The shadow of the past

El pasado

Jungkook había crecido en un hogar marcado por la adversidad desde temprana edad. Su madre, una mujer amargada por la vida y llena de resentimiento, descargaba sus frustraciones en él. El maltrato emocional y físico eran moneda corriente en su día a día. Los insultos, las humillaciones y los golpes eran constantes, creando cicatrices invisibles en el joven.

La situación empeoró cuando su padre, incapaz de soportar más la atmósfera tóxica en casa, los abandonó. Se marchó con un hombre, declarándose gay, dejando a Jungkook y su madre a su suerte. La ausencia de una figura paterna afectó profundamente al joven, quien anhelaba la estabilidad y el cariño que nunca tuvo.

A pesar de su naturaleza atlética y llena de energía, Jungkook llevaba consigo las profundas cicatrices emocionales del constante maltrato infligido por su madre. A medida que crecía, empezó a cuestionar su propio valor y si alguien podría amarlo genuinamente. La crueldad constante de su madre lo había llevado a dudar de su autoestima y a preguntarse si realmente merecía ser amado.

Aunque se esforzaba por mantener una apariencia fuerte y en control, en su interior, Jungkook lidiaba con la inseguridad y la búsqueda desesperada de afecto genuino. Cada gesto de amor o amabilidad lo tomaba con cierta desconfianza, incapaz de creer que alguien pudiera quererlo sinceramente

Los constantes maltratos infligidos por su madre dejaron una profunda cicatriz en el interior de Jungkook. Desarrolló problemas de ira como una respuesta natural a la violencia emocional y física que experimentaba en casa. La falta de apoyo y comprensión lo llevó a buscar consuelo en compañías poco saludables.

Buscando escapar de su dolor, Jungkook se involucró con malas compañías. Encontró un refugio temporal en entornos que, aunque tóxicos, le brindaban una sensación efímera de control y poder. Las malas decisiones y las relaciones problemáticas se convirtieron en su forma de lidiar con la rabia acumulada y la falta de amor en su vida.

Estos patrones autodestructivos no solo afectaron su bienestar emocional, sino que también influyeron en sus relaciones con los demás. Jungkook se alejó de quienes intentaban ayudarlo y se hundió más en un ciclo de autodestrucción. La búsqueda de aceptación y pertenencia lo llevó por caminos peligrosos, y su capacidad para confiar en los demás se vio gravemente comprometida.

Mientras Jungkook permanecía afuera del instituto, envuelto en el humo de su cigarrillo, sus ojos se encontraron con los de un joven de unos 13 o 14 años. Este chico, con su cabello rubio y sus ojos verdes, caminaba con una sonrisa, buscando su salón. Para Jungkook, era como si hubiera visto a un ángel descendiendo del cielo. Quedó completamente absorto, observando cómo el chico se movía con gracia y alegría, como si fuera ajeno al dolor y las preocupaciones del mundo. En ese momento, una extraña sensación de esperanza y calidez invadió el corazón de Jungkook, como si el simple encuentro con ese joven le recordara que aún había belleza y bondad en el mundo.

Esa visión fugaz trajo consigo un destello de esperanza en el sombrío mundo de Jungkook.

 El chico rubio, ajeno al impacto que había tenido en el atormentado joven, continuó su camino. Sin embargo, para Jungkook, esa breve conexión visual dejó una huella imborrable. A partir de ese momento, un cambio se gestó en su interior, como si una luz lejana comenzara a iluminar la oscuridad que lo rodeaba.

Poco a poco, Jungkook comenzó a vigilar secretamente a Park Jimin, dejándole pequeñas botellas de leche como regalo. Un día, mientras el rubio estaba distraído, Jungkook aprovechó la oportunidad y robó su billetera. Al examinar el contenido, se dio cuenta de que Jimin provenía de una familia millonaria. Este descubrimiento removió algo en lo más profundo de el, despertando una mezcla de envidia, deseo y resentimiento hacia el chico que, hasta ese momento, solo había admirado desde la distancia.

Un día, al regresar de la escuela y llegar a su habitación, Jungkook se encontró con su madre examinando algo entre sus manos. Era la fotografía de Jimin la cual había guardado después de devolver su billetera queriendo quedarse con aquella bonita foto.

