—Debido a que Kim Su-ji fue encontrada culpable y condenada a muerte por traición, su matrimonio con el actual rey de Joseon, Jeon Ji-sub, queda anulado y se considera inválido. Por lo tanto, el hijo único de esta unión es declarado ilegítimo —anuncia con voz fuerte un anciano.
El pequeño Seokjin, de apenas cinco años, está ahí, de rodillas frente a todos las personas que lo observan con una cruel indiferencia, no le importa causarle dolor a un ser tan indefenso y joven; él llora desconsolado porque extraña a su madre y quiere a su padre, pero este no se inmuta por las gruesas lágrimas que ruedan por sus regordetas mejillas, le dedica una mirada fría que lo hace sentir aún más pequeño.
—Papi... —solloza en busca de un consuelo.
—Es por ello que pierde, a partir de este momento, todos los privilegios y derechos que se le fueron otorgados como hijo del rey —continúa el anciano—. Es condenado al exilio en la provincia de Gwacheon. Cualquier miembro de la familia real tiene prohibido mantener contacto y comunicación con él, vivirá alejado de la sociedad, limitando su movilidad a la casa en que se hospedará.
Seokjin no comprende nada, sólo quiere un abrazo, que toda la pesadilla que comenzó cuando se llevaron a su madre termine y las cosas vuelvan a ser como antes.
—Se borrará de los registros el nombre de esa traidora —añade—. Sus fotografías, retratos o cualquier evidencia con origen real que se tenga de ella serán eliminados.
Un guardia toma a Seokjin de la mano para arrastrarlo fuera de ahí, este se resiste y llama entre sollozos a su padre, que no hace más que observar la escena con un semblante carente de expresión.
—¿Cómo puedes hacerle esto? —recrimina Seongju días después de aquel anuncio.
Ji-sub no levanta la mirada de los documentos que lee, finge que no escucha a su amigo aunque sus palabras calan en lo profundo de su ser.
—Si pediste una audiencia conmigo sólo para reclamarme sobre algo que no te incube, es mejor que te vayas —responde.
—Es un niño —insiste Seongju—. Tu hijo.
—El hijo de una traidora, ella debió pensar mejor las consecuencias de sus actos. Soy el rey y mi deber es hacer cumplir la ley.
—¿Así de fácil le das la espalda?
—¿Y qué quieres que haga? — Ji-sub lo mira por fin, sus ojos muestran dolor ante sus palabras—. ¿Aferrarme a mantenerlo como príncipe para que atenten contra él como Su-ji temía? Lo mejor es alejarlo de este mundo, darle menos poder para convencer a los enemigos de que no es una amenaza de la cual preocuparse. Alejarlo es lo mejor.
—¿Temes por él? ¿Cómo se supone que vas a protegerlo si no estás ahí para cuidarlo?
—No lo dejaré sólo, simplemente les haré creer que él ya no me interesa.
—Debe haber otro modo, es un niño pequeño y desamparado...
—¿Crees que no me duele? —La voz de Ji-sub se rompe, acompaña las lágrimas que se reúnen en sus ojos—. Es mi hijo, el niño que tuve con la mujer que amo y mi completa adoración. Ese otro niño, Jungkook, no significa nada para mí, Seokjin lo es todo... Pero debo protegerlo y si es necesario sacrificarnos a ambos lo haré, porque Su-ji lo hizo.
Seongju no lo comprende por más que intenta, él nunca estuvo de acuerdo con la condena de Su-ji y menos con el destierro de Seokjin, lo que provoca una grieta en su amistad de varios años. Es él quién decide visitar al niño de vez en cuando, puesto que sus deberes como líder y propia lucha para encontrar a su hijo le impiden hacerlo con mucha regularidad.
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THE SILENT TREE (KTH&JJK)
Fanfiction"¿Y quién es Kim Taehyung?". "La mayor debilidad de Jeon Jungkook". Taehyung amó con todas sus fuerzas a Jungkook, quien correspondió esos sentimientos con la misma intensidad. Pero fueron injustamente separados cuando los enemigos de este lo tomaro...