the winner {Pedro Pascal}

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No puedo evitar sentir gracia ante el discreto estado inconveniente de mi novio. Tras varias categorías perdidas durante la exhaustiva temporada de premios él ha tomado la consciente decisión de solo asistir a las mismas solo por la cena gratis y el alcohol ilimitado por lo que nunca pensó que tendría que subirse a un escenario una vez empezadas sus copas.

Su rostro feliz y ligeramente sonrojado lo es todo. Sostiene con orgullo y nerviosismo la estatuilla sin poder creerse merecedor de ella... Tú mereces todo, Pedro.

—Antes de que me de un ataque de pánico aqui arriba, debo darle las gracias a la maravillosa mujer que comparte su vida conmigo y ha sido una pieza clave en todos y cada uno de mis proyecto. Te amo, esperame despierta cariño.

Lo merece todo y aunque quisiera con todo mi corazón dárselo mis recursos no son lo suficiente. Algo se me ocurrirá.

Escojo con determinación las botellas que terminarán por embriagar a mi amado, la docena de conjuntos que he adquirido solo para él a lo largo del tiempo me hacen tener una pequeña disputa en mi cabeza, ¿Y si solo lo recibo desnuda?... No, sicquiero que esto dure lo suficiente como para dejarle en knock out por un par de días debo cuidar cada mínimo detalle.

Me ha mensajeado un par de veces durante esta noche, me ha mencionado lo feliz que se encuentra y como su ansiedad solo hace que desee volver a casa conmigo lamentando un poco el hecho de haber decidido quedarme en casa... O era así hasta que un par de cortos tiktoks me muestras su discreto coqueteo con una entrevistadora.

Su anhelado premio se ha convertido en uno de sus peores castigos.

—Dulzura, estoy en casa.—Su atropellada voz me hace saber que esta contento y un poco más alcoholizado de lo que pensé pero eso no será impedimento para mis planes.

—En la cocina, cariño.

Me mira como si fuese su santo grial y no puedo evitar sentirme poderosa por ello. Su mirada no se ha despegado ni un solo segundo en la forma que mi albornoz de satin se encarga de revelar la fina lencería en tono rosa pastel que cubre los rincones más sensibles de mi cuerpo... Curiosamente, sus partes favoritas.

—¿Quiere un poco de vino, señor Pascal?

—¿Todo esto es mío?.—La emoción en su rostro conecta con su mirada lasciva completamente oscurecida. Te tengo.

Solo para mi ganador.

Sus labios no esperan nada en atacar los mios con ferocidad encarcelando mi cuerpo sobre el desayunador, dandose el tiempo de retirar su fina camisa en tiempo récord. Sus manos se deshacen con firmeza de mi albornoz y toma mis glúteos con fuerza solo para recostar mi cuerpo sobre aquella barra y divertirse un rato acariciando mis húmedos pliegues sobre la fina tela empapada de mis bragas para finalmente romperles y llenar sus dedos con mi elixir.

—Te necesito tanto. No tienes idea de lo difícil que es conducir a casa con una maldita erección.

—Yo puedo arreglarlo.—Realmente no voy a hacerlo.—Llévame a nuestra habitación.

Obedece sin pensarlo dos veces. Como si de un orangután se tratase me arroja sobre la cama y se encarga de deshacerse por su cuenta de sus propios zapatos y pantalones usando únicamente un par de boxers bien ceñidos a su masculinidad. Sus labios corren con desespero la piel de mis pechos suspirando gustoso

—Este es tu premio, Pedro. Dejame consentirte y hagamos esto un poco más... Interesante.

Las finas esposas afelpadas y el antifaz que guardamos en secreto yacen sobre mi mesa de noche listas para cumplir una sola función.

—Tus manos, cielo. Al frente.—Aprisiono sus manos por encima de su cabeza dejando su cuerpo completamente expuesto, sin sentido y solo a mi merced. Justo como me gusta. Gruñe con crudeza al sentir mis uñas rasguñar su piel con cuidado y quitar de mi camino aquella incomoda pieza de tela dejando su masculinidad brillando frente a mí.

Verlo así, tan mío, es como admirar una pieza majestuosa de arte, cada centímetro de él debe ser alabada.

Mis manos acarician su miembro sin pena alguna deslizándose desde su base hasta la rosada punta que parece brillar ante la presencia de liquido preseminal salir de ella. Mis labios succionan con suavidad la punta haciendo que un sonoro gruñido salga de sus labios incitandome a ir mas allá tomandole con mi boca saboreando cada parte de él.

Su sabor es algo salado pero aun conserva ciertas notas de su loción corporal, sus gemidos se han vuelto musica en mis oidos y puedo escuchar su sorpresa ante el par de arcadas que he soltado ante su prominente tamaño.

—Estoy por correrme.—Y es entonces cuando me detengo, siendo este solo el inicio de su castigo.—¡¿Qué estás haciendo?!

—¿Crees que no me daría cuenta de como coqueteabas con esa mujer?.—Sisea de una forma agridulce al sujetar con cierta fuerza el prominente bulto.—Pensé que esos ojitos solo eran para mí.

—Por favor. No me hagas esto.

—Eres demasiado coqueto. ¿Pensabas que sería buena idea llevártela a la cama?.—Quito el antifaz de sus ojos, revelando su mirada llena de desespero.—¿Acaso ya no te gusto?

Deslizo mi humeda raja en su longitud haciendo que mis jugos cromen su falo con crudeza. Dirijo la punta de su miembro en mi entrada y me dejo caer con suavidad haciendo que me llene hasta el más alejado centímetro.

—Oh mena. ¿Cómo podría mirar a otra mujer si contigo lo tengo todo? Haces a mi polla tan feliz.

Me deshago de aquellas esposas satisfecha de su respuesta, haciendo que aquel hombre tome control de la situación y ahora sea yo quien se encuentra presa de él acorralando mi cuerpo contra el suyo y el colchón.

Puedo sentir su piel rebotando con crudeza en mi cuerpo creando sonidos obscenos que inundan la habitación moviendo sus caderas con destreza golpeando los puntos más sensibles de mi interior. Nuestros fluidos han hecho un desastre en las sábanas y puedo jurar que mis gritos ya han despertado a mas de uno en el vecindario.

El delicioso nudo en mi vientre anunciando mi orgasmo no tarda en aparecer, incitando a mi hombre a esmerarse en su arduo trabajo apretando con suavidad la piel de sus gluteos bien trabajados.

—¡No!.—Bufo con enfado ante su falta de movimiento, mirando coni tomaba un poco de aire y me mira pidiendo clemencia.

Ya no puedo más. Me dará un infarto, dulzura.

—Solo un poco, estoy tan cerca.

Toma una gran bocanada de aire antes de continuar con suaves movimiento que comienzan a intensificarse lo suficiente como para volver a hacer que toque el cielo con la punta de mis dedos. La rapida sensación de alivio llega al mismo tiempo que la calida sensación de su semilla derramandose dentro de mí.

Estuviste fantástico. Puedo decir que eres un ganador en todos los sentidos.

No tengo respuesta. Su cuerpo boca abajo yace a un lado del mio completamente quieto.

¿Lo asesiné teniendo sexo?. ¿Cómo voy a explicar eso en prisión?.

Un largo ronquido sale de sus labios anunciando que un largo sueño de al menos 13 horas sin interrupción. Dulces sueños, campeón.

𝔻𝕀𝕃𝔽 𝕀𝕀 {Pedro Pascal One Shots} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora