Capítulo 11

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Luego del corto trayecto en volver de la feria a casa Nadine y Jessa no dejaban de mirarme con sus rostros que reflejaban curiosidad. Tía Sarah no estaba en casa así que directamente subimos a mi habitación, recostándome en mi cama pude observar que mis amigas me miraban como esperando respuestas.

Dejen de mirarme así -supliqué entre dientes- me incomodan, es en serio -rodé mis ojos un tanto fastidiada y hundí mi rostro en uno de mis almohadones-

Bien, no te miraré, gruñona -emitio palabras Nadi, lo último lo dijo susurrando aunque de igual manera pude escuchar pero no me importó ya que al menos me dejará de molestar con el tema de Andriev-

Momento, momento - Jess comenzó hablar y con su tono significaba una sola cosa así que supuse desde ya que iría a persistir con el asunto- ¿Quieres decir que Nadine y yo fuimos testigo de una escena similar a la de Romeo y Julieta y te haces la desentendida por no contestar las inquietudes y curiosidades de tus amigas? ¿Es en serio? Por lo menos rebela el nombre.

Yo si sé su nombre ya -le comentó Nadi-

¿En serio? -preguntó sorprendida la castaña persistente, pero antes de que Nadine hablase decidí contraatacar-

Momento momento -ambas me quedaron viendo- bien Jess y ¿Cómo es eso que primero te quieres esconder de -así como dijo Nadi- de ''Un castaño sexy" y luego a lo que más te acercas ambos se miran como si estuviesen caminando hacia el altar, y luego se vayan hablar a una distancia considerable de solo tu sabes qué? ¿Que hablaban? -Por las expresiones faciales supe que Jess aún no sabía que responder ante mis insinuaciones, sin embargo decidió  empezar a hablar-

Puedo contarles -trataba de sonar lo mas fresca y relajada aunque su rostro mostraba lo contrario. En el poco tiempo que conozco a Jess ya puedo identificar cuando está realmente nerviosa y al parecer este es uno de esos momentos- Él es alguien por el cual quise arriesgar todo. Se llama Sergio -aflojó un suspiro- les juro que me enamoré sin remedio y sin rebobinar ni reiniciar pero ya vez, nada es perfecto y supongo que lo único que me toca y debo hacer es resignarme a estar... sin él -al termino de esas dos últimas palabras Jessa ya tenía lágrimas descendiendo de sus ojos-

Mi mejor desdicha.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora