Una retirada a tiempo es una victoria

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Soy un completo gilipollas, soy imbécil y de verdad que no era mi intención que pasara nada (bueno casi nada) de lo que ocurrió pero a la misma vez sería un error retractarme así porque, en realidad, no es profesional dejarte una nota bajo tu puerta y menos teniendo en cuenta que cualquiera podría verla porque compartes litera. Sí, es temerario y antilaboral pero me veo en la obligación de disculparme dado que yo tampoco he sido la imagen del buen comportamiento y soy el primero que debe dar ejemplo en mi situación. Joder me expreso fatal, no es que quiera refregarte una vez más mi jerarquía porque sé que lo odias, es decir, no es solo que lo odies sino porque está mal igual y no es excusa para los horribles actos que tuvieron lugar. O sea tampoco piensas que me disculpo porque me sienta en la obligación, quiero disculparme porque yo así lo deseo, que no te quepa duda. Maldita sea, llevo casi una carta y no he dicho nada y lo que era una nota es un post it de los grandes totalmente lleno, quizá es mejor que la ponga sobre tu almohada. Recuerdo que decías que hacías no sé qué ley con eso. Ley de atracción, eso es, y que con eso conquistaste a mucha gente. Pero olvidémoslo porque se supone que nuestro acuerdo tácito era no hablar del pasado. Solo quiero...no sé ni lo que quiero y son unas disculpas horribles pero lo único que debes tener presente es que no volverá a pasar. Hice mal en mezclar nuestras rivalidades y tener ese abuso de poder contigo casigandote por lo que el Sargento nos pide. Siento que haya hecho falta la experiencia de hoy para darme cuenta de que tú no te diviertes con este chantaje al que nos han sometido. Al principio creía que sí lo disfrutabas solo por el tener algo con lo que sentirte a salvo pero ya veo que no y corregiré cuanto ha pasado, tú no tienes la culpa de que el Sargento nos obligue a convivir bajo tales condiciones. De hecho, si quieres contárselo todo tendré que aceptarlo y no niego que te disuada de hacerlo porque me convenga (aunque me conviene) pero no es el punto, lo que intento decir es que...lo cierto es que no quiero meterme en más líos con este asunto pero igualmente no es solo por eso que quiero que restemos importancia a lo acaecido y enterremos en medida de lo posible el hacha de guerra.

Tiré la nota de mala gana en la basura, era vomitiva. Yo era vomitivo y debía creerme un Hemingway o algo así si pensaba que cualquier papelucho que yo escribiese podía compensar mínimamente mis actos. Estaba teniendo una bajada de tensión, cómo no pude notarlo si he tenido que aprender mucho acerca de enfermedades y primeros auxilios. Y aún así aguantó cualquier marranada fruto de mi rencor. Sentía que debía pagar la indiferencia que había mostrado ante la muerte de quien era su amigo cuando había sido uno de los pocos que tenía además y quien le debía compensarle por aquella riña pre mortem. Es normal que la vida siga pero por muy emotiva que se mostrase en el entierro, de ahí en adelante no volví a saber de ella una vez llegó a Madrid. Desapareció por años después de selectividad que era justo cuando más la hubiera necesitado para recordarme que había alguien tras la muerte de Ale a quien, en teoría, no le daba igual como al resto. Lo único por lo que había exigido esa disculpa era porque yo ya le había perdonado todo excepto la indiferencia con la que vivió su duelo. Casi que dudo que alguna vez tuviese alguno. Esta disculpa no era algo para mí sino para Alejandro y una vez lo hice no estuve satisfecho y quise más porque en mi mente sonaba coherente que el dolor fuera con intereses como los préstamos bancarios.

Pero ni todo el rencor del mundo era excusa para provocar que alguien ya de por sí con la tensión baja se desmaye también por estrés. En la enfermería decían que apenas duraban unos minutos pero ella estuvo casi tres horas. Intentaban convencerme por todos los medios de que su polémica menstruación había sido la causa de que ese desmayo se alargase y que no me preocupase pero en cierto modo era culpable en un 90% así que no podía calmarme sin más.

Y menos sabiendo que en un par de días empezarían las veladas y este contratiempo podría desestabilizarla sin que mejorase para entonces. Estas veladas son como una especie de novatadas en el ejército y como toda novatada ningún principiante se libra. Llegó un punto que fueron tan grandes los combates del rin que hasta el propio Sargento dio el visto bueno. Él hace los cuadrantes de luchas solo que ni esta semilegalidad impide que se acorten los combates y esté permitida cualquier marranada. Aurelia estaba en clara desventaja conforme a sus compañeros así que añadirle una dolencia más no era precisamente algo que me limpiase la conciencia. Dado que forzosamente tenía que cuidar de ella ,y ya antes de eso no iba a perderle la pista, decidí que tenía que hacer trampas por poco que me gustara y revelarle quién sería su contrincante en las dos batallas correspondientes. Uno de ellos era un tal Javi que, en cuanto a complexión y estatura, no era tan preocupante porque la supera pero tiene pinta de que es un buenazo y tendrá piedad y más aún con una mujer. El que me quitaba el sueño era Barrabás, hasta su nombre era de bruto ¿cómo sería ese bebé para que sus padres lo vieran y pensaran que ese era el nombre ideal? Aunque igual tenía sentido que sus padres le tuvieran coraje. El tío había acabado en el ejército como último recurso pues ni siquiera los reformatorios habían dado resultado así que nada más cumplir los 18 sus desdichados progenitores aprovecharon su labor destructiva para el Estado.

LA GUERRA ENTRE NOSOTROSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora