La casa del Dragon (MATT POV)

69. El Asunto.

No he dormido nada.

Estoy muy nervioso.

Ahora que sé que todo está donde debería me siento más nervioso, no hay vuelta atrás.

Lo que más me hace sentir ansiedad es que quiero que todo salga perfecto, que Milly no se de cuenta de la sorpresa y más importante que todo, quiero que ella acepte mi propuesta.

No he conseguido una cita privada en el museo más grande de París solo para que ella me diga que no.

Estoy tan cansado.

Salgo de la habitación de Paddy después de haber planeado toda la estrategia del "asunto" y me voy directo a mi habitación con Milly que está justo en el mismo piso.

Le he prohibido a Patrick salir del lugar, si Milly se los cruza en algún momento el plan está arruinado.

Al abrir la puerta y entrar en mi habitación veo a Milly dormida como un ángel.

Duerme casi desnuda, su cuerpo solo está cubierto por el mínimo pedazo de tela que me gusta llamar bragas y las sábanas apenas tocan su delicada y hermosa piel, su cabello rubio precioso está por doquier, duerme de cara hacia la almohada así que desde mi punto de vista veo su espalda llena de lunares completamente descubierta la sabana cubre solo una de sus piernas mientras que la otra está expuesta al igual que su trasero.

La vista perfecta.

Me quito la ropa al igual que ella quedando solo en boxers y me meto a la cama, es casi media mañana, las 9:05 am..

Necesito descansar, los ojos me pesan, rodeo a mi mujer con mis brazos y me acurruco con ella antes de quedarme  dormido.

...

Milly se mueve y enseguida me despierta, no abro los ojos aún pero siento su mirada sobre mi, se acerca más a mi cuerpo rodeandome con su brazos, me sube una pierna encima de una de las mías y siento su respiración cerca de mi pecho.

Me encanta esta mujer.

La rodeo con mis brazos para tenerla aún más cerca, abro los ojos y veo su cabello rubio, su piel se siente tan suave bajo mi tacto.

El día recién comienza y ya estoy de buen humor.

—Buenos días dormilona—hablo y ella levanta su rostro hacia mi y me mira con esos dos faros azules que iluminarían hasta la habitación más oscura.

—Buenos días señor—me derrite cuando me dice así.

Se acomoda para dejar su cara frente a la mía.

Se ve tan hermosa, me trae recuerdos de anoche.

—No vuelvo a darte alcohol—bromeo—Tuve que traerte en brazos anoche porque decidiste dormirte en el auto.

Sus mejillas se sonrojan, evidentemente no lo recordaba.

—Lo siento.

—Al menos descansaste ¿no?—acaricio su cabello suave que huele a coco, tocar su cabello me da paz.

Ella asiente.

—Te voy a compensar por lo de anoche—yo niego.

—No necesitas compensar nada.

No quiero que piense que me debe, Milly no me debe nada, todo lo que hago es porque la amo, nunca estoy esperando recibír nada a cambio mas que su amor.

Es más me alegra que ella haya podido descansar, así podrá disfrutar de todo lo que he preparado para ella hoy.

Me mira con los ojos más dulces que he visto jamás, me acaricia la mejilla.