Capítulo 8

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ASHLEY
"Soy mitad agonía, mitad esperanza."
-Jane Austen

Todos habíamos bebido kombucha sin saber que llevaba muy poco alcohol.

Pero suficiente para que más de uno estuviera más contentillo.

Uno de ellos, Matt.

No volvimos a hablar del beso, hacíamos como si nunca hubiera ocurrido.

Navidad se acercaba y hoy inauguraron el pueblecito mágico.

Habíamos decidido quedar todo el grupo de amigos y decidí invitar a Matthew para que se uniera al grupo.

Eran amigos que no iban a la misma escuela y eso era lo que me gustaba. Poder pasear sin hablar de deberes, exámenes, profesores... Desconectar.

Tenía claro que Matthew iba a encajar enseguida en el grupo. Él sabía transmitir esa confianza. Tener una bonita amistad con él era "fácil".

Se soltó enseguida y todos empezaron a reír a su lado.

-¿Qué cojones es esto? -se reían mientras miraban los componentes de la kombucha.

Yo caminaba al lado de Casey mientras delante estaban Matt, Blair y otro amigo.

-¿Tenéis algo? -preguntó de golpe Casey.

-¿Eh?

-Matthew y tú. ¿Tenéis algo?

Me quedé procesando la pregunta.

-No.

-Se os ve muy unidos.

Sonreí. Con una de esas sonrisas tristes.

-Si, bueno. Es alguien con el que creas un bonito vínculo fácilmente.

De golpe las tres cabezas de delante se giraron hacia nosotras, muy divertidos.

Casey y yo nos paramos algo extrañadas pero enseguida entendimos la idea cuando señalaron el recinto de patinaje.

-Ay dios. Voy a atropellar algún niño -murmure entre dientes

-¡Eso es lo divertido! -sonrío Matt

Sin esperar la afirmación de todos se dirigió a la caseta y compró entradas para todos.

Empezó a repartirlas y a cambio le daban el dinero. Se plantó delante de mí.

-¿Tienes miedo, Ash? -me retó con la mirada

Le quité la entrada de la mano y le puse la moneda a cambio.

-Te atropellare a ti como sigas así. Tú tendrás que tenerme miedo a mí.

Él me miró divertido.

Me senté en un banco al lado de Cas y nos pusimos los patines de hielo.

Entramos todos en la pista, pareciendo más unos pingüinos que humanos.

Blair enseguida cogió el brazo de Matt para apoyarse en él.

Se alejaron del grupo poco a poco mientras desde la distancia los veía reír.

Algo en mí se apagó. Ni yo entendía que estaba pasando.

Claro que quería que se integrará en el grupo. Claro que quería que no se sintiera solo. Claro que podía estar con otras personas.

No eran celos.

Pero algo. Algo en mí rompía mi corazón.

Intenté pasarlo bien e ignorar esta tristeza que me estaba invadiendo.

Vi a Casey y Aurora reírse en una esquina mientras las dos se apoyaban entre ellas para no caerse.

Fui hacía ellas y entendí de qué estaban riendo cuando un niño se cayó y ellas empezaron a llorar de risa.

Pasé toda la tarde con ellas, riéndonos de las caídas ajenas y de las nuestras mismas.

Tuve que irme antes de todos porque esa noche tenía una cena familiar.

Me despedí de todos. Y a la hora de abrazar a Matt lo noté todo distinto. Más rápido, más distante.

De vuelta a casa, mi cabeza hacía ruido. Ruido que rompía. Ruido que asustaba.

Comparaciones, dolor. Todo estaba ahí.

¿Cómo pude pensar que le gustaba a Matt, si me besó borracho?

Matt empezó a gustarme por la manera que tenía de hacerme reír, de transmitir esta confianza. Pero supongo que al verlos juntos con Blair me di cuenta que él era así. Que esos no eran indicios de que él gustaba de mí y por eso fui una ingenua al pensar que él se fijaría en mí.

Teniendo a Blair. Ella que era más simpática, más extrovertida, más guapa, más social, ella que no era tan difícil de leer.

NUESTRA LUZ DE MEDIA LUNADonde viven las historias. Descúbrelo ahora