sabrina {Joel Miller}

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Después de la tormenta siempre llega la calma y Joel lo sabe a la perfección aunque la sensación de desasosiego nunca se fue del todo. Vivir junto a Avery pareció un sueño lejano por mucho tiempo a pesar de la permanencia mutua porque la tranquilidad nunca fue una característica que pudiese describirles. Esta vez todo parece diferente, finalmente se sienten capaces de ser aquellas versiones de sí mismos que estaban dispuestos a amarse con locura después de casi dos década llena de sufrimiento pero algo les faltaba para sentirse completos.

—¡Joel!.—La ansiosa voz de aquella mujer no puede evitar poner nervioso al peliblanco, quien se acerca a la entrada de la cálida cabaña dispuesto a enfrentarse con cualquier adversidad que pusiera en peligro la vida de su compañera pero solo le toma tres segundos darse cuenta que Avery está perfecta y no viene sola. Una pequeña bebé que no parecía tener más de dos meses de vida sollozaba con suavidad en su pecho ansiosa por un poco de calor.

—¿Y esa bebé? Avery, ¿De dónde la tomaste?

—La encontré en el ala derecha de la comuna cuando regresaba de la vigilia. Estaba debajo de tres cartones y lloraba mucho, está helando y una tormenta se aproxima no podía dejarla ahí.

—Tenemos que regresarla o nos meteremos en problemas.

—No había nadie alrededor, ¿Cómo voy a encontrar a su familia antes de una tormenta, Joel?

—Pero...

—Cuidaré de ella solo esta noche, lo prometo. Mañana buscaré a su familia.

El recuerdo de él mismo a una edad temprana sosteniendo a su propia hija fue lo suficiente como para aceptar aquel trato. ¿Cómo podría negarle a su mujer la temporal dicha de la maternidad después de todo lo vivido?

Ambos adultos se las ingeniaron para cubrir todas y cada una de las necesidades más básicas de aquella pequeña a pesar de su falta de práctica en el ámbito parental pero no podían evitar sentir cierto calor en su pecho ante la sensación de familiaridad y esperanza porque aquello solo reafirmaba su creciente deseo por convertirse en una familia a pesar de los múltiples intentos fallidos.

—Eres tan bonita, bebita. Mira esas mejillas tan gorditas, eres un encanto.—La rubia lucía un brillo que Joel difícilmente podría describir, tal vez porque nunca pudo notarlo.

En sus años juntos nunca tuvo la dicha de observar a su mujer de aquella manera, luciendo radiante arrullando a la pequeña criatura entre sus brazos con aquel espectacular brillo que solo demostraba profunda ternura. Avery era feliz después de tantos años llenos de tristeza y eso de alguna manera le hacia contagiarse de su dicha.

—Tommy ha accedido a prestarnos un moisés, creo que ahora sospecha que estás embarazada.

—Que gracioso. Cuando la encontré ahí en esas cajas lloré mucho. No entiendo como las personas pueden ser tan crueles. Recordé a mis hijos y no pude evitar imaginar que sería de ellos si nada de esto hubiese ocurrido.

—Es tan extraño, si la vida no hubiese tomado el rumbo que tomó probablemente sería abuelo. Las personas parecen no tener corazón a pesar de recibir una segunda oportunidad para vivir.

—¿Podemos adoptarla?

—No tenemos un espacio para ella. Aún es difícil mantenernos por nuestra cuenta.—¿Cómo podía decirle que no a su santo grial?.—Haremos un trato, buscaremos a su familia y hablaremos con los encargados del dispensario, nos encargaremos solo hasta que aparezcan sus padres.

Sabía que no necesitaba una respuesta verbal porque los ojos brillantes de su amada le han dejado en claro que su decisión fue la correcta.

Convivir con una pequeña bebé de dos meses de edad parecía aún más difícil de lo que ambos adultos pudiesen recordar pero parecían disfrutar de cada minuto en compañía de aquella pequeña criatura pretendiendo ser una familia.

Avery se encargaba cada día de brindarle calor y cariño dejando a Joel con la tarea de encontrar insumos para,  las ahora, dos mujeres de su vida y después de ello ambos dedicarse a buscar a los responsables de su dicha al final del día.

—¿Aún no hay noticias de los padres de Sabrina?.—Pregunta la mujer ante la llegada de aquel peliblanco como cada noche posterior a su periodo de búsqueda deseando secretamente poder seguir con aquella bebita un día más.

—Si, ven conmigo.

El pesado ruido de las botas chocar con la nieve distraían su mente de todos los posibles escenarios que podrían desarrollarse ante su encuentro con los progenitores de su pequeña alegría, formando en su cabeza discursos llenos de palabras altisonantes por haberle abandonado pero agradecida de haber encontrado un sentido a su vida por al menos un tiempo. La niña envuelta en su suéter parecía arrullarse ante en acelerado sonido de su corazón recordándole que todo era por ella y para ella.

Dentro del dispensario de la comuna solo habían dos personas y ninguna parecía ser lo suficientemente joven como para haber procreado a una bebé tan pequeña llevándola a preguntarse qué es lo que realmente ocurría.

—Avery, él es el padre Amorth. Se encarga del dispensario de la comuna y alberga a sujetos sin hogar. Hemos estado trabajando juntos para encontrar a los padres de Sabrina.

—Temo decir que no hemos tenido éxito, a pesar de los grupos de búsqueda y monitorizar los alrededores todo parece indicar que las personas que han dejado a Sabrina en abandono decidieron marcharse y no regresar. Hemos estado discutiendo qué hacer en este caso... creemos que lo mejor es que Sabrina crezca con dos personas que le brinden un hogar. Joel y tú parecen ser los candidatos perfectos.

Aquel hombre supo de inmediato que su decisión fue la correcta cuando el rostro de su compañera de vida se ha iluminado y solloza con fuerza ante el abrazo que le brinda a aquel pequeño cuerpo sollozante de felicidad.

El deseo de Avery finalmente está completo y él no puede evitar sentirse pleno y dichoso a pesar del reto que esto conlleva.

—¿Ahora es nuestra hija, Joel?

—Bienvenida, Sabrina Miller.





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OS fourth of july universe.

𝔻𝕀𝕃𝔽 𝕀𝕀 {Pedro Pascal One Shots} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora