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Tiempo atrás.

El sonido de sus zapatos era lo único que se escuchaba en el pasillo, de no ser por eso, también se escucharia el retumbar de su corazón. Verlo o estar cerca de él le causaba un terror puro.

Se plantó delante de la puerta y tocó la madera antes de inhalar profundo y entrar a la oficina. Rápidamente el olor a pimienta llenó sus fosas nasales haciendo que sus ojos picaran. No importa cuantos años tenga a su lado, nunca ha podido acostumbrarse a aquel aroma.

Taehyung la miró de arriba abajo sin interés y le chasqueó los dedos.

Irene pasó saliva con dificultad y con un andar temeroso caminó hasta colocarse a un lado de la silla de Taehyung, doblar sus rodillas y colocar sus manos hacia atrás, tal como le gustaba al alfa.

El hombre le dio un último vistazo y chasqueó los dientes con desaprobación. —¿Por qué siempre te ves sucia? — no esperaba una respuesta, era más un comentario.

Irene se disculpó y se puso de pie haciendo una reverencia. —Iré a ducharme de nuevo — anunció plano, sin tono.

El alfa negó de nuevo, pareciera que nunca estaba contento con nada. —Ya no regreses, me quitaste las ganas.

Irene se disculpó, sintiendo un inmenso alivio al saber que no sería tomada por el alfa esa noche. —Lo lamento. — Estaba dispuesta a retirarse de una vez por todas, pero la voz de su jefe la detuvo.

—Mañana iremos al nuevo colegio de mi hijo, quiero el dinero listo para el director — ordenó regresando su atención a los documentos que leía.

Irene volvió a hacer una reverencia. —Estará listo, jefe.

Sin más salió de la oficina sin emitir ningún sonido, de nuevo el aire regresó a sus pulmones y los latidos de su corazón lograron estabilizarse. Miro una vez más la puerta de aquella oficina con resentimiento, regresó su vista al frente, como si nada hubiera sucedido y continuó su camino a su habitación.

Abrió la puerta y espero tener por fin un poco de privacidad, pero lo que recibió fue mucho mejor. En su cama, estaba Jimin, su mejor amigo, quien apenas la vio entrar se puso de pie rápidamente y se plantó delante de ella preocupado al verla tan cabizbaja y con el aroma de Taehyung impregnado.

—¿Mi esposo otra vez…?

La mujer no le permitió terminar la oración y negó rápidamente. —Dijo que estaba sucia.

Jimin asintió aliviado y su expresión cambió a una triste. —Lo lamento…

Irene se obligó a sonreírle, tratando de fingir que todo estaba bien. —No es tu culpa.

Jimin, esposo de Taehyung era consciente de lo que el alfa hacía con Irene. Obligaba a la alfa a hacer cosas poco íntegras sabiendo que ella no podía negarse a nada debido a su situación.

Jimin peinó el negro cabello de la alfa y le sonrió antes de sentarse con ella en uno de los sillones de aquella habitación. —Mi hijo llega la próxima semana, estoy muy ansioso de verlo y he planeado darle un pequeño regalo de bienvenida. — habló con su tono de voz suave, tratando de cambiar de tema y aligerar el ambiente.

—¿Qué tienes pensado? — preguntó Irene quitándose los zapatos con pesadez.

Jimin lo pensó unos segundos y sonrió. —Aún no lo sé, esperaba ir mañana al centro comercial y buscarle algo.

Irene asintió y le sonrió. —Aprovecha que tendremos una reunión con el director de la que será su escuela aquí. Puedes escaparte como la última vez. — sugirió casi igual de animada por la llegada de Seungmin a Seúl.

WATERFALLS [Minsung] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora