El décimo año del mensaje, cuando el Profeta (que la paz y las bendiciones de Alá sean con él) tenía 50 años, fue un año lleno de tristeza y dolor ya que se desencadenaron algunos acontecimientos devastadores, entre ellos la muerte de Khadija, su mujer, y de su tío y defensor Abu-Talib, además del difícil viaje a Taif
Durante el aislamiento la salud de Khadija y Abu-Talib empeoró significativamente. Apenas 50 días después de la salida de este infierno murió su tío y 35 días después su amada esposa. Fue un duro golpe no solo porque él los amase y formasen parte de su vida sino también porque estas dos figuras suponían su más firme apoyo. Esta pérdida puede parecer un castigo de Alá, especialmente cuando él más los necesitaba. Pero, en realidad, lo único que Alá quería era que él grabara a fuego la idea de que en este mundo las personas que te rodean o las cosas en las que tú te apoyas pueden desaparecer, sin embargo Dios es el Único que va a permanecer siempre contigo. Esta enseñanza deberíamos tenerla presente en nuestras vidas. La posibilidad de perder a nuestros seres queridos o incluso nuestro hogar, trabajo, dinero o comodidad, no debe hacernos olvidar que Dios siempre va a estar con nosotros. Por lo tanto, deberíamos depositar nuestra entera confianza y descansar en Él.
Volvamos a la historia. Mientras el Profeta (que la paz y las bendiciones de Alá sean con él) estaba en el mercado, llegó a sus oídos que su tío Abu-Talib había empeorado de su enfermedad. Se quedó aturdido y echó a correr hacia su casa para verlo. Mientras corría estaba intentando encontrar desesperadamente la manera de convencerlo para cambiar de fe antes de que muriera, pero sus pensamientos se vieron repentinamente interrumpidos cuando su mirada se topó con la de Abu-Jahl, uno de sus peores enemigos. El profeta (que la paz y las bendiciones de Alá sean con él) lo saludó y entró con calma en casa de su tío. Abu-Jahl lo siguió como una sombra. Cuando el mensajero (que la paz y las bendiciones de Alá sean con él) vio el estado en que se encontraba ِAbu-Talib, se le rompió el corazón pues sabía que estaba en su lecho de muerte. Se arrodilló al lado de su cama y habló suavemente.
- Querido tío, dime cualquier cosa que pueda utilizar para interceder a tu favor y defenderte ante Alá -le dijo en tono de súplica.- Repite conmigo, te lo ruego: "hay un único Dios".
Terminó el discurso con los ojos clavados en su tío y no se dio cuenta que Abu-Jahl estaba a su espalda persiguiendo un único objetivo: no permitir que Mahoma (que la paz y las bendiciones de Alá sean con él) consiguiera hacer cambiar de fe a su tío antes de morir.
-¿Te atreverías a dejar la religión de tus ancestros? - amenazó severamente.
Entonces, el enfermo tomó aire y su voz salió de él en apenas un susurro pero su convicción no flaqueó.
- Permanezco fiel a la religión de Abdul-Mutalib -respondió.
Pocos minutos después de esta ambigua declaración, falleció. Existe una polémica en torno a este hombre, algunos creen que se refería a los ídolos, otros a Alá. La verdad es que no nos toca a nosotros juzgarlo e interpretar lo que quería decir. Alá lo sabe.
La segunda muerte que afectó profundamente a Mahoma (que la paz y las bendiciones de Alá sean con él) fue la de Khadija. Ella tenía 65 años y, tras el aislamiento, su salud se vio duramente perjudicada. Uno de tantos días en los que sufría terribles dolores, se refugió en los brazos de su marido. En medio de la desesperación de la pareja apareció el arcángel Gabriel. Ella no pudo verlo, pero el Profeta (que la paz y las bendiciones de Alá sean con él) sí, y quiso recibir la noticia que Alá tenía para ellos: "Mahoma, dile a Khadija que Alá la saluda y que le tiene preparado un castillo en una perla, donde no habrá ni dolor ni tristeza ni cansancio." Con este mensaje Dios quiso transmitirle cuánto la amaba.
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¿Quién es Mahoma?
EspiritualEste libro está inspirado por la serie de Amr Khalid sobre el Profeta (que la paz y las bendiciones de Alá sean con él), basado en ella y elaborado más por nosotras. Escrito por: Somayh Naseef Editado por: Elena Rodriguez