peace {Joel Miller}

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"El diablo está en los detalles, pero tienes una amiga en mí. ¿Sería suficiente si nunca pudiera darte paz?".

Volver a encontrarnos en menos de una tempestad fue traer un poco de calma a nuestra vida. Sentir la seguridad de sus brazos y su calidez a mi alrededor fue encontrar el santo grial en medio del desastre. Joel me da la paz que por años necesité, pero yo no puedo darle la misma paz a él.

Siempre ha sido un hombre muy complejo, pero me es tan sencillo amarlo que a veces me aterra. ¿Cómo se puede sentir tanto amor después de tanto dolor vivido?. Y eso me duele.

Yo no puedo darle lo que necesita.

A veces me pregunto si soy suficiente para él. Si mi amor ha ayudado a sanar un poco su alma torturada. Pero todos mis besos, caricias y dedicación nunca podrán sustituir la oscura tristeza que ha llevado su corazón por más de veinte años.

—¿Qué sucede?.—Su nariz roza con cuidado mi cabellera antes de dejar dos pequeños besos en mi coronilla.

—¿Dormiste bien?.—Evado su pregunta y giro mi cuerpo hacia él buscando la calidez de su cuerpo. Sonrío al sentir sus labios buscar los míos y suspiro gustosa al sentir sus curiosas manos en mi piel. Sin tan solo pudiera darte todo, Joel.

Cada día a su lado es una joya. Su lealtad, amor y pasión son evidentes y el sentirme nuevamente amada me hacen sentirme como una mujer nueva.

El cambio le ha sentado de maravilla. Todos estos años en Boston donde su frío y cruel carácter se forjó parece estar quedando atrás. Es reconfortante verle esforzarse día a día para adaptarse a una nueva realidad, un nuevo comienzo que nos ha permitido vivir en armonía en una realidad parecida a la existente antes del desastre.

Es un deleite verle todos los días trabajar en sus propios proyectos en el viejo taller de su hermano. Ver sus manos trabajar con madera día a día para darle una segunda vida a aquello que se creía perdido, su concentración en cada detalle. El diablo está en los detalles, suele repetirme día tras día tras sus largas jornadas laborales.

Sé que su sueño es tener una pequeña granja que nos permita vivir de ella. Tener un granero, muchos animales y observarlos por horas cada mañana con una taza de café en mano es de sus deseos mejor guardados pero lo ha dejado de lado con tal de darnos una mejor vida.

Siempre has procurado que tenga una buena vida a pesar de las deplorables circunstancias, Joel.

A veces me pregunto si su rutina es suficiente. Me da temor pensar en que la monotonía le ha colmado la paciencia y algún día se despertará deseando una nueva aventura y dejará todo atrás, incluyéndome.

—¿En que tanto piensas?.—Joel es un excelente detector de momentos tristes, tengo la teoría de que simplemente se ha hecho bueno en ello basándose en su mismo sufrimiento... Trato de no pensarlo mucho porque eso solo logra angustiarme.

—Nada. Pensaba en salir un rato y caminar a los alrededores. ¿Quieres venir conmigo?

Salir de la comuna de Jackson suele ser peligroso, pero junto a Joel nada me parece aterrador o arriesgado. La seguridad que me da es enorme, per sé que no es ni la mitad de lo que podría brindarle.

—Algo sucede, cariño ¿Puedes decirme que pasa?

—Quiero darte todo de mi. Te he dado todo lo que tengo desde hace años, pero aún no sé si te hago feliz... o si te brindo algo de paz. Te daría todos mis días y mis noches, te daría un hijo si me lo pidieses. Lo que sea, con tal de encontrar tu paz.

Su silencio es profundo pero no incómodo. Parece reflexivo, su rostro es serio pero sus ojos se han suavizado dejando caer la fría muralla que por años le ha mantenido firme finalmente dejándome ver al hombre del cual me enamoré hace años

—No sé si algún día llegue a tenerla, pero nunca se tratará de ti. Eres más que suficiente y siempre te lo voy a agradecer.

Aunque existan peligros inminentes, rocas en la vereda y miles de minas en el campo, siempre estaremos el uno para el otro. Solo espero que eso no cambie al paso del tiempo, y que esta relación se agriete como lo hizo una vez hace años.








Su mirada se encuentra perdida en el horizonte, observando con detalle el largo campo bien cuidado que yace en nuestro patio trasero. Admira con orgullo el granero que ha construido hace pocos días y sé que está haciendo un conteo rápido de los animales granjeros que viven en nuestro hogar. Mece con cuidado a la bebé que duerme plácida entre sus brazos y no permite que aquella pequeña mano suelte su índice. Me mira con calma, sin decir mucho solo me dedica una sonrisa y se inclina un poco para recibir mis labios de forma gustosa sobre los suyos.

Y entonces lo entiendo.

Él ya ha encontrado su paz.

𝔻𝕀𝕃𝔽 𝕀𝕀 {Pedro Pascal One Shots} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora