illicit affairs {Dave York}

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"Me mostraste colores que sabes que no puedo ver con nadie más."

Sé que esto está mal.

No debería permitir que mi dignidad sea ultrajada de esta manera dejando que aquel hombre me tenga en sus brazos solo para después pretender que nada ha pasado en las cuatro paredes de su habitación compartida. Debería marcar un límite y no volver a caer en el mismo lugar del que soy victima desde hace nueve meses pero cada vez que sus ojos se posan sobre los míos es como si fuese víctima de un infalible hechizo inquebrantable que me tiene a su merced cada vez que lo necesita.

Empezó de una manera sutil, solo con ligeros toques en mis manos cuando recibía el monto exacto de mi cuota por cuidar de sus pequeñas cada noche que pasaría fuera de casa con la mujer que hace llamar su esposa solo para seguir con aquel juego peligroso tocando mi cintura al despedirse, besar mi mejilla fingiendo una despedida fraterna y finalmente terminar en su habitación cometiendo actos ilícitos de los cuales sigo cometiendo una y otra vez.

Lo qué pasó una primera vez pasó a convertirse en una oscura rutina donde el placer era el predominante de todo. Comenzar a verle en horas no habituales en un estacionamiento del centro comercial para escapar juntos a las conocidas habitaciones de hoteles a las afueras de la ciudad, regresar a casa con las mejillas sonrojadas fingiendo que simplemente el calor del ambiente me tiene algo fastidiada y que en un par de horas estaré mejor. Pequeñas mentiras que están matando mi espíritu una y otra vez sin descanso esperando por convertirme en un puñado de cenizas listo para desvanecerse y nunca más volver.

Solo somos nosotros, no hay más.—Su embriagante perfume se ha convertido en una terrible droga de la cual me he convertido en adicta y sigue haciendo su efecto embriagante sobre mi cada vez un poco más.

¿Cómo seguir con esto cuando ni siquiera puedo ser libre de contarle a alguien sobre todo el amor y la culpa que se acumula en mi pecho?, ¿Cómo confesar todo lo vivido sin ser tomada como una rompehogares?

No puedo seguir con esto... Pero tampoco puedo dejarlo porque siento morirme cada vez que no estoy a su lado. Dave York, ¿Que has hecho conmigo?

Aqui estoy de nuevo. Esperando por su llegada en el mismo estacionamiento vistiendo una enorme sudadera sobre el bonito vestido blanco que tanto le gusta quitar de mi cuerpo y usando la capucha de la misma evitando ser reconocida por algún curioso del área hasta que el brillante auto negro de Dave dobla en la esquina haciendo una sutil señal con las luces del mismo avisandone que es hora de irnos.

Los caminos siempre son silenciosos porque la tensión sexual es más fuerte que nosotros... esta vez no hay tensión sexual, solo un silencio muy cómodo. Tanto que debo admitir me deja algo intranquila.

—¿Pasarás la noche conmigo, cierto? No habrá nadie en casa por el fin de semana.

—Le mandaré un mensaje a mamá... Con suerte puedo sostener la mentira hasta mañana.

Sonríe con complicidad antes de besar el dorso de mi mano sin molestarse en dejar de mirar el camino frente a nosotros. Es tan hermoso que me duele, pero no tanto como ser su secreto.

—¿Dónde están las niñas?

—Durmiendo con mi madre y Carol ha salido de la ciudad por asuntos familiares. Estaremos bien.

Sin perder ni un solo segundo sus brazos me rodean con firmeza y carga a cuestas conmigo con el único objetivo de darnos placer en su habitación marital importando poco que aquel sitio alberga los sueños de su esposa todas las noches. El sentir culpa comienza a ser un pensamiento difuso cuando sus labios atacan con suavidad mi cuello.

Sus manos son el cielo cuando toca mi  cintura al descubierto, su mirada se oscurece cuando mis manos desabrochan con destreza los botones de su fina camisa y sé que se volverá un amante excepcional cuando desata el sostén a conjunto que uso solo por él.

—Eres tan hermosa. Recuéstate en la cama, estaré contigo en un minuto.

Tiemblo con nerviosismo al tocar las suaves sábanas que no me son ajenas pero si me hacen sentir como una completa intrusa.

—Hey, ¿Está todo bien?.—No puedo contestar, no cuando sus labios ya se encuentran sobre los míos y suavemente se posa sobre mi cuerpo dispuesto a saciarnos hasta el cansancio.

Su toque es suave sobre la piel de mis  curvas, la punta de sus dedos toca con destreza la sensible y húmeda piel de mi centro arrancando de mi pecho suaves suspiros cargados del placer que me hace sentir. Es delirante, como si el cielo se abriera frente a mis ojos y me mostrara el eterno descanso.

Mi mente deja de pensar en el mismo instante en el que mis piernas se posan a horcajadas en su regazo y mi cordura se pierde cuando mis labios muerden con sutileza su piel y sus gruñidos llegan a mis oídos sintiendo la presión de sus dedos en mis caderas. Su piel huele divino, embriagandome por completo haciendo que todo esté en un segundo plano... Ahora solo somos él y yo.

El vaivén de sus caderas mientras me hace suya me hace saber que le pertenezco, sus gruñidos y suaves gemidos me hacen sentir poderosa al saber que soy yo quien tiene ese efecto sobre él... Pero el golpe de realidad llega pronto, cuando el extasis llega y la adrenalina desaparece.

—Te amo.—Mis palabras le han dejado helado. No dice nada, solo suspira y abraza mi cuerpo con la suficiente fuerza como para no dejarme ir.—Me has convertido en un desastre. Mirame, estoy acostada en el sitio donde duerme tu esposa.

Voy a divorciarme.—Confiesa.—Pero no por ti. Eres una niña, no puedo apagar tu juventud.—¿Cómo debería sentirme ante dicha confesión?

No me llames niña, Dave. Ha quedado muy claro que no piensas eso de mí desde la primera vez que me tuviste entre tus sábanas.

Pero aunque ha arruinado para siempre mi vida, él siempre seguirá siendo el mismo error que podría cometer miles de veces.

Sólo él.

𝔻𝕀𝕃𝔽 𝕀𝕀 {Pedro Pascal One Shots} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora