Jules continúa su vida después de tantas complicaciones, pero una figura del pasado vuelve a interponerse en su camino... ¿logrará dejarla atrás? ¿O cerrará si ciclo de una vez por todas?
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"Red wine"
JULIETTA BLANCO -Atlanta, Georgia.
- entonces... ¿Lo perdonaste? - inquirió Angélica, mi terapeuta.
- así es - suspiré, repiqueteando mis dedos sobre mi regazo - ¿Crees que fué la opción correcta?
- éso sólo lo puedes saber tú, Julietta - respondió serenamente - ¿Qué sentiste cuando lo viste en el porche de la otra chica?
- sentí como una punzada fuerte en el pecho y unas inmensas ganas de llorar - la pelicastaña anotó algo en su libreta - estoy cansada de no creer en las personas correctas y dejarme llevar por las habladurías.
- ¿Entonces estás segura de que él te está diciendo la verdad acerca de todo lo que siente por tí?
- éso creo... Ha hecho muchas cosas para que funcionemos y... Sinceramente no puedo sentirme igual con nadie más.
- éso significa que formaste una clase de apego hacia él.
- tal vez... - bajé mi mirada.
- muy bien, Jules, es todo por hoy, debemos sumergirnos más en tus problemas de confianza - asentí y me levanté de mi asiento - te doy un consejo. Deja de sobre pensar las cosas, debes comenzar a ser un poco más egoísta con tus decisiones. Piensa en lo que será mejor para tí trascendentalmente.
- Gracias, señora Peterson - le otorgué una corta sonrisa.
- soy Angélica, Julietta. Ya hablamos de éso - susurró divertida, una corta risa se escapó de mis labios y sin más salí de la consulta.
[...]
Llegué a casa luego de la terapia del día de hoy, mi entrenamiento se había cancelado a tan sólo unas semanas de mi pelea final en la liga, me sentía abrumada.
Pero una gran parte de éste sentimiento se esfumó cuando entré a casa y el aroma a comida casera desperdigado en la cocina me recibió.
- lucesita, hola - papá dejó un beso en mi cabeza cuando me acerqué a él - ¿Cómo te fué en tu terapia?
- bien - suspiré y mordí el lado interior de mi mejilla bajando la vista - ¿Qué cocinas?
- pollo con papas rústicas.
- huele sorpresivamente bien - admití dejando que una corta sonrisa se escape de mis labios mientras me sentaba en la encimera.
