cáp. 23 Sueño, visión o recuerdo part2

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Sabes hija, lo bueno del amor es que puedes desenamorarte tan rápido como te enamoraste.

Me sentía frágil, muy pequeña, podía ver el entorno pero no lo reconocía, era una oleada de grises y violetas que adornaban los muros del lugar. Papá me traía en su brazos mientras me acariciaba la cabeza con su mano, caminaba por un pasillo de piedra iluminado por grandes ventanales en forma de arco, aunque el habiente era gélido y desalentador su tacto se sentía cálido y confortable  sabia que nos dirigíamos a algún lado.

-Tienes los ojos más bellos que he visto pequeña gota- me decía él.

el chirrido de unas puertas abriéndose y la llegada a un ala mucho más grande y acogedora, sillones forrados en violetas oscuros y jarrones con rosas negras, un aroma a miel se extendía por el lugar con el crepitar de un chimenea era como si la madera que ardía estuviera hecha de miel.

-¿Tuviste un buen viaje?- pregunto mi padre a una figura alta femenina que se encontraba observando por la ventana, no lograba ver su rostro porque estaba cubierta por una abrigo que llegaba mucho más abajo de las rodillas y cubría con un pequeño gorro sus facciones.

-Un gran viaje, sabes Max... siempre adore el castillo de tu familia- decía la mujer con voz de ceda.

-Enserio ¿no te parece que esta construido en un lugar casi imposible de llegar?-le pregunto mi padre con algo de burla.

La mujer dio la vuelta en sus zapatos de charol negro, su cabellera dorada relució con la luz de las llamas y un par de esmeraldas conectaron con los míos, una mirada penetrante que conocía a la perfección.

-La privacidad es un lujo que muy pocos sangre pura pueden darse- menciono ella con una sonrisa a medias que podría confundirse perfectamente con una mueca.

-Supongo que si- repuso mi padre.

Ambos se acercaron y tomaron asiento mientras un par de orejas puntiagudas llegaban al lugar con una bandeja en sus manos, traía té.

-Tiene los ojos de los Black- comento ella quien no me había quitado la vista de encima.

-Tiene tus ojos Cissy- repuso mi padre viéndome el también.

-Es cierto, pero su piel es como la de mi prima- lo dijo en un tono suave como sin querer hacerlo, mientras tomaba un sorbo de su taza.

-Es lógico que haya sacado los encantaos de Madeleine- continuo diciendo mi padre mientras me veía, pero Narcisa solo arqueo una ceja que mi padre nunca vio.

-¿Como esta ella? - Desvió el tema Narcisa.

-Cansada, haciendo Guardia en el ministerio- hablo mi padre quitándome la mirada de encima para fijarla en aquella mujer.

-¿No te pare arriesgado lo de esta dichosa organización?- hablo la mujer tomando la taza de té entre sus delicadas manos- ¿No te preocupas que tus hijos queden sin madre o sin padre?- parecía honestamente preocupada.

-Hacemos lo posible para que eso no ocurra...-le contesto mi padre- Adema es mucho peor que mis hijos crezcas en un mundo en guerra que sin padres.

-Yo jamás dejaría a mis mis hijos por nada del mundo- advirtió ella defendiendo su posición.

-¿y aun así estas aquí?- le reto mi padre.

-Solo venia ha saber como se encontraban ustedes- le refuto la rubia.

-Te vez con Madeleine casi todos los días en el ministerio ¿no pudiste preguntárselo en persona?

-no me habla desde que se entero que el nombre "Pauline" lo habíamos elegido tu y yo para nuestra hija cuando aun estábamos comprometidos - fue como un ataque, sus palabras y su postura lo advertían, si esto fuera un juego de ajedrez ella seria la reina.

Hogar  Una shifther en su RDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora