3.El nacimiento y la infancia del Profeta

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Empezamos este capítulo reconociendo que el mensaje del Profeta (que la paz y las bendiciones de Alá sean con él) fue de tolerancia y compasión. No es un lema sino la esencia del Islam. Concretamente, el día del juicio, él intercederá siete veces por todo la humanidad y no solamente por los musulmanes. Cuando llegue este día, el sol se acercará a la tierra y cada persona sudará dependiendo de sus pecados. A algunos el sudor les llegará hasta los pies, a otros hasta los codos, a otros hasta los hombros, etc... Con tanto sufrimiento, querremos que el juicio comience cuanto antes. Así que, aterrada, la gente irá a hablar con Adán (que la paz y las bendiciones de Alá sean con él) para que le pida a Dios que acelere el comienzo del juicio. Sin embargo, Adán responderá que no es su deber y entonces, todos se lo pedirán a Noé (que la paz y las bendiciones de Alá sean con él), pero él tampoco estará dispuesto a hacerlo. Recurren después a Abraham y más tarde a Moisés, a Jesús hasta que llegan al Profeta y Mensajero Mahoma (que la paz y las bendiciones de Alá sean con él). Él le asegura a la gente que se encargará de ello.

Aquí aparece por tanto la primera intercesión. El Profeta (que la paz y las bendiciones de Alá sean con él) se presentará ante el trono de Dios y se pondrá de rodillas. Antes de nada, él le agradecerá a Dios todas sus bendiciones de una manera antes nunca vista. Alá se dirigirá a él: "Mahoma, pídeme lo que quieras, todas tus súplicas serán aceptadas." Él levantará la cabeza y con toda su alma implorará que el juicio comience para todos los humanos y no solamente para los musulamenes. En cuanto a la segunda, Mahoma (que la paz y las bendiciones de Alá sean con él) le pide a Dios que le permita calmar la sed de sus creyentes dándoles de beber de sus manos el agua que brota del río "Al..."kawthar" para, después de lo cual, nunca más volver a tener sed en su vida. La tercera petición del Profeta (que la paz y las bendiciones de Alá sean con él) está dedicada a las personas que creen en él y en vida obedecen y nunca cometen pecados. Para estos él pide el perdón. La cuarta súplica es para todas las personas que creen en él y ruega para que ellos no metan un pie en el infierno. La quinta intercesión es para los musulmanes pecadores. Para ellos pedirá el perdón. Dios lo consentirá todo para que el infierno no toque a ningún creyente. La sexta petición es un caso particular, ya que Mahoma (que la paz y las bendiciones de Alá sean con él) le pide a Dios que un grupo de personas que demostró una especial dedicación a Dios vaya directo al paraíso. Dios los felicitará: "Mahoma, aquí está tu gente, 70.000 personas que van al paraíso sin ningún juicio". Sin embargo, Mahoma (que la paz y las bendiciones de Alá sean con él) rezará para que acudan más y Alá añadirá otros 70.000 por cada mil, es decir 4.900.000 creyentes. ¿Estaréis entre ellos? La séptima súplica es para los que serán los vecinos del mensajero (que la paz y las bendiciones de Alá sean con él) en el paraíso. ¡La gente amable! Cuanto más amable seáis, hoy, más cerca del Profeta (que la paz y las bendiciones de Alá sean con él) estaréis.

En este capítulo vamos a presentar la historia del nacimiento y la infancia del Profeta (que la paz y las bendiciones de Alá sean con él). Él nació al amanecer, 50 días después del incidente del elefante. El rey de Yemen, país católoico, quiso obligar a los árabes a convertirse al catolicismo y para ello envió a Abraha junto a un ejército de elefantes para destruir y hacer caer la Kaaba. Pero no lo consiguió pues el elefante se negó a avanzar y Dios envió una bandada de pájaros que destruyó a todo el ejército.

Otro dato de su nacimiento es que se produjo 650 años después de Jesús (que la paz y las bendiciones de Alá sean con él), es decir que la gente ya olvidaba el camino justo. De esto sacamos un mensaje interesante: fue un nacimiento que transmite esperanza, jamás debemos perderla. Este evento tuvo lugar en casa de su madre Amena, la hija de Abu-Wahaba, a 200 metros de la Kaaba en Marwa. ¿Por qué la casa de su madre estaba tan cerca de un lugar sagrado? Porque su tatarabuelo Cosai había dividido la Meca en círculos concéntricos. El más lejano era para los pobres, el más cercano para los nobles y ricos. El Profeta (que la paz y las bendiciones de Alá sean con él) no era rico, pero sí era noble. Su madre cuenta que cuando estaba embarazada vio una luz saliendo de su ombligo en dirección a Basra, una ciudad de los países de Levante. Es la tierra que fue testigo del nacimiento de Jesucristo (que la paz y las bendiciones de Alá sean con él), el último Profeta antes de él. Visto de otro modo, es una línea que conecta a los dos hombres, una línea de armonía y no de odio ni tampoco de animosidad.

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