Anidados (Cyno x Tighnari)

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Los días que no trabajaba últimamente se reflejaban en la felicidad de no hacer nada más que estar entre los brazos de su omega.

Cyno no era alguien apegado, no le molestaba que vivieran lejos o que su trabajo muchas veces hacía que no se pudieran ver por algunas semanas, sin embargo desde que Tighnari se había embarazado, el alfa viajaba cada día libre para estar a su lado y otorgarle todo su amor.

El inicio fue bastante duro porque el biólogo sentía dolores de más por tenerlo a él lejos, así que Cyno luego de pensarlo un poco decidió que si Tighnari tendría al hijo de ambos, él podría hacer otros sacrificios en pos del bienestar de la familia.

Así fue como el juez de la matra pidió residencia en el bosque de Sumeru y transporte diario al desierto. Sí, llegaba muy agotado y tenía más horas de viaje, pero una vez llegaba al hogar y veía a su omega con aquel vientre que le iba creciendo poco a poco se olvidaba de todo lo malo.

De esa forma podía darle sus feromonas cada día por lo que el biólogo también podía ir a su respectivo trabajo lo cual le hacía estar de un mejor humor.

— Nari, eres lo más hermoso que tengo en la vida...y nuestro hijo también lo es...

Sentía una paz indescriptible cuando estaban acurrucados en esa cama, las feromonas de ambos se mezclaban creando una atmósfera perfecta para soñar.

Tighnari jugó con el cabello impropio y besó su pelo.

— Gracias por querernos tanto...

Acomodó las sábanas para arroparlo y lo abrazó fuerte, no concebía la vida de otra manera.

Omegacember 2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora