De un movimiento brusco estaba despierta con la respiración agitada debido a la turbia y borrosa pesadilla que había tenido recientemente. Los detalles eran nulos en mi mente, sólo recuerdo ver a mis padres y a mi tía discutiendo por alguna extraña razón envolviendome a mí en todo el asunto.
Decidí bajar por un poco de agua, sentía mi garganta seca a más no poder.
La oscuridad ha sido siempre lo mejor para mí, como una aliada, claro, cuando no tropiezo con nada y no existe el ruido en lo absoluto... Aunque en parte a veces me asusta. Sin embargo hoy no era de esas madrugadas para temer, me podía más la sed que el propio miedo.
Con suerte llegué a la cocina y sin dificultad alguna dispuse a servirme agua en un vaso, volteándo para dirigirme nuevamente a mis aposentos una sombra se hizo presente y a los pocos segundos la lámpara se encendió.Tía -pronuncié lo suficientemente audible para que ella escuchara- que susto me he llevado.
¿Seré horrible? -preguntó con humor mientras acortaba la distancia-
Usted sabe que no -dije para luego llevar un sorbo del líquido incoloro a mi boca- bueno, voy a seguir durmiendo, descanse.
Emprendí paso nuevamente pero no por mucho tiempo debido a unos labios recientes pronunciando mi nombre.
Ángela -mencionó y a la vez me volteé para mirarla y así continuase- sabes... No sé cómo empezar. -explicó relajada mientras yo me acercaba un poco-
Hablando ¿será? -dije con humor y Sarah una risa reprimió- empezar ¿Qué?
Lo del... Lo del matrimonio de Nadine. -soltó calmada, el tema me interesó y decidí finalmente sentarme para escuchar- yo, te he mentido sobre eso de "Si te casas pierdes tus dones" -arrugue mi ceño levemente tratando de recordar, y en efecto, hace 6 años ella me había explicado eso debido a que mi madre no podía "educarme"- es mentira. Nada arruina tus dones. Es irreversible.
Realmente... No sé que decir en este momento -palabras sinceras salieron de mi boca con un leve toque de confusión en mi voz- y no estoy al tanto segura de si estar enojada porque recién caigo en cuenta que ha sido una mentira o si estar feliz porque nada arruina la brujería.
Bueno, en eso creo que me estoy equivocando un poco. -incité a que continuará- la única persona que puede arruinarte... Eres tú misma.
Recuerdos de incertidumbre golpearon mis pensamientos y al mismo tiempo sin pensarlo mi boca ya había formulado una pregunta.
¿Y mi madre se destruyó a si misma? ¿Cierto? -Sarah asintió- ¿Cómo?
Eso... Te lo contaré en otro momento -bufé molesta- sabes... Eres muy hermosa.
¿A qué viene eso? -pregunté algo a la defensiva-
No soy tonta, niña. -su respuesta me incomodó y sin mucho éxito logré mantenerme firme- he notado que pasas sonriendo, tus impredecibles paseos, el cambio de clima. Es tan obvio que estás enamorada.
No lo creo -solté de golpe tratando de sonar convincente- el clima no he sido yo. Cuando salgo lo he hecho con Nadine y con Jessa y bueno... Si sonrío es porque he notado que me asienta hacerlo. -finalicé y observé el rostro de mi tía con su gesto que demostraba que mis argumentos no eran válidos-
Sabes que a mi no me puedes ocultar nada... Así como esa ocasión que estabas tan obsesionada con las carreras de caballos. Te hizo daño ansiar tanto una, que casi no sobrevives para recordarlo. -pausó unos segundos- ¿Quién te asegura que no saldrás lastimada nuevamente ahora?

ESTÁS LEYENDO
Mi mejor desdicha.
RomanceTodo me parecía absurdo, luego me gustó. El amor me parecía redundante, sin embargo me enamoré. Arriesgarme pensaba que solo era en lo necesario pero me arriesgué por él. Hacer sacrificios por escoger entre el honor y el amor me costó y sé que a él...