Con miedo, Jungkook quitó la fotografía de las manos de su madre, quien, al notar su reacción, gritó: "¿Qué es esto, Jungkook?" Por su parte, Jungkook respondió nervioso: "¿Por qué revisas mis cosas, mamá?" Pero al ver la expresión de ira de su madre, nuevamente habló: "Es solo un niño, mamá", dijo desesperado.

En ese momento, sintió un fuerte golpe en sus mejillas mientras su madre lo miraba furiosa. "Cuando revisé tu habitación, pensé encontrarme con alguna foto de una jovencita, pero me encontré con esto", dijo ella, rompiendo la fotografía en su cara. "Se nota que lo llevas en la genética", añadió, escupiendo en la cara de Jungkook. "Resultaste ser gay como tu padre".

Jungkook, entre lágrimas y dolor, trató de negar: "No, no, mamá, no soy gay". Sin embargo, su madre continuó golpeándolo sin piedad. De repente, ella dejó de golpearlo y salió de la casa, dejándolo en el suelo, sangrando y con el peso de sus palabras.

Era más o menos la medianoche cuando se escuchó la puerta de su casa. Jungkook, que estaba acostado, cerró los ojos, esperando volver a dormir. Sin embargo, la puerta se abrió de golpe, y para su sorpresa, su madre entró acompañada de otro hombre, tambaleándose por la borrachera.

Se acercaron a donde estaba Jungkook. Su madre, en un ataque de ira, le gritó: "Entonces, eres gay como el infeliz de tu padre". La atmósfera se volvió tensa mientras el hombre que la acompañaba solo observaba en silencio. La acusación de su madre le cortó el aliento a Jungkook, quien se sintió vulnerable y expuesto en ese momento.

"Entonces debes saber como funciona esa vida" le dijo saliendo de su cuarto dejándolo a solas con aquel hombre. 

 Aquel hombre empezó a jalonearlo y sacarle la ropa el hombre era visiblemente mayor y mas fuerte y Jungkook quien solo tenia 15 años de edad no podía zafarse del agarre del hombre quien rompió su camisa y bajaba sus short de repente empezó a gritar "Mama ayúdame por favor" gritaba desesperado de repente vio al hombre acercarse a el nuevamente totalmente desnudo y lo volteo boca a bajo  estampándolo sobre el colchon. 

De repente su grito se volvió desgarrador "!Mama! nooo !ayúdame! nooo "gritaba tratando de evitarlo de repente su madre entro justo al momento de que el hombre se preparaba para penetrarlo y lo empujo.

 Jungkook desnudo corrio hacia ella en busca de desesperada protección su madre  y esta le hizo una seña al hombre para que saliera quien con claro enojo salió de allí Jungkook quien aun lloraba y temblaba se aferraba al torso de su madre. Su madre acaricio el cabello de Jungkook "Esto es lo que significa ser gay  enserio quieres serlo" le dijo a  Jungkook quien aun temblaba lloraba  negando.

Días después, aún persistían los recuerdos en su mente de aquella fatídica noche donde casi pierde su inocencia. Pero todo había sido por esa estúpida fotografía de Jimin. Por culpa de ese niñato, casi le ocurre algo horrible y así empezó a odiarlo; gracias a él, casi le pasa lo peor del mundo. Desde ese momento, juró hacerle la vida imposible a ese niño que casi arruina su vida. El rubio fue el blanco de sus golpes, de sus maltratos, y eso no sería todo.

Un día, mientras caminaba a su casa, observó a Jimin asistiendo a clases de ballet. ¿Acaso no podía hacer cosas de hombres? Quizás, si  Jimin fuera como cualquier hombre, no se hubiera fijado en él. Era por su apariencia femenina que le atraía. No era culpa de él, sino de Jimin, quien al parecer hacía que se sintiera atraído como si fuera una chica.

Semanas después, se lo encontró nuevamente. Esta vez, el rubio caminaba con un chico de unos años mayor que él. Caminaban amistosamente, y de repente, el chico se acercó a darle un beso en las carmesí mejillas. Eso lo enfadó, y al mirar al  chico dejarlo solo, decidió interceptarlo. Lo llevó a un callejón y lo golpeó. Ser gay era una enfermedad, y Jimin era quien la propagaba.

Pero ese día hubo un cambio. Jungkook empezaría a buscar algo más en Jimin, algo que le hiciera saciar sus deseos. Lo hacía cada vez que podía, hasta que un día terminó por robar la inocencia del pequeño rubio.