Las negociaciones

1 0 0
                                    

En el capítulo anterior contamos la conversión al Islam de Hamza y Omar, hijo de Al-Katab. Estos acontecimientos suponen un avance apabullante, simbólico y significativo para los musulmanes dado que estos dos hombres eran ricos, nobles y poderosos. Los coraichitas fueron empujados a cambiar el trato hacia los nuevos creyentes, o sea que "las torturas" contra los musulmanes se suavizaron durante un tiempo. Entonces, recurrieron a una nueva estrategia: las negociaciones. En realidad, la conversión de estos hombres insignes no fue la única causa que provocó este cambio. Otro factor que contribuyó a iniciar las negociaciones fue el hecho de que los 50 musulmes de este periodo pertenecieran a múltiples y variadas tribus y esto se manifestara en la pertenencia de al menos un musulmán a muchas de las diferentes familias que poblaban Meca. Ya no se trataba de un pequeño grupo concentrado que se puede controlar fácilmente sino en una red de individuos repartidos en diferentes núcleos sociales que participaban en la vida cotidiana del pueblo: comían juntos, paseaban juntos, trabajaban juntos, festejaban juntos, sufrían juntos... Estos individuos convivían con no creyentes, compartían su día a día con ellos y no se aislaron sino todo lo contrario. Es más, no veían al otro como al enemigo ni como a alguien que tuvieran que cambiar o salvar. Seguramente presentaron a sus seres queridos la idea de un único Dios. Pero el hecho de no hacerlos cambiar de opinión no significaba que tuvieran que abandonarlos, forzarlos ni tampoco exigirles nada. De esto se trata el verdadero Islam. Los radicales de la actualidad han decidido ignorar estas enseñanzas y actuar de forma totalmente contraria. ¿Qué pretenden demostrar? ¿Qué son mejores musulmanes? ¡Qué vergüenza!

En esta misma línea y dando un paso más allá, el Profeta (que la paz y las bendiciones de Alá sean con él) explicó: "Los musulmanes más fieles son aquellos que socializan, aquellos que mantienen la paciencia frente a los ataques de los otros y aquellos que jamás se aíslan." Vale especificar que estos radicales que critican al oeste quieren matar a todo el mundo y van en contra de lo que nos dijo el Mensajero (que la paz y las bendiciones de Alá sean con él).

Otro motivo del comienzo de las negociaciones se puede achacar al devenir lógico del paso del tiempo. Normalmente, cuando algo nuevo surge o aparece en la sociedad, esto siempre atraviesa las mismas fases: ignorar lo que está ocurriendo, acusar de blasfemia, torturar al que consideran culpable de desorden público, negociar para intentar frenar el cambio y finalmente, aceptar la novedad. Los coraichitas finalmente recurrieron a las negociaciones al ver que las acusaciones y torturas resultaron infructuosas.

Dichas negociaciones se dividieron a su vez en tres partes. La primera propuesta presentada por la tribu de Quraysh consistía en compartir y alternar el tiempo de adoración a los antiguos dioses y al nuevo y único dios presentado por Mahoma (que la paz y las bendiciones de Alá sean con él), es decir, un día todos los ciudadanos adorarían a Alá y al siguiente a los ídolos, y así sucesivamente. Pero la respuesta a esta propuesta le fue revelada al Profeta (que la paz y las bendiciones de Alá sean con él) y las palabras de Alá vienen recogidas en el Corán. El verso comienza con una orden a Mahoma (que la paz y las bendiciones de Alá sean con él): "Dí ¡Incrédulo!(1)Yo no adoro lo que vosotros adoráis,(2) y vosotros no adoráis lo que yo adoro.(3) y no adoro lo que vosotros adoráis(4) y vosotros no adoráis lo que yo adoro.(5) Vosotros tenéis vuestra religión y yo la mía".(6) (Corán: Incrédulos/ Al-Kaferu ún). Esta tentativa fracasó estrepitosamente.

Los coraichitas pasaron a la segunda propuesta. Se reunieron para establecer una oferta que a su parecer no se podía rechazar. Decidieron presentarle una lista de prerrogativas a cambio de que él dejara de adorar a Alá. Las opciones eran variadas: dinero, mujeres, prestigio, poder político o curación. Para llevar a cabo esta ponencia eligieron al hombre más elocuente de entre ellos: Otba, hijo de Al-Muguera. Era mayor y pertenecía a una de las tribus más prestigiosas de Quraysh. Este hombre fue a visitar al Mensajero a su casa.

¿Quién es Mahoma?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora