Supresor (Alhaitham x Kaveh)

653 67 0
                                    


La comparación más acertada que hacía de su roomate siempre era con animales, algunas veces comía tan apresurado que sus mejillas se abultaban como una ardilla. Si rendía mal un examen de arquitectura era una cabra pateando muebles. Buscaba dormir al sol como un gatito y también cuando estaba feliz brincaba por la casa cuál conejo descargando energía.

Alhaitham disfrutaba sentarse en el sofá con una taza de café y fingir que leía un libro para ver cómo el rubio se movía por la casa.

Lo veía pasar corriendo al baño, luego de regreso al cuarto con una toalla a medio atar en su cintura. Era divertido escucharlo hablar en voz alta sobre todas las responsabilidades que tenía ese día mientras intentaba vestirse y ordenar su maletín al mismo tiempo.

— No, no, nooo... ¿Dónde está? ¡Oh, aquí!

Se puso de pie para caminar hacia él, su parte favorita de la rutina matutina del omega era cuando se peinaba porque al tener ambos brazos en alto la abertura posterior de la camisa se abría dejando expuesta la tersa piel impropia.

Deslizó sus dedos por su espalda causando que Kaveh diera un gritito agudo y se volteó con una mirada desafiante.

— No olvides esto...

Al le dio un pastillero dónde estaban los supresores que el omega debía tomar para control de su ciclo y feromonas.

— ¡Casi los olvidó! Gracias, gracias~ — El rubio se acercó y dejó un besito sobre sus labios.— Cuando de todos los exámenes nos divertiremos juntos~

Alhaitham asintió, siguiendo con las comparaciones, el celo de ese omega era una mezcla de todos los celos del reino animal juntos. Algo explosivo, que lo deshidrataba y agotaba en sobremanera. Una erupción volcánica, violenta y animal, sucio y excitante. Cosas que nunca creyó sentir.

— No olvides tomar los tuyos también, no quisiera que otro omega te conquiste...

Kaveh dijo aquello divertido pero con un deje de verdad, ya luego regresó a terminar de armar su maletín.

Al inicio tanto él como sus médicos creían que era un alfa algo extraño al no presentar celo ni sentirse condicionado por las feromonas de nadie, mas todo había cambiado desde que el arquitecto empezó a vivir con él, ahora el alfa también tenía que tomar sus supresores o la convivencia podría convertirse en que ninguno de ellos dos saldría de esa cama.

El escriba lo abrazó por detrás y dejó un beso en su nuca a modo de despedida.

— Ten mucha suerte en tus exámenes...

Kaveh se giró para colgarse de su cuello y besarlo, ambos anhelaban pasar tiempo juntos entregándose a las llamas de la lujuria, pero debían ser pacientes, la espera valdría la pena.

Omegacember 2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora