Colmillos (Itto x Gorou)

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Itto era un alfa dominante que llamaba la atención a dónde iba por varios motivos, su musculatura, su fuerza, su simpatía, la presencia que imponía y esos grandes colmillos que enseñaba cada vez que sonreía, los cuales encantaban e intimidaban por igual.

Sin embargo había unos dientes que a él lo volvían loco, por ello siempre que podía iba al sitio de la resistencia de Inazuma, le gustaba quedarse sentado bajo la sombra de algún árbol esperando por el general. En ese cuartel había un omega que podía muy fácilmente hacerse respetar con un carácter de hierro, tenía tanta fuerza que hasta le había ganado a él en una pelea, no le tenía miedo a nada, las cicatrices en su anatomía eran la prueba viviente de que por su causa todo lo daba.

Le gustaba poder admirar cómo entrenaba a las demás personas, como las orejas reaccionaban a los ruidos fuertes y la cola pomposa que solía jalar para fastidiarlo, sobre todo cuando lo mordía.

La mordida era algo que no le agradaba a la gran mayoría de alfas porque era ceder poder, pero Itto adoraba la sensación de los colmillos clavándose en su piel, Gorou no era nada suave con su dentadura, incluso cuando no estaban bajo los efectos de las feromonas, si se molestaba y lo mordía lo hacía con toda su fuerza.

Suspiró recordando la sensación, era un alfa enamoradísimo, le gustaba demasiado Gorou, tanto como para soportar la distancia entre ellos la mayor parte del día; en parte que él no fuera un omega normal con un apego por él le hacía sentir inseguro algunas veces, la mayoría de alfas a su alrededor tenían a sus omega a su lado, pero parecían accesorios, así que luego de racionalizarlo un poco, le gustaba que la prioridad del general fuera la guerra, sus metas personales y que aún así no descuidara a la pareja.

Tal vez esa era la razón por la cual no lo había marcado, incluso aunque algunas veces producto del celo, ese hombre le pedía que lo mordiera, él dirigía sus colmillos a su brazo u otros sitios, no soportaría quitarle la libertad de elección, no quería ser egoísta.

Entonces sus miradas se cruzaron, Itto vio como Gorou movió las orejas y le dedicó una pequeña sonrisa antes de hacerle seña para que se acerque, el grandote no dudó en ir a su lado, lo abrazó por detrás.

— ¿Mucho trabajo?

— Están avanzando muy bien... pero son bastante malos para las peleas sin armas...

Itto deslizó sus manos por las aberturas del pantalón del omega y acarició sus piernas.— No son tan buenos como tú en el cuerpo a cuerpo...

Sabía que el general hacía su mayor intento por quedarse quieto y con la mirada al frente, pero pudo sentir su cola menearse levemente.

Las muestras de cariño entre ellos también eran suavecitas, sin embargo cuando el general estaba trabajando trataba de ser lo más profesional posible, pese a ello lo tomó del rostro y apretó sus mejillas.

— A mis chicos seguro les vendría bien luchar contra alguien tan fuerte y musculoso como tú... si los haces sufrir un poco luego te daré un premio...

Adular a Itto le subía el calor de inmediato, la testosterona se disparaba como un misil y era imposible detenerlo, el alfa se apartó de él alzando ambos brazos y dando gritos para que lo escuchara todo el campamento.

— ¡Ustedes cuatro contra mi! ¡AHORAAA!

Gorou dejó escapar una risa y aquellos colmillos que tanto le gustaban al de pelo blanco asomaron orgullosos.

Cuando la paz llegara a esa nación, finalmente Itto usaría sus colmillos para marcarlo, mientras tanto, solo serían un adorno para intimidar al resto.

Omegacember 2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora