-No te obligaré a ir a la enfermería de nuevo pero que sepas que estoy muy decepcionado.
-Ya te he pedido perdón, han pasado dos días.
-Me da igual.
-¿Y quieres que siga entrenando o algo así?
-No estoy de humor para aguantarte hoy.
Aproveché antes de que quisiera cambiar de idea y me dirigí a comer como el resto de mis compañeros. La hora de la comida se hacía a nivel conjunto como era de esperar en un comedor. Yo lo odiaba a muerte y no por la comida en sí pues -aunque no era gran cosa- había sido capaz de sobrevivir con abundantes mierdas de recetas en mi época de estudiante y había sido capaz de comerme las desastrosas pifiadas culinarias de Aiden y Dante alabandolas como si pertenecieran a Ferrán Adriá solo por no herir sus sentimientos. Lo que odiaba es ese sentimiento de volver a estar en el patio del colegio sin nadie que comiera a mi lado. No es que me diera pena convertirme en el bicho raro de estos bastardos al comer sola, es solo que no me gustaba que a nuestras edades siguiera existiendo el infantil concepto de los grupos del comedor.
Los militares de alto rango como José o su sargento comían en unas mesas mucho mejores alejadas de las nuestras recordándonos a todos los soldados que solo eramos unas hormiguitas trabajadoras y que sólo las medallas y la disciplina podría llevarnos hasta ese puesto privilegiado. Para los demás era un incentivo, para mí era deleznable.
Iba a llamar al pobre Dante pues hacía mucho que no sabía de él y esperaba que las peleas en casa hubieran amainado. Así tendría algo mejor en lo que entretenerme que quejarme mentalmente de mi alrededor.
Justo en el momento en que me disponía a marcar pasaron los mencionados altos rangos y me temí lo peor. Se supone que no debíamos coger el móvil más que en horas específicas pero yo rezaba porque ninguno de ellos dijese nada pues prácticamente la mitad del comedor lo utilizaba mientras engullía sus macarrones con queso. Pero él no, siempre queriendo demostrarme desde que está aquí dentro lo impasible que es. Hoy estaba enfadado y no esperaba menos.
-Soldado.
-¿Sí?-pregunté haciéndome la sorprendida.
-El teléfono.
-Estaba llamando a mi señora madre, está mal de la cadera porque bajando las escaleras de la iglesia del pueblo se cayó, se lo ruego-mentí intentando dar pena a los otros cargos.
-Mientes, seguro que no se cayó por esas escaleras.
-¿Cómo podría usted saberlo mi Cabo?-pregunté con una sonrisa desafiante-¿acaso tendría por qué saber usted algo de las instalaciones de mi pueblo o cualquier acontecimiento que se relacione conmigo?
-Por supuesto que no-negó nervioso.
-¿Entonces por qué desconfiar de mí?
-Si no ha informado previamente de ello no puedo creerla soldado.
-Debo haberlo olvidado porque ha sido muy precipitado el accidente pero de verdad es importante.
-¿Y su madre se llama Dante mi llama del infierno?-preguntó el cabo señalando mi pantalla con un claro "jaque mate" en la mirada.
-No sabía yo que pudiera invadir mi intimidad así-dije escondiendo el móvil.
-Como comprenderá lo he visto por accidente.
-Vale, es un hombre a quien llamaba pero juro que está con mi madre. Es su cuidador y si no me creen llámenlo.
-Es algo más que un enfermero por lo que se ve-añadió entrecerrando sus ojos.

ESTÁS LEYENDO
LA GUERRA ENTRE NOSOTROS
Novela Juvenil¿Te han roto el corazón?¿No quieres volver a enamorarte jamás?¿Odias por su culpa a uno de los signos del zodiaco?¿Virgo verdad? Déjame adivinar 🙄 su nombre por J, quizá por A. Tranquilidad, tomemos pañuelitos. El mío fue una combinación de ambas...