Bozal (Wriothesley x Lyney)

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— ¡Ah!... si... ¡Si!... Más fuerte~

Lyney tembló aferrándose a sus propias piernas, ya que la posición en la que se encontraba le permitía hacerlo.

— Es... es tan grande... uhm...

El jovencito estaba acostumbrado a exagerar en su trabajo, a decir palabras sucias y gemir como un omega en celo a total merced de un alfa dominante.

Cuando la realidad es que todo era ficción, tanto Lyney como los otros actores porno eran betas, esto hacía que el ambiente laboral fuera lo más seguro posible y que hubiera más control en las filmaciones en el estudio.

O al menos eso es lo que el público debía saber pues la realidad es que Lyney si era un omega, los betas eran el resto de hombres que tenían sexo con él incluso las veces que él era el activo, por ello su agente dudó un poco en decirle al rubio de la oferta que le habían hecho.

Un encargo privado, mucho dinero, demasiado, sin grabaciones, pero el riesgo estaba en que debía tener sexo con un alfa.

El chico joven podía ayudar a Padre y sus hermanos con esa cantidad de dinero, además, el nombre que estaba firmado al final de la carta le daba cierta seguridad.

El omega se emocionó al ir a la dirección indicada, una casona algo oculta a las afueras de la ciudad, para su sorpresa no lo recibió la servidumbre sino el mismísimo juez de la corte suprema, el hombre que había pedido el encargo, Neuvillette.

Lyney lo siguió, emocionado, tener sexo con un alfa como él podía ser excitante, después de todo era un hombre que poco se sabía de él.

— Mientras me acompaña a la habitación le hablaré de su seguridad. — Le entregó una pulsera.— Si siente que su vida peligra o es demasiado para usted, presione ese botón y todo se detendrá sin afectar el pago final. Le pagaré por adelantado el día... en caso de que se extienda a varios aumentaré el dinero en razón de las horas trabajadas.

A medida que caminaban por los largos pasillos la nariz de Lyney iba olfateando un aroma peculiar que lo estaba excitando.

— Si necesita un descanso de agua y comida en la misma habitación hay, normalmente luego de las seis horas él también necesita beber así que te hidratará...

— ¿É-él?

Se detuvo algo mareado, se apoyó contra una de las paredes, lo que había estado oliendo todo ese rato era el celo de un alfa.

— Joven Lyney, Wriothesley es un excelente amante, así que va a disfrutarlo... es mi persona especial en esta vida... pero en este aspecto no puedo satisfacerlo por completo por ello pensé en que usted era el indicado...

Neuvillette lo alzó en brazos y lo entró a la habitación, El omega se aferró a su saco, temeroso y caliente.

— Él no va a marcarte ni a anudarte... tomé las medidas necesarias para que todo sea seguro...

Lo dejó recostado en el sofá y se dirigió a un mueble para dejar ahí el dinero del primer día, allí vio salir de las sombras un hombre alto, corpulento, desnudo por completo, tan solo adornado con un bozal y un preservativo especial que cubría su gran pene.

Vio como el juez le dió una caricia en su cabello al pelinegro y se dirigió a la puerta, se señaló su propia muñeca para recordarle a Lyney que llevaba una pulsera que podía presionar para pedir ayuda y desapareció.

Y vaya que debió presionarla, pero para que le dieran un respirador pues en cada estocada sentía que le arrancaba el aire.

— ¡AAH! ¡Por favor!... ¡Más! ¡Más! ¡Uhgnm!

Sacó su lengua de forma lasciva mientras sostenía sus piernas dejando que aquel alfa se hundiera en su culo las veces que se le antojara, con una fuerza y determinación que lo habían hecho lagrimear.

Nunca había disfrutado de esa forma el sexo, todo era fingido, todo estaba pensado para el espectador, la mayoría de veces él estaba incómodo de que hubiera tanta gente filmando y encargándose de que cada toma saliera bien.

Allí eran dos animales salvajes entregados al placer, siquiera podía pensar en que esos dos alfas eran pareja, sus pensamientos estaban nublados por la lujuria, por las feromonas potentes de aquel alfa.

Había perdido la cuenta de cuántas veces se había corrido y ese hombre parecía apenas estar cerca de la primera eyaculación... ahora comprendía porque el juez le hablo de varios días.

— Bésame...

Pidió mientras le acariciaba las barras de metal del bozal, se suponía el cliente debía pedir cosas no él, pero el rubio deseaba probar su saliva.

Lamió el bozal para tentarlo, le acarició las cuerdas que lo amarraban y finalmente metió la lengua entre los orificios del bozal para al fin sentir la lengua caliente impropia.

Era un beso incómodo pero excitante lleno de saliva y de gemidos de frustración por no poder alcanzar sus labios, eso hizo que Wriothesley se corriera, más de inmediato cambió el preservativo y lo giró para dejarlo en cuatro y volver a penetrarlo.

— Uhm... ¡Ah!... Mi estómago...

Que bien se sentía mojarse tanto por un hombre, sentirse deseado, usado, esas noches serían difícil de olvidar, por lo que esperaba Neuvillette quedara más que conforme con su servicio y volviera a contratarlo incluso para él mismo, estar con un alfa dominante era de las mejores experiencias sexuales de su vida.

De solo pensar en estar en medio de esos dos goteaba por su pene y su culo no podía estás más lubricado, era un omega bastante sincero hasta con su cuerpo, daría todo de él para causar una buena impresión, había encontrado el trabajo perfecto.

Placer y dinero, no requería más.

Omegacember 2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora