Capitulo 5

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Mientras estaba desayunando mi tía llego y me acompañó en el comedor. He insistido en numerosas ocasiones que se nos unan Nadine, sus padres y Frederick con su madre, pero es un asunto aparte de protocolo que ya ha estado infundido desde antes yo llegar. 

He decidido que puedes cambiar las cortinas de tu habitación -miré hacía otro lado, imaginando que cortina me sugerirá ahora.- Tranquila, a tu gusto. -dijo mientras masticaba una manzana- 

¿Cuáles son sus pretensiones? -le pregunté sin medir mis palabras, ella abrió los ojos al tope- es que me sorprendo que me de la libertad ahora de cambiar el color de las cortinas. 

Pues... tu cumpleaños número diecinueve esta cerca -arrastré un suspiro, detestaba que me hagan acordar de mis cumpleaños- es sólo eso. -respondió mientras me daba una sonrisa- vas a la feria con Nadine. Yo me retiro, tengo algo que hacer. -se levantó de su asiento, pidió permiso y se retiró- 

¡Nadine! -llamé a Nadine para que viniese a hacerme compañía- 

Aquí estoy. -dijo apareciendo, mirando alrededor para visualizar si mi tía no estaba. Una vez asegurándose, se sentó en una de las sillas de la gran mesa- Vamos a la feria.

Paciencia que aún no acabo -dije mientras mi amiga me fulminaba con la mirada- pero ¿por qué tanta prisa? Esta bien, ya lo dejo ahí. -dije limpiándome la boca y levantándome de la silla- 


El camino para ir a la feria fue algo corto, el clima estaba templado 18° al menos estaba bien para mí, ni mucho frío ni demasiado calor. El lugar estaba algo lleno, especialmente los puestos de comida, razón por la cual me era incomodo caminar entre tantas personas y por eso agradezco haber venido con un pantalón y botas hoy iba a cabalgar en mi hermoso pura sangre pero estoy aquí. 

Nadine estaba entusiasmada con la gran variedad de telas que habían, escogimos algunas de mi agrado ya que era la tela a mi gusto. 

Ahora debes escoger una para tu vestido. -arrojó Nadine dejándome perpleja y al darse cuenta pude jurar que la veía lamentarse al parecer por su indiscreción- digo, para los de tu tía.

Habla Nadine, y habla ya. ¿Qué pretende mi tía? -pregunté lo más seria posible, me desesperaba que Nadine se quedara callada así que volví a insistir en un tono más exigente- dime ya.

Bien, bien. Te hará un gran fiesta, eso es todo lo que sé. -dijo con naturalidad-

¿Segura? -pregunté achinando los ojos- 

Sí. -suspiró Nadine en son de alivio- ya, no me presiones. 

No lo haría...solo que, no me agradan las fiestas a mi honor por mi ''cumpleaños'' lo sabes Nadine, eres mi amiga -dije cogiendo mi cabeza con mis manos para luego posarlas en mi cara en sentido de frustración- odio mi cumpleaños. 

Ya deja el drama -soltó con fastidio Nadine- son diecinueve años, tu tía se está esmerando, hasta Jessa es invitada. Aunque tu no lo creas tu tía te quiere mucho y si te está haciendo una celebración en su casa lo que por cierto es muy raro...es por el simple hecho que te considera Angela.

Nadine, basta. -bufé y resoplé un mechón flojo de mi coleta que se asomaba en mi frente- esta bien, pondré mi mejor cara...pero aún falta demasiado para ese día como para ponerme a escoger una tela para el vestido ahora. 

Menos de un mes, el tiempo adecuado. Serás la celebrada ese día. -dijo Nadine con emoción en su rostro- 

No te parece... ¿algo peligroso una fiesta en la casa de mi tía? Podría entrar cualquier cazador. -trataba de poner excusas para que cancelaran la fiesta- podrían hacernos daño.

Tranquila, que tu tía tiene un detector de cazadores, así que no pongas más peros. -rodé los ojos, se estaba saliendo con la suya- 

Bueno, ya. Por lo menos déjame ir a buscar por mi cuenta una tela de mi agrado ¿Quién me hará el vestido? 

¿Quién mas? por si aún no lo sabes tienes a tu más leal doncella (y la única por cierto) que es una experta en el arte de la confección -dijo señalándose a ella misma, había olvidado que Nadine es buena en lo suyo- bueno ahora sí, anda a buscar tu tela. Nos encontraremos aquí en 15 minutos ¿ya? -miré el gran reloj que estaba ubicado en una pared y asentí- 

Lo de buscar las telas era en parte una excusa, Nadine es mi amiga pero a veces suele ser sofocante y al menos así yo la siento en estos momentos. 

Me adentré en un sitio que tenía telas muy hermosas y llamativas, entré y la señorita de la tienda se mostró muy atenta. Mostrándome telas de algunos materiales interesantes.

Este tono le quedaría muy bien, lo digo porque resaltaría con su rostro. 

Y con su cuerpo. -sentí una voz masculina susurrarme, pero quizás eran ideas mías porque no había nadie más- 

M-me las llevo. -mientras sacaba el dinero suficiente para cancelar observe que la señorita que me atendió miraba "encantada" hacía la entrada, fruncí mi ceja por el momento raro y seguí buscando dinero en mi pequeño bolso.- listo, tenga. 

Andriev -suspiró mientras cogía el dinero y me entregaba la bolsa- 

Me voltee y me lleve la sorpresa de volver a ver al caballero osado de la fiesta, Oh no. No ahora, no aquí. Al parecer no me había visto por lo que rápidamente cogí mis cosas y prácticamente salí corriendo.

Gracias. -grité mientras me alejaba- 

¿Dónde está Nadine? pensaba para mi misma. Me quedé parada entre la multitud, creo que estoy ya lo suficientemente lejos para encontrarme con ese tipo. 

Hola, nuevamente. -su voz ronca se hizo presente, me giré y enarqué una ceja al verlo con esa sonrisa algo egocéntrica- 

¿Acaso me está siguiendo? -pregunté un tanto a la defensiva- 

No, esto si fue coincidencia. -noté extraño al percatarme de que el dijo ''esto sí fue coincidencia''- venía a visitar a... -se quedó mudo- alguien.

Aha, claro -no creería fácilmente eso- quizás a una novia ¿cierto? -pregunté sarcástica mientras miraba hacía otro lado, sentía su mirada sobre mí- 

Eso no importa en este momento -el desvió un tema- ahora solo me importas tú. -logró que mi vista se conectara con la suya- no pensé que el cielo escucharía tan rápido mis plegarias de que nuestros caminos se vuelvan a cruzar tan pronto. 

No te esfuerces -dije reprimiendo una sonrisa- aunque bueno te has de saber el discurso de memoria para decírselo a toda chica con la que quieres intentar algo. 

¿Por qué eres así? -preguntó un tanto ofuscado- eres difícil. 

Pues, es una pena no ser como las que acostumbras coquetear y galantear fácilmente...lamentable, inaudito, imperdonable ¿no? -ahora yo era la ofuscada- 

No, al contrario -ahora sonreía- creo que por eso me interesas. Porque eres un reto y me gustan los retos difíciles. -dijo mientras bruscamente me agarró de la cintura para acercarme a su cuerpo, sentía su respiración tan próxima a mí, al igual que un carraspeo de garganta-

Nadine -dije y me solté de su cálido pero atrevido agarre- al fin volviste. 

Si, lamento interrumpir el momento -decía tratando de aguantarse la risa- ¿nos vamos?

Vamos -Nadine avanzó y yo retrocedí para volver hacía Andriev- No vuelva a hacer eso de cogerme bruscamente de la cintura, ¿Quien se cree?

Bruscamente no, bien, entendí. -dijo y me guiñó un ojo- 

-gruñí fastidiada- adiós 

Me alejé prácticamente huyendo de su alcance. 

Andriev, Andriev, Andriev. Yo no soy como piensas.


Mi mejor desdicha.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora