8

201 18 4
                                    

—El problema es que…— Bajo la mirada a los labios del alfa por un segundo. —Yo no puedo esperar más por tí, Minho.

El aludido se sintió temblar al escuchar nuevamente su nombre ser pronunciado de aquella forma. —Jisung… — dijo tembloroso.

Y al parecer era algo mutuo.

El omega acarició con su mano la mejilla contraria de arriba hacia abajo, era una caricia suave que podría llegar a pasar por una acción tierna, si ese fuera otro escenario.

—Necesito tu consentimiento, no puedo obligarte a esto si no quieres. — explicó con detenimiento y ternura como si fuera algo difícil de comprender. Examinó el rostro del alfa antes de  encontrar sus miradas nuevamente. —¿Quieres…?

Minho no permitió que formulara la pregunta cuando ya había asentido decidido y seguro. —Sí — dijo con voz ronca y con la garganta seca de tanto pasar saliva. —¿T-tu?

Jisung removió sus manos de donde estaban colocadas y se alejó del alfa por unos instantes, el contrario se exaltó por un momento, pensó que había hecho o dicho algo que incomodó al omega.

La preocupación no duró más, el castaño se colocó frente a Minho y se sentó a horcajadas encima de él con una pierna a cada lado e inmediatamente regresó sus manos a los anchos hombros del alfa.

Una vez logró acomodarse regresó su mirada a donde pertenecía. —Sí — dijo sedosamente.

Minho pasó saliva por centésima vez, nunca se había sentido tan nervioso. Tenía miedo de hacer algo mal, pero moría de ganas de querer besarlo.

Lentamente y con indecisión iban acercando sus rostros, sus ojos intercalaban de los labios ajenos a encontrarse nuevamente.

La cercanía era tanta que ya podían sentir la piel del otro rozar suavemente con la suya. Sus alimentos se combinaban cálidamente en el espacio casi nulo que los separaba.

Minho dirigió una mano a la cintura de Jisung y hundió sus dedos ahí, repitiendo la acción con el muslo. Por su parte, el omega enredó sus dedos en el alborotado cabello oscuro del mayor.

Y cuando sus labios hicieron el mínimo contacto con los otros, un fuerte portazo que hizo retumbar todas las paredes de la mansión los detuvo.

Jisung cerró con fuerza los ojos y se mordió el interior de la mejilla para controlar su furia. Estuvo dos malditas semanas frustrado sexualmente, sentía que él y su omega se volverían locos si pasaban otra noche así. Tenía las hormonas alocadas y todo esto era tan nuevo para él, que no sabía cómo controlarlas.

Estuvo tan cerca y tan lejos.

Minho inmediatamente lo removió con suavidad de su regazo y lo sentó a su lado para que: quien sea que haya entrado de esa manera, no los encuentre en una situación incómoda o comprometedora.

Jisung simplemente se dejó hacer y miró fijamente el pasillo que daba a la sala de estar donde ellos se encontraban, a la espera de que se develara la identidad de la persona que será su próxima víctima de homicidio por haber roto la atmósfera.

No fue necesario esperar mucho tiempo, porque a los segundos apareció Changbin, se adentro a la sala y se detuvo delante de la pareja.

Olfateó el aire con disimulo y los miró con una ceja alzada.

—¿Interrumpo algo?

—Sí…

—No, nada. ¿Qué sucede? — corto al omega. Quería resolver lo antes posible lo que sea que Changbin tenía para decir, antes que Jisung se moleste más y continuar con lo que estaban.

WATERFALLS [Minsung] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora