Nido (Capitano x Childe)

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— ¡Ahg! ¡Nhm!

— Esto es lo que querías... eres una zorra sucia...

Childe intentaba apartar la mano de Capitano que sujetaba su cuello con fuerza pero no podía, apenas un hilo de aire lograba darle el oxígeno suficiente para que no se desmayara mientras ese hombre lo estaba cogiendo con rudeza.

Los sonidos que brotaban de su cuerpo eran obscenos, el chapoteo que resonaba cuando aquella verga oscura y grande lo penetraba le arrancaba gimoteos de placer y dolor mezclados.

Estaba siendo algo difícil de soportar para el omega, nunca creyó que el celo de Capitano podría ser así de brutal, así de descuidado, lo estaba usando como a una puta que podía descartar y ese sentimiento es el que mantenía su propio pene muy duro y que su trasero no parara de lubricar.

Quería más.

— Uhg... ¡Aah!... C-capitano... voy a correrme...

No era un aviso, era un lastimoso pedido de piedad puesto apenas se corrió ese hombre no se detuvo tal cual había anticipado el pelirrojo.

El alfa acarició con su mano libre las tiras de cuero que eran lo único que vestía al omega, sin dejar de mover sus caderas para sobreestimularlo logró ver cada mordida y moretón que había marcado en su piel clara.

Esos pezones rosados que debían escocer, también divisaba la marca de sus dientes sobre su dermis, también sus glúteos y mejillas más rojas de lo habitual por las nalgadas y cachetadas que le había dado.

Pensar en que alguno de los heraldos podía ponerle las manos encima le hizo sentir que debería hacerlo suyo de la manera en que los alfas sabían, sin embargo soltarle el cuello no era una opción, le encantaba dominarlo de esa forma, ver su rostro modificado por el placer, la saliva escurriendo por su cuello y sus pequitas resaltando en el rojo de los pómulos.

Pero había otra forma que no había pensado hasta ese instante, para cuando quiso detenerse a pensar ya su cuerpo había tomado una decisión y Capitano no hizo ningún esfuerzo en parar.

Childe estaba perdiendo el conocimiento cuando sintió no solo que los dedos en torno a su cuello se aflojaban un poco para permitirle respirar mejor sino que el pene de ese hombre estaba creciendo en su interior, cosa que creyó era imposible porque ya la tenía enorme.

— ¿Capit-? ¡Aaah!

Gimió de placer debido al aumento de velocidad, sin embargo sentía su vientre hinchado lo cual comenzó a asustarlo un poco, dentro suyo el pene impropio fue mucho más profundo que nunca antes y se agrandó hasta arrancarle lágrimas de dolor.

Pataleó para quitarlo pero su fuerza no era rival para la del primer heraldo que lo mantuvo bajo suyo hasta correrse, el cuerpo de Tartaglia era único, no pudo controlarse en absoluto y ahora lo había anudado, por unos instantes no podría separarse de él pese a que el pelirrojo lo estaba empujando.

— Quédate quieto...

— Me duele... quítate... me estás lastimando...

Capitano no dudaba de ello, pero lamentablemente moverse solo haría que Childe gritara del dolor y lo desgarrara. Lo sujetó por la cadera para recostarse en la cama dejando al omega encima para que estuviera más cómodo, y por primera vez le acarició el cabello mientras lo abrazaba buscando que sus feromonas lo pudieran calmar.

Childe tenía su rostro escondido contra su pecho, sollozando bajito, las esquinas de sus ojos estaban rojas y su anatomía aún temblaba y se contraía del dolor.

— Sádico de mierda... — Se quejó.— Más te vale que me traigas la pastilla...

— Lo haré...

Capitano supo que Tartaglia estaba lastimado genuinamente cuando no le pidió nada a cambio por ello, siquiera que le enseñara su rostro.

Haberlo herido de verdad lo hizo sonreír, esperaba ser el único hombre que lo pudiera hacer llorar así.

Omegacember 2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora