Capítulo 17

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Sentirlo contra mi espalda, el cómodo silencio mientras observaba el paisaje y al mismo tiempo sentir que su respiración chocaba en mi nuca y a su vez ambos sosteniendo el arnés para dirigirnos a dónde sea que fuese. Total, mientras sea con él me iría hasta el fin del mundo.
Observé que el caballo se detuvo e hice una mueca de confusión cuando sentí la ausencia del cuerpo de Andriev, me giré para observar que él ya había bajado y me extendía su mano.
Mi entrecejo se frunció, esto era como un muro lleno de ramas con hojas y en los laterales paredes de tierra húmeda... Como si se tratase de un árbol plano.
Ladee mi cabeza mirando con intriga, el pelinegro se acercó y movió la cortina de hojas, ¡Y vaya, ahora me entero que era cortina! Invitándome así a pasar.

Al entrar me quedé atónita en la totalidad de la palabra. Era hermoso, muy hermoso. El sitio era una laguna calmada, a parte tenía una buena flora y aquí pude apreciar mejor las flores y todo lo maravilloso que brinda la naturaleza.
Mi acompañante, Andriev, me miraba divertido e inmediatamente me puse a pensar en que expresión pude haber puesto como reacción ante tal hermoso sitio.

Asumo que te ha gustado -expresó con su voz ronca al mismo tiempo que mi cuerpo volvía a sentir el hormigueo-

Gustarme es poco -musite nerviosa- me ha maravillado, Andriev. -Sonreí mientras me encaminaba al lago dando vueltas como si fuera una bailarina, estaba feliz-

No sabía que el baile era tu fuerte -soltó con tono incrédulo y al mismo tiempo con humor-

¿Te estás burlando de mí? -espeté mientras me quedé frente a él fijamente sosteniéndole la mirada, el negó de inmediato. Al instante Sonreí alzando mi ceja derecha pensando en la idea inapropiada que rondaba en mi cabeza- ¿Bailamos? -pregunté con la mejor cara que pude-

El pelinegro se estremeció y pude jurar ver que se sonrojó pero claro como el es hombre trata de ocultarlo y disimularlo de inmediato. Recuperó su postura mirándome expectante y sonriendo como todo el galán que es. Mi galán.

Se supone que yo debo pedirle una pieza, dulce damisela. -hizo una venia extendiendo su palma derecha, inclinando su torso y por efecto posar el pie derecho sobre el talón izquierdo.- ¿me concede esta pieza?

Sin dudarlo delicadamente pose mi mano sobre la suya para después su mano libre pose en mi cintura mientras la mía en su hombro. Mirándonos, la conexión que me brindaba cada vez que sus ojos veía era la misma y es más... Siento que cada día se intensifica. No hacia falta música alguna, la música fue el acto de la naturaleza seguir su curso. El viento, las ramas chocando, hojas cayendo , grillos cantando, lluvia mojando, aparte el olor a tierra mojada se había convertido en una de mis esencias favoritas desde mi cumpleaños. ¡Llovia por Andriev!
Ahora lo entiendo, ¡Identifiqué mis emociones! O algunas por el momento.

¿En qué piensas? -susurró sacandome de mi trance mientras me encaminaba bajo la copa de un árbol-

¿Crees en lo sobrenatural? -pregunté sin siquiera titubear, no pretendía decirle quien era, al menos aún no era el momento- ya sabes, cosas así como vampiros... Hechiceros... Brujas -lo último lo dije casi imperceptible-

Decidí sentarme, y desde mi postura observaba a un Andriev pensativo procesando las palabras recientes que salieron de mi boca. Al poco rato él imitó mi acción y ahora ambos estábamos sentados.

Si... Si creo -soltó después de un suspiro, giré mi rostro para obtener una mejor vista de sus expresiones- todos debemos creer en algo ¿no? -dirigió su mirada sobre mí - y yo creo que estoy enamorado de ti.

Mi mejor desdicha.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora