17. El viaje Nocturno

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Iniciamos este capítulo mencionando el hecho de que casi todos los musulmanes conocen la historia del viaje Nocturno "Al-Isra y Al-Meiraj", el viaje en el que Mahoma (que la paz y las bendiciones de Alá sean con él) subió al cielo. Pero, ¿alguna vez hemos intentado comprender los detalles y las razones de este acontecimiento?

En el décimo año del mensaje, o sea, el año de la tristeza que presentamos en el capítulo precedente, sucederá algo milagroso. Después del amargo viaje a Taif, el corazón del Profeta (que la paz y las bendiciones de Alá sean con él) quedó roto en mil pedazos. Fue entonces cuando Alá lo eligió para realizar este viaje místico. Podría haber sido un modo de compensarlo, consolarlo y darle ánimo para seguir adelante. Fue una herramienta para demostrar al Mensajero (que la paz y las bendiciones de Alá sean con él) que es precioso para Dios e igualmente, mostrarle cuál era su posición en el cielo. Visto de otra manera, si los habitantes de la tierra lo maltrataban, acosaban y torturaban, en el cielo siempre habría amor para él.

El Viaje Nocturno encerraba tres bendiciones. La primera fue honrar a Mahoma (que la paz y las bendiciones de Alá sean con él) eligiéndolo para vivir esta experiencia y mostrarle su lugar en el cielo. Además, Alá lo alivió de todos sus pesares aunque solo fuera esa noche. Por último, fue una manera de conservar limpio el corazón del Mensajero (que la paz y las bendiciones de Alá sean con él) y no permitir que guardara ninguna gota de rencor.

De una u otra manera Dios mitiga siempre nuestros dolores o preocupaciones como lo hizo con el Profeta (que la paz y las bendiciones de Alá sean con él). En muchas ocasiones, cuando atravesamos un mal momento, no somos capaces de apreciar algún signo que de alguna manera nos compensa el dolor que sufrimos. Por ejemplo, cuando alguien se divorcia, Alá manda a los amigos para acompañarnos o se presenta una nueva oportunidad que atraerá el éxito en alguna parcela de nuestra vida. Nos ama más de lo que se pueda imaginar.

El Viaje Nocturno (en árabe llamado "Al-Israa y Al-Meerash") se dividió en dos etapas. En la primera, Mahoma (que la paz y las bendiciones de Alá sean con él) fue de la mezquita santa en Meca a la mezquita santa Al-Aqsa en Palestina. En la segunda, fue desde este primer destino hasta el cielo. Es fácil comprender el simbolismo de subir al cielo, pero no es tan evidente entender el porqué de su viaje a Palestina. Es probable que Dios eligiera este emplazamiento para hacernos recordar la importancia de este lugar sagrado y así, apreciarlo.

El Profeta (que la paz y las bendiciones de Alá sean con él) nos contó con detalle la historia de su viaje. Una noche mientras estaba durmiendo en la casa de su tía Atika, hija de Abdul-Mutalib, lo despertó el arcángel Gabriel y, sin preámbulo, lo llevó a la Kaaba. Al llegar allí empezó a cumplir los siete turnos (conocido en árabe como Tawaf) como mandaba la tradición. Al terminar, a lo lejos divisó un animal que jamás había visto antes: el boraq. Era blanco y parecía ser una mezcla entre un burro y una mula. El arcángel Gabriel, que seguía con él, hizo un ademán para que lo montase. Sin embargo, cuando se acercó al boraq, el animal lo rechazó y no quiso ser montado. En ese momento el arcángel se acercó a la bestia y con suaves palabras la calmó: "Tranquilo. Te juro en nombre de Alá que jamás se ha montado sobre ti ni jamás se montará una persona mejor".

Cuando finalmente lo hizo, se dió cuenta de que las patas del boraq eran rapidísimas, hasta tal punto que, nada más atisbar el destino, la criatura ya había llegado a él. Durante este brevísimo trayecto que los llevó a la Mezquita sagrada de Al-Aqsa, actualmente Damasco, el arcángel permaneció en todo momento al lado del profeta (que la paz y las bendiciones de Alá sean con él).

Antes de continuar, es crucial tomar una pausa para reflexionar sobre algunos aspectos. Este viaje fue un punto de inflexión que dividió en dos etapas la predicación del mensaje: la primera parte en Meca, el sufrimiento que estaba a punto de acabar, y la segunda en Medina, la prosperidad que estaba a punto de comenzar. Por otro lado, esta anécdota nos enseña que tomar una pausa en mitad de un trabajo azaroso es una condición sine qua non para que se produzca un cambio drástico. Además, la aparición en esta historia de un ser fantástico capaz de transportar una enorme distancia a una persona en muy poco espacio de tiempo, estimula la creatividad y el intelecto en las personas que conocerán más adelante este relato. Esta experiencia vivida por el Profeta (que la paz y las bendiciones de Alá sean con él) servirá de estímulo para la creación de grandes innovaciones que aparecerán siglos después.

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