THE SILENT TREE (KTH&JJK)

ESCRITO EN MI ALMA PARA TI

Namjoon define el amor como la mayor de las amenazas.

La gente asegura, erróneamente, que el odio es la emoción más poderosa, pero sin el amor este no es nada.

Según su teoría, la gente odia porque ama. Odian a quién alguna vez amaron y traicionó la confianza que le tenían; odian a quién lastimó a la persona que aman. El odio injustificado no es odio, es simple estupidez. Aún así, el amor es más poderoso; ya que quién ama de verdad es capaz de destruir, construir, derrotar y ganar, perdonar o vengar.

Por ello, una vez que conoce a Jimin, y con él un nuevo tipo de amor, se vuelve consciente de lo peligroso que es experimentar aquello: mataría por su hermano y por su novio. Es el rey que una antigua profecía lo ha llamado "salvador", pero sería capaz de acabar con toda Corea si alguien lastima a su familia.

No es un héroe, descubre, pero aprende a lidiar con la guerra interna que esto le causa.

Namjoon es tan feliz como nunca lo ha sido, le asusta amar tanto un par de ojos bonitos y manos suaves que siempre acarician su rostro.

Jimin y él juntos largas horas, tirados en la hierba del bosque Kim, ignorando todo a su alrededor para centrarse uno en el otro. Ambos son muy parlanchines, el alfa en especial ha empapado la mente del omega con sus ideas liberales hasta el punto de que en el pecho de este nace también el resentimiento que acarrea la consciencia de que se ha hecho injusticia por años; sin embargo, también existen momentos en los que las palabras sobran y son capaces de estar juntos por horas sin decirse nada, sólo mirándose y sonriendo. Para crear el balance perfecto,  se le suma que Namjoon, siendo el poeta que es, le ha dedicado los versos más hermosos al dueño de su corazón. Muestra su adoración en forma de poemas y entre su completa devoción a Jimin; este corresponde de la misma forma, se encarga de cuidarlo, lo ayuda, recibe todo ese cariño para resguardarlo bien su pecho.

Ambos saben que su amor es prohibido, cada uno tiene sus razones. Namjoon no debe involucrarse con alguien tan poderoso porque su vida está en riesgo, mientras más investiga sobre el pasado de su clan descubre que los Park son responsables de muchas desgracias; pero él comprende que Jimin no debe acarrear con la culpa de las acciones cometidas por su familia, ya que él es bueno y le ha demostrado que es de fiar porque tiene sus propios ideales, además, no juzga su estilo de vida, lo respeta, se ha adaptado bien a las tradiciones Kim. Las razones de Jimin son más simples pero igual de importantes: no debe estar con alguien inferior. En su círculo el matrimonio es un contrato, él es el próximo líder de su clan, así que deben encontrarle al mejor postor entre sus subordinados para así asegurar la continuidad de su dinastía. Él es un poco rebelde, su madre lo reprende mucho cada vez que muestra conductas "inadecuadas".

Y, a pesar de todo, se aman cada día más.

Su amor, aunque inocente, comienza a escalar. Los besos dejan de ser pudorosos, sus toques ya no son tímidos y los dos tienen la madurez suficiente para entender qué les pasa, por lo que, un año después de iniciar su relación, eligen dar el siguiente paso en un hotel a las afueras del distrito Jeon, donde nadie los reconozca. Namjoon paga todo de sus ahorros, prepara una sorpresa con vino, flores y música. Los nervios son más grandes que nada dentro de ellos, se besan como están acostumbrados, permiten que sus manos vaguen por sus cuerpos vestidos, pero se detienen cuando llega la hora de quitarse la ropa.

—Me da pena —susurra Jimin, sentado en la orilla de la cama, incapaz de ver a Namjoon a los ojos.

—A mí también.

Un silencio envuelve la habitación, interrumpido apenas por el sonido del fuego de las velas que se mueve con el ligero viento que entra por la pequeña ventana, se ven a los ojos en busca de una respuesta, pero no encuentran más que vergüenza; una inocencia que los lleva a reír como locos cuando comprenden lo que están haciendo. Ríen sin parar durante varios minutos y al final se dejan caer en la cama, uno al lado del otro, felices. Suspiran una vez que las risas cesan, sujetan sus manos y, todavía con las miradas en el techo, hablan sobre su día sin hacer más. Vuelven a la universidad, ambos se quedan en los dormitorios así que se duermen juntos, sin intentar terminar lo que dejaron pendiente en el hotel.