𝐂𝐚𝐩 15

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𝐂𝐨𝐥𝐞𝐭𝐭𝐞 𝐓𝐨𝐫𝐫𝐢𝐜𝐞𝐥𝐥𝐢

Con un tanto de dificultad abro mis ojos al sentir un poco de la claridad de la mañana, tardo un rato pero logro abrirlos por completo, acostumbrarme a la luz y ver de donde viene claridad.

Todas las ventanas estan con las cortinas cerradas, solo que una tiene un pedazo abierto que logro entrar la luz de la mañana y es arriba del cabecero de la cama.....esperen, yo no tengo cortinas haci de oscuras y mis paredes tampoco son de ese color. Y menos tengo una ventana atrás de mi cama. ¡Mi habitación ni tiene ventanas!.

Desorientada me siento en la cama para observar por completo la desconocida habitación.

¿Donde coño estoy?....¿y quien puede tener una habitación tan oscura como esta?. No se ve mal pero es muy oscura, los colores oscuros tras que te dan un aura de misterio, elegancia y te deprime. Pero la madera de la cama es una muy buena y costosa, todo en esta habitación se ve muy costoso. Estas sabanas son tan suaves y calentitas, pero son negras también. Encerio, ¿quien puede tener tanto color oscuro en una habitación?. Debe ser un total amante del negro o es alguien deprimido.

Pero lo más importante es, ¿donde estoy?. Me siento en la cama, me estiro y en el proceso las cobijas se cae en mi regazo dejando mis senos al aire, ¡¿estoy desnuda?!. Levanto las cobijas de mis piernas y si, estoy completamente desnuda. Como Dios me trajo al mundo. Imposible que no recuerde lo que paso a noche, solo me tome dos tragos pero eso no es suficiente para que me embriague exageradamente.

Mientras intento hacer memoria siento movimiento en la cama, a mi lado para ser precisos. Cierro los ojos con fuerza y letamente muevo mi cabeza a mi izquierda y sin hacer ningun ruido, como si lo que estuviera me fuera a morder o algo peor si llegace hacer ruido, moverme a lo brusco y por mirarlo.

Respiro hondo unas cinco veces antes de abrir los ojos, hasta tuve que empezar a contar en un susurro.

𝑼𝒏𝒐, 𝒅𝒐𝒔....𝒕𝒓𝒆𝒔- los abro......¡mamma mia!.

Me cubro la boca con mis propias manos para no gritar las palabras como una loca al ver una espalda ancha de un hombre con una enorme serpiente negra tatuada. ¡Un hombre!.

Agarro con los dedos las cobijas y las levanto lentamente. Si estoy averiguando si esta desnudo o no. Aprieto mi mano contra mi boca con más fuerza, callando mis gritos al ver que esta desnudo......pero que bueno esta, dios bendiga a los padres de este hombre por crear a este monumento, muchos musculos y unas nalgas..¡no, reacciona!.

Comienzo a moverme en reversa en la cama, y lo peor de todo es que no siento la esquina de ella. ¿Para que alguien necesita una cama tan grande?, al parecer él por lo grande que se ve....no lo se y ni me importa en estos momentos. Sigo dando reversa.

𝑵𝒐, 𝒏𝒐 𝒍𝒐 𝒉𝒊𝒄..- no termino la frase cuándo me cai de culo de la maldita cama y termine moviendo las piernas en el aire como las cucarachas.

¡Auch, mi culo!. Me muerdo la lengua para no salir gritando y lloriqueando del dolor. Yo se que tengo mucho pero dolio, me pongo de rodillas en el suelo y me masajeo mis nalgas para tranquilizar el dolor. No las siento, ¡creo que ya me quede sin nalgas!.

𝑨𝒚, 𝒂𝒚, 𝒍𝒂𝒔 𝒑𝒆𝒓𝒅𝒊- lloriqueo por lo bajo. -𝑴𝒊 𝒑𝒂𝒓𝒕𝒆 𝒎𝒂́𝒔 𝒃𝒐𝒏𝒊𝒕𝒂 𝒅𝒆 𝒎𝒊 𝒍𝒂 𝒑𝒆𝒓𝒅𝒊.

Escucho un sonido de queja, me callo para después esconderme al lado de la cama y solo asomar medio rostro. El hombre misterioso se mueve en la cama para evitar la claridad y sigue durmiendo con la misma tranquilidad de hace rato. Suspiro aliviada, bien no se desperto ni escucho la caida, estoy salvada.

𝐋𝐨𝐬 𝐜𝐢𝐧𝐜𝐨 𝐡𝐢𝐣𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐌𝐚𝐟𝐢𝐚 𝐀𝐥𝐞𝐦𝐚𝐧𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora