Lazos (BkDk)

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Los gemidos y suspiros de Izuku inundaban la habitación, jamás se había sentido tan pleno, amado y adorado durante el sexo hasta que Katsuki llegó a su vida, era como si el cenizo conociera los lugares exactos que lo hacían tocar las estrellas.

Izuku siguió moviéndose sobre Katsuki, sus manos aferradas en los hombros del cenizo le ayudaban a mantener el ritmo.

Katsuki sentía que estaba llegando a su orgasmo y por los gestos de Izuku sabía que él también, se movió dejando al peliverde bajo él, comenzó a embestir con más rapidez sintiendo las uñas raspar la piel de su espalda.

Sus ojos estaban fijos en el cuello de Izuku decidió que creería en él, y cuando sintió el cosquilleo tomar fuerza beso la zona entre la unión del cuello y el hombro ahí donde estaba la glándula de aroma de Izuku.

Abrió su boca lentamente y clavó sus colmillos con fuerza, Izuku que había mantenido los ojos cerrados los abrió de golpe al sentir la mordida, las sensaciones en su cuerpo fueron de pronto aumentadas, sus uñas se hundieron profundamente en los hombros del cenizo, se sentía todo más vivido, una sensación muy diferente a la primera vez que fue marcado, como si esa ocasión fuera realmente correcta.

—Kacchan— gimió sintiendo su orgasmo llegar con fuerza antes de que el cenizo lo alcanzará también y se formará el nudo.

La sonrisa que se formó aún con el dolor del nudo fue lo único que necesitaba Katsuki para saber qué hizo lo correcto, comenzó a limpiar la marca con su lengua sintiendo las caricias de Izuku en su espalda.

—Te amo nerd— susurro robando una risita temblorosa de parte de izuku.

—Te amo Kacchan— respondió disfrutando el momento.

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Había pasado una semana exactamente desde que estaba en la cárcel, sabía que en una semana más sería trasladado al tártaro, Naoko le había dado una carta la última vez que llegó.

Su mundo de había ido por la cañería cuando leyó lo que decía aquel papel, jamás creyó que ese Omega sería familia de Río, jamás lo vio, o quizá si pero no le prestó atención, tampoco podía adivinarlo cuando los apellidos eran diferentes

Maldijo bajo luego de enterarse de eso, su pase de escape del tártaro se había ido sin retorno

Miraba el techo de la celda en donde estaba cuando sintió algo en su interior, un dolor extraño que no entendió en ese momento.

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Los amigos de Katsuki les habían dado tiempo para que Izuku y él pasarán juntos sin que nadie los molestará, merecían paz después de tanta tormenta.

—La última vez que vimos a Izuku estaba aún muy afectado por todo— soltó Uraraka viendo a Melissa, el auto era conducido por Shoto, Shinso, Denki y Mina iban con ellos.

Se sorprendieron al ver un coche estacionado frente a su hogar, cuando entraron descubrieron que eran Inassa, Seiji y Nagamasa

Shoto se quedó de pie como si estuviera a punto de entrar en la casa del terror, es que Inassa lo hacía sentir cosas que no entendía y no sabía cómo tomarlo, Katsuki lo vio riéndose de él

—Dónde quedó el bastardo de lengua floja?—pregunto burlón y Shoto solo paso directo a la cocina

—Por qué no vas?— sugirió Izuku a su amigo que había mantenido la vista en el suelo, la forma en que Shoto lo trataba le hacía sentir mal, como si lo odiara y no entendía por qué, creía que aquel mal entendido había quedado años atrás.

—Yo no creo que sea buena idea— susurró el más alto suspirando.

—Yo creo que lo es— sugirió Seiji de acuerdo con Izuku

Al final Inassa había aceptado, Izuku lo miro adentrarse en la cocina cuando el timbre sonó, Katsuki fue a abrir y volvió con un joven detrás de él.

Claro que todos sabían quién era, el hijo del primer ministro y uno de los omegas más influyentes en Japón, este chico miró a Izuku y le sonrió

—Podemos hablar?— pregunto e Izuku asintió confuso, la única vez que vio a Naoko fue en una reunión de parte de Shield, habían intercambiado un par de palabras y luego de ello jamás volvieron a hablar.

Melissa quien sí había coincidido más con el Omega estaba extrañada, Naoko solía ser un fantasma, su padre una vez le comentó que antes era un chico que siempre buscaba la manera de ayudar a todos, pero cambió cuando su hermano menor se había suicidado.

Izuku lo guío a la oficina que Katsuki acondicionó para él, de esa forma tenía un lugar para trabajar sin que lo molesten, Naoko entró y suspiro mirando a Izuku.

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Cuando un alfa rompe el lazo con un Omega las posibilidades que el segundo sobreviva son muy pocas, la mayoría termina bajo tierra.

Cuando un Omega rompe el lazo con el alfa permitiendo que otro lo marque, el segundo sufre el dolor de la pérdida, por varios meses su cuerpo se debilita y el dolor los agobia, a diferencia de los Omega, que muera un alfa por un lazo roto es muy raro, tampoco es común que está ruptura suceda.

Keigo era ahora parte de ese número tan bajo, su cuerpo se sentía tan débil, cansado y pesado, camino lento por el jardín de la prisión, sentía el sol sobre su piel y se detuvo en una zona alejada, ese día era vigilado por un par de héroes poco conocidos, estos tenían órdenes así que por un descuido perdieron de vista a Keigo

Unos reos se acercaron.

—Que podemos perder si ya tenemos cadena perpetua— habló el más alto— sabes, pude ser un hijo de puta, y no me arrepiento de haber asesinado a aquellos alfas, pero tengo una hija y jamás me atrevería a dañarla, ni a su madre, y tú sin remordimiento dañaste a un omega y a tú cachorro— sisieo el hombre.

—Sabes, no me arrepiento de haber quitado a ese sucio estorbo de mi vida ni de haber dañado a Izuku, de lo que me arrepiento es no haber hecho bien mi trabajo— gruño Keigo de vuelta.

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Naoko relato por primera vez su historia e Izuku lo escuchó en silencio.

—Lamento todo lo que has vivido— susurro el peliverde— Keigo lastimó a tantos, no se si este bien pero me alegra mucho lo que hiciste, tu hermano y mi cachorra merecían la justicia perfecta.

—Vivirá pero llevará el recuerdo siempre,sabes— susurro Naoko con una sonrisa en su rostro— el alfa que lo mordió se dio el gusto, sabes que el lobo del alfa marcado muere y solo queda un vacío, Keigo sufrirá, el dolor no sólo será físico— le dijo con satisfacción

—Lo merece— asintió Izuku

— ojalá más omegas puedan tener la misma paz que nosotros ahora que al fin Keigo tiene lo que merece— soltó Naoko

Aquellas palabras hicieron que Izuku alzará la vista y sonrió asintiendo— hagámoslo posible, demos voz a quienes no tienen.