Todos describen la maternidad como algo hermoso cuya recompensa es una de las más valiosas que se puede tener ya que suele ser eterna, mencionan que las mujeres se vuelven hermosas y el brillo del amor incondicional les hace verse más guapas y deseables que en etapas de la vida diferentes. Toman el trabajo de parto como un proceso catártico donde tu viejo ser muere y renaces junto a aquella pequeña criatura que conocerá el mundo por primera vez. Todo parece ser maravilloso... pero no lo es. Aunque todos piensen lo contrario, estoy viviendo la etapa más extraña de mi vida.
Cuando me he enterado de este embarazo lo primero que pude sentir fue el miedo recorrer mi cuerpo hasta la punta de mis pies. Lloré por horas sentada en el piso de mi baño hasta que Pedro me ha encontrado y se dedico a consolar mi confundido corazón por horas... o eso trató ya que él se ha echado a llorar en cuanto ha caído en cuenta que está próximo a estrenarse en la rama de la Paternidad por eso mismo me ha llevado en medio de la noche a su consultorio para comenzar cuanto antes con mi control prenatal.
-Ven, tomaré un ultrasonido.-Parece ansioso mientras prepara su equipo de trabajo, puedo notarlo por la manera en la que ha escrito mi nombre en aquella pantalla.-Bien. Colócate en la orilla de la camilla y abre las piernas, preciosa.
En otras situaciones tal vez reiría como demente y diría algún chiste sucio pero en esta ocasión me parece inapropiado hacerlo por lo que solo guardo silencio y observo la pantalla frente a mí pretendiendo que entiendo perfectamente la tormenta blanco y negro que muestra.
-Aquí estás, pequeñín.-Murmura con emoción al tener la imagen de una pequeña mancha seguida de una burbuja pequeña.-¿Ves ese pequeño frijolito en la pantalla? Es nuestro bebé... siete semanas. Escuchemos su corazón.
Observo con detalle el ceño fruncido de mi pareja, quien muerde su labio con delicadeza mientras sigue prestando entera atención al aparato frente a él. Me mira sonriendo y con un solo clic comenzamos a escuchar un pequeño trenecito veloz. Uno, dos, tres... varios golpeteos nos dan aviso de la nueva vida que hemos creado.
-Nos fuimos a Chile siendo dos, y regresamos siendo tres.
Tener como pareja y padre de mi futuro bebé a un Ginecólogo parece tener sus ventajas, aunque suene gracioso me alegra saber que el hombre que ha puesto un pequeño ser en mi vientre será el mismo que le traerá sano y a salvo a este mundo.
Cada día, semana y trimestre de este embarazo nos ha resultado el proceso más fascinante y agotador que pudimos haber vivido juntos; a pesar de ver embarazadas a diario y traer al mundo tres bebés al día, el ver crecer a nuestro pequeño tesoro es hermoso. Pedro se encarga de cumplir mis extraños antojos y ha soportado como campeón verme comer a diario fresas con crema y refresco de cereza como si mi vida dependiera de ello, escucha con atención cada queja que tengo al respecto de todos y cada uno de los cambios en mi cuerpo y se toma el tiempo de explicarme el porque de ellos y finalizar alabando mi belleza con un par de mimos y besos en mi cabello.
Cada noche al llegar a casa después de un día largo realmente agotador se dedica a hablar por horas con mi vientre y buscar los latidos de aquel pequeño bebé con un doppler portátil que ha comprado exclusivamente para mí para finalmente dedicarnos a escuchar una hora entera el corazón que hemos creado con tanto amor.
-¿Has pensado en nombres?.-Pregunta con una sonrisa enorme en sus labios. Cierto, debemos darle un nombre a esta pequeña.
-Aún es muy pronto para ello, ¿No lo crees?.
-Estamos a dos semanas de conocerla, cariño. El tiempo va muy a prisa y en cuanto menos lo esperes estaremos en la sala de partos. Podría nacer hoy mismo si ella lo desea.
-Me asusta pensar en ello. No sé nada sobre bebés, ¿Cómo sabré que entré en trabajo de parto?
-Créeme, lo sabrás.-Murmura con diversión antes de besar mi cabello y disponerse a dormir.
No debimos mantener esa conversación porque dos horas después de aquella charla, he tenido los calambres más impresionantes que he llegado a sentir. Puedo sentir como mi vientre se tensa con fuerza quitándome el aliento por segundos. ¿Ahora que sigue?.
-Pedro, despierta. Algo no anda bien, toca mi vientre.-Murmuro jadeante ante la aparición del dolor en mi vientre.-¿Qué demonios es esto?.
-Son contracciones. Espera un momento, iré por un par de guantes.-Puedo ver cierto nerviosismo en su rostro cuando regresa a nuestra habitación con un par de guantes y un gel lubricante.-Te realizaré un tacto, ¿Puedes ayudarme separando tus rodillas?.-Me encantan sus dedos... pero en este momento estoy odiando cada centímetro de ellos.-Tienes cuatro centímetros de dilatación, ya es hora de tener a esta bebé.
El hospital en el cual Pedro presta constantemente sus servicios parece estar listo para recibir al primer hijo de su médico estrella. Un equipo de enfermeras se han encargado de prepárame con todo tipo de catéteres y cables necesarios para monitorearme, un anestesiólogo se ha encargado de la maravillosa droga que inhibe el dolor que estaba volviéndose insoportable.
La sala de partos está lista solo para nosotros, hay un amplio equipo de trabajo atentos a cada indicación del hombre vestido con traje quirurgico negro y un singular gorro de Star Wars entre mis piernas.
-Doctor Balmaceda, estamos listos para comenzar.-Asiente y me sonríe con emoción a través del cubrebocas que oculta la mitad de su rostro.
-Cariño, necesito que en la próxima contracción comiences a pujar, ¿De acuerdo?.-Asiento y sujeto con fuerza las abrazaderas de la cama antes de comenzar a ejercer presión en mi abdomen. Se siente como ir al baño en plena crisis de estreñimiento.-Lo estás haciendo fenomenal. ¿Pueden pasarme un par de gasas más?
-¿Necesita tijera?
-Aún no, te daré el aviso para ello.-Comenta con decisión. Me encanta verle en su serio papel de doctor pero estoy comenzando a resentir su ausencia a mi lado. ¿No podemos cambiar de opinión y hacer que el sujete mi mano?.-Puja otros diez segundos, preciosa. Ya puedo ver su cabeza.
-Voy a asesinarte.-Mascullo con cansancio al sentir otra contracción aproximarse. ¿Porque permití que me embarazara?
-Puedes hacerlo después, ahora te necesito aquí. Tendré que realizar un corte pequeño para permitir la salida de la bebé, solo sentirás una pequeña molestia.-Una de las enfermeras a cargo de la sala se acerca a mí ofreciéndome una sonrisa a través de sus ojos y seca mi frente con cariño con una compresa seca.-¡Un último empujón princesa!
Mi cuerpo se relaja al mismo instante en el que el llanto más bonito que es escuchado se hace presente en la habitación. Las lágrimas corren de los ojos del amor de mi vida mientras sostiene con orgullo a aquella pequeña criatura que recién hizo su aparición en el mundo, deja su pequeño cuerpo entre mis brazos y decide romper por un momento el protocolo para dejar un pequeño pero sincero beso en mi frente aunque sus labios aún estén cubiertos.
-Lo hiciste de maravilla, amor mío. Bienvenida al mundo, Addie.
Addison Balmaceda, eres la bebé más hermosa y esperada. Mamá y papá cuidarán de ti con su vida entera.
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𝔻𝕀𝕃𝔽 𝕀𝕀 {Pedro Pascal One Shots}
FanfictionDILF II {Pedro Pascal One Shots}. Segundo Libro. -Infinitas gracias a @Jennie6359, sin ayuda de ella los OS no hubiesen regresado. NO SE PERMITE ADAPTACIONES NI INSPIRACIONES.