Había llegado el momento. Me disponía a subir al ring, solo faltaban dos combates y sería mi turno. Observé al chico moreno que sería mi primer contrincante y pretendía fingir que no me importaba pero estaba de los nervios imaginando cómo podría ganarle. Tenía que ganar sí o sí porque si me desplomaba volvería a la enfermería y no solo es que no me gustara, es que mi cuerpo no estaba para mucho más trote. La mirada impasible del que era mi entrenador no me consolaba mucho.
-¿Quieres dejar de masajearme?-pregunté palmeandolo de mala gana-Lo haces fatal y no me calma, en todo caso, me pone aún más tensa.
-Al menos yo intento ayudar.
-Ayúdame siendo un poco más eficiente.
-Esto es todo lo eficiente que puedo ser porque, por si lo olvidas, eres una negada para estas cosas-farfulló.
-Quizá si me hubieses hecho un hueco en tu "apretada agenda" ahora estaría más preparada por negada que fuese.
-¿Le fastidia que tenga un mísero día libre a la que promulga con la importancia de la salud mental?
-Promulgo cuando la gente no es un caso perdido-contradije bufando de mala gana.
-Oh, ya veo que tú dices quién es un caso perdido. Desde luego el que no sabe enseña.
-No, lo decides tú que has sido el más irresponsable aquí.
-¿Yo irresponsable? Pues si tú no te hubieras desmayado, no habríamos perdido un día entero y mi salud mental supuestamente inútil no sería ahora tema de debate.
-¿Y de quién fue la culpa?
-Tuya por ser una testaruda capaz de desplomarse antes que admitir que no puede hacer unas flexiones. Ni que a mí me importara tanto.
-¿Mía?-pregunté con los ojos a punto de salirseme de las órbitas-Esto es increíble. Y sí que te importaba.
-Recuerda lo que te dije y dejemos la discusión. No es el momento ni el lugar.
-Don nunca es el momento ni el lugar.
-Aurelia-advirtió con la mirada.
-Vaale.-zanjé poniendo los ojos en blanco- Recordaré tus consejos. Es útil pero no una fórmula mágica. Siento que soy como Tris en divergente justo antes de que Peter le diese una paliza.
-Tris era bastante más fuerte que tú.
-Gran consuelo-repliqué con cara de poco amigos.
En las últimas horas volvíamos a ser como el perro y el gato y no lo entendía si ambos habíamos hablado del incidente en clase y debatido sobre él en buenos términos pero una pizca de desagrado parecía seguir hablando por nosotros y solo por hoy no me arrepentía de que existiera porque las discusiones en las cuales tenía que tener mejor respuesta activaban todas mis funciones neuronales y hoy necesitaba todo eso. Ojalá vencer a estos idiotas fuera tan sencillo como vencerlo a él.
Finalmente me aproximé. Odiaba cuando los tíos hacían esto pero di un escupitajo, bebí un trago de agua y saltando de un lado a otro para ir preparándome me coloqué la protección bucal. Me recoloqué mi top negro y apreté las gomas de mis trenzas de boxeadora antes de que me ajustasen los guantes.
-Aure, hazlo. Sé que puedes ganar porque será más fuerte pero sus movimientos son flojos y yo te vi cuando casi te cargas a Kevin. Cuando sientes el odio y la supervivencia no hay nadie que te pueda.
-Gracias pero no sé si seré capaz de sacar ese instinto ahora. Siempre viene cuando menos falta me hace.
-Solo tienes que controlarlo a voluntad. Sé que lo harás, te lo debes a ti misma. Tienes que ver en su cara el rostro de todos aquellos que como Eusebio se creyeron con el derecho de herirte. Incluso yo.
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LA GUERRA ENTRE NOSOTROS
Dla nastolatków¿Te han roto el corazón?¿No quieres volver a enamorarte jamás?¿Odias por su culpa a uno de los signos del zodiaco?¿Virgo verdad? Déjame adivinar 🙄 su nombre por J, quizá por A. Tranquilidad, tomemos pañuelitos. El mío fue una combinación de ambas...