beautiful liar {Agent Whiskey}

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Confié en él. Confié en un idiota.

Y por confiar en ese idiota, ahora me encuentro sola en medio de una jodida fiesta vestida como una conejita playboy siendo devorada viva por los ojos de morbosos hambrientos de atención y chicas que desean arrancarme las lindas orejas de mi cabello por captar las miradas de sus novios. Sí, creo que debo cambiar de novio.

—Te prometo que llegaré pronto.—Giro mis ojos ante su décima promesa de la noche a través del teléfono y lo mando al diablo.

Creo que terminaré con él esta noche.

Me quedo en medio de un sofá esperando por ese canalla mirando mi teléfono con poco interés hasta que un extraño vaquero retro ha decidido dejar su mirada sobre mí por más tiempo del socialmente correcto. Debo admitir que me ha puesto nerviosa, el tipo no es feo y creo que lo sabe perfectamente. Aún así, ¿Quién se viste como un vaquero ochentero en pleno siglo veintiuno?. Tiene un rostro que es imperfectamete perfecto, tiene un singular bigote bien recortado y delineado además su nariz aguileña es extrañamente lo más atractivo de su rostro. No puedo dejar de pensar en él entre mis piernas. Ya acércate a mí, maldita sea.

—¿Cómo te llamas, preciosa? Soy Jack.—Esa voz está haciendo que mi ropa interior se estropee.—Hermosa, ¿Quieres saber que se siente estar con un verdadero vaquero?.—Se encuentra muy concentrado en su personaje. Bien, acepto montar al vaquero.

La suerte corre de nuestro lado, la habitación del anfitrión se encuentra limpia y disponible para el uso que estamos dispuestos a darle. Su bigote me hace cosquillas en el cuello antes de subir y degustar mis labios con fervor. Sus labios son deliciosos, carnosos y cremosos, además de saber como utilizar la lengua a su conveniencias. Sus manos parecen saber exactamente a donde dirigirse como si tuviese un mapa de todas mis zonas erógenas. Eso lo vuelve tremendamente más sexy.

—Dios mío.¿Qué es esto?.—Abro los ojos con impresión al sentir un bulto sospechoso a la altura de sus bolsillos. Él ríe, dejándome completamente hipnotizada.

—Es mi látigo, dulzura. No te distraigas.—Sintiéndome como niña en dulcería, no sé si pueda concentrarme. Sigo recorriendo su cuerpo, tomo la iniciativa de retirar su chaqueta y sentir entre mis dedos la tersa piel de su pecho. Sonrío con picardía y busco la hebilla de su cinturón con cierto desespero teniendo solo como resultado volver a encontrarme con otra protuberancia entre sus pantalones.—Ese no es mi látigo, preciosa.

Demonios, como voy a disfrutar esto.

Se deshace de mi bonito leotardo sin cuidado alguno, abre mis piernas de par en par y sonríe con malícia antes de atacar con sutileza hundiendo su rostro entre mis pliegues. Delinea con su lengua cada centímetro teniendo especial atención en mi núcleo haciéndome sentir tan bendecida por hacer sido plantada en esta fiesta de disfraces.

—¿Estás lista, dulzura?.—Asiento algo atolondrada ante la imponente imagen que proyecta al despojarse de su propia ropa y acariciar su propia longitud con deseo. Dejo de pensar claro en cuanto siento su generosa punta hacerse entrada en mi cuerpo. Bendito seas, Jack Daniels.

—Oh dios.—Sus embestidas son pesadas pero extrañamente placenteras. ¿Cómo es que un sujeto con disfraz de vaquero de la vieja escuela folla tan bien?.—Jack.

Grita mi nombre tanto como quieras, chiquita. Quiero que todos los idiotas en esta fiesta sepan lo bien que la pasas conmigo.—Sus gruñidos en mi oído y esa manera de jadear entre palabras me ha puesto aún más caliente. Sus labios se pierden en mi cuello dejando ligeras cosquillas en mi piel ante el roce de su vello facial. Esto se siente como el puto paraíso.

Sus caderas chocan sin cuidado contra las mías y sisea en mi oído al compás de sus movimientos. No siento vergüenza en expresar lo bien que estamos pasándola. Nunca había estado un hombre tan seguro de sí mismo como él... y aunque sea terriblemente incorrecto, no me importa estar poniéndole los cachos a mi novio con él. Sus labios enfurecidos contra los míos disfrutan de cada sonido que emana mi garganta desde lo más profundo y solo hace que se esmere aún más en su trabajo por mantenerme satisfecha.

—Correte conmigo, preciosa.—Sus movimientos se han vuelto más pesados y sisea con deseo al sentirnos tan cerca de tocar la gloria. Su cuerpo se relaja al tiempo exacto para sentir su elixir derramarse en mi interior arruinándome por completo.

Él ha salido de la habitación antes, asegurándose de no tener miradas indiscretas sobre ambos, dándome el tiempo de reacomodar mi leotardo tratando de hacerle ver lo más decente posible aunque eso es casi imposible tomando en cuenta que la colita de algodón se ha despegado un poco de la tela y las orejitas se han doblado un poco.

—¿Dónde está Jack?.—Pregunto con discreción al anfitrión de esta fiesta.

—¿Quien es Jack?

—Jack Daniels, el vaquero ochentero. Alto y buenísimo.

—No conozco a ningún Jack.—Maldito hijo de puta. ¿Me follé a un completo desconocido?

Debí saber que solo es un hermoso mentiroso que me ha dado el mejor sexo de mi vida.

𝔻𝕀𝕃𝔽 𝕀𝕀 {Pedro Pascal One Shots} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora