cabeza en el pecho del rubio, a la altura de su corazón, su lugar favorito.

- Mi ángel... - susurró Hyunjin, sintiendo como poco a poco todo iba transformándose en paz, como a cada latido que podía escuchar del corazón de Felix, el suyo iba acoplándose al melodioso ritmo.

El australiano se dedicó a besar su cabello húmedo, a acariciar sus mejillas, sus sensibles orejas y su suave cuello, haciendo que poco a poco el mayor tomara consciencia de su cuerpo, de donde realmente estaba y no donde su mente le hacía creer.

- Mi amor... tu camiseta esta húmeda... necesito que te la quites... - pidió a su oído con voz suave para no sacarlo de ese pequeño trance.

Obedeció de manera dócil, siempre que Felix lo dijera, él lo haría.

Se abrazó de nuevo a él, pero ahora la tela del pijama del menor se sentía tosca.

- Quítate la tuya también... quiero sentirte... - pidió mostrando inquietud aún en sus ojos, con la voz apenas perceptible.

Esta vez fue Felix quien poco a poco comenzó a desabrocharse, antes de que la mano ansiosa de Hyunjin terminara la tarea, retirando la blanda tela, que no se comparaba con nada a la suave y pálida piel de menor.

El contacto de ambos cuerpos los hace suspirar, acomodándose mientras las pieles regulan la temperatura entre ambos.

El roce de la piel desnuda del rubio logra que los pensamientos negativos se vayan, el calor del otro cuerpo lo hace sentir vivo, con la posibilidad de alcanzar algo más, de soñar y luchar por algo más...

Felix siempre es dócil para él, es suave, como la vida nunca ha sido para Hyunjin. Felix es la encarnación de todas las cosas que él consideraba buenas y hermosas. La inocencia en su mirada, la pureza en su sonrisa, su grande y cálido corazón. Él jamás bromeó cuando dijo que Felix era un ángel a sus ojos, en todos los sentidos. Solo él era capaz de terminar con todos sus demonios con solo un ligero toque, con una sola de sus palabras y sus sonrisas.

Felix que permite que lo toque y que bese su cuerpo de la forma en que lo necesita para poder encontrar la paz perdida en la inconsciencia. Porque solo él ha sido capaz de ver aquel vacío dentro de él y lejos de asustarse, le ofreció sus manos para descender juntos hasta el mismo infierno si era necesario.

- ¿Tuviste un mal sueño...? – pregunta entre suspiros el rubio, entregándose al mayor.

- Todos son pesadillas si tú no estás ahí – respondió mientras repartía fugaces besos en la nívea piel - Solo a tu lado he comprendido lo que es vivir un sueño. Tú eres mi sueño.

Hyunlix - Inktober 2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora