Nido (Neuvillette x Wriothesley)

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Paseando por la ciudad Neuvillette consiguió un adorno para el cabello que le había gustado, pese a solo necesitar uno, compró dos, pues el segundo sería un regalo.

Al llegar a su casa se quitó el saco y lo colgó, se extrañó un poco que su abrigo de verano no grueso no estuviera allí, pero seguro su pareja lo había guardado.

— Wriothesley, estoy en casa.

Dio pasos largos y pasados buscándolo hasta llegar a la habitación, al encender la luz vio el desastre que aquello era.

Los cajones salidos, las puertas del placard abiertas, ropa tirada en el suelo y allí, como un cachorro que fue abandonado por su amo estaba el hombre haciendo un nido con sus pertenencias sobre la cama.

— Con que aquí estaba mi saco...

Se acercó a acariciarle el cabello, adoraba ver a un hombre tan grandote y fuerte de esa forma, hecho un ovillo en un mar de ropa.

Lo olfateó suavemente y liberó sus hormonas muy despacio y con suavidad, hasta que el omega abrió sus ojos.

— Bienvenido... no te escuché llegar...

— Descuida, recién lo hago...

Se sentó en la cama y miró el desastre que había hecho.

— Ups... aún no controlo bien las hormonas...

Neuvillette como buen alfa cuidadoso le sonrió, cuando lo conoció a Wriothesley era un beta, sin embargo con el paso de los años y estar en contacto con las feromonas de él, su casta había cambiado a omega.

Por ello el pobre alcaide aún no controlaba ciertos impulsos que aparecían en momentos aleatorios, no estaba embarazado pero había hecho un nido por la necesidad de querer tener a su alfa cerca.

— Ten, traje algo para ti...

Le enseñó los dos adornos que había comprado, que podían ser utilizados como broches de cabello o broches de ropa, si se quedaba con uno de todas formas terminaría allí en el nido que su reciente omega había creado, así que prefería cederlo para aportar a la causa.

— ¡Están preciosos! A ver qué tan bien es recibida la moda de agua arriba por los de agua abajo — Se rió.

— ¿Te gustaría que deje mis feromonas aquí?

— Uy, si, eso sería de mucha ayuda... ven aquí, mi dragón hermoso...

Wriothesley lo tomó del brazo para que se recostara con él y abrazarlo, enroscó sus piernas a las impropias y comenzó a besarlo.

Neuvillette estaba expulsando sus feromonas pero también oliendo aquellas tímidas primeras notas de aroma que tenían las feromonas impropias, no podía esperar a poder identificarlas con facilidad y que ese nido se convirtiera en el lecho dónde le haría muchos hijos.

Omegacember 2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